Pérdida de apetito y cáncer de mama metastásico o recurrente
Puede ser difícil predecir cómo te afectará el tratamiento en cuanto a tus ganas de comer. Todos los tratamientos para cáncer de mama metastásico o recurrente pueden afectar tu apetito. Entre otras cosas, se debe a que tus sentidos del olfato y del gusto pueden cambiar. Lo más conveniente es tener un plan de comidas flexible y saludable que te ayude a controlar las ansias y necesidades cambiantes de tu cuerpo.
Si no tienes hambre o estás inapetente durante mucho tiempo, consulta a un médico o a un nutricionista profesional que tenga experiencia en personas que reciben tratamiento contra el cáncer. La ingesta insuficiente de líquidos, proteínas y calorías puede contribuir a que sientas cansancio o fatiga.
Compartimos contigo algunas ideas para que pruebes a la hora de comer.
- Si tus comidas favoritas comienzan a desagradarte, prueba nuevos alimentos.
- Pídele a otra persona que cocine para ti. Si no toleras los olores típicos de cocinar, compra comidas preparadas en alguna tienda.
- Intenta comer alimentos fríos, ya que tienen menos olor.
- Enjuágate la boca con té, refresco de jengibre, agua salada o bicarbonato de sodio disuelto en agua antes de comer, a fin de limpiar las papilas gustativas.
- Chupa pedacitos de hielo entre bocado y bocado. Si te ha cambiado el sentido del gusto, el hielo puede ayudarte, ya que ayuda a adormecer las papilas gustativas.
- Come con frecuencia, en raciones pequeñas, en vez de comer un desayuno, un almuerzo y una cena tradicionales.
- No esperes a sentir hambre para comer. Trata de verlo así: comer es una parte necesaria del tratamiento.
- Considera la posibilidad de tomar un suplemento proteico líquido si tienes dificultades para obtener las proteínas y calorías necesarias.
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