La historia de IntoLight: Con esperanza para el futuro luego de una extensión del pronóstico

Una leve sombra bajo el brazo en la mamografía, fatiga y algo de dolor de espalda llevaron a IntoLight a enterarse de su inesperado diagnóstico de cáncer de mama metastásico.
 
IntoLIght

IntoLight forma parte de la comunidad de Breastcancer.org.

En mayo [de 2016], me diagnosticaron cáncer de mama en estadio IV, que había hecho metástasis en los huesos principales y el hígado. Antes de eso, siempre había sido muy prolija con las mamografías y no había sentido dolor ni otros síntomas, a excepción de la fatiga y el leve dolor de espalda que sentía luego estar sentada mucho tiempo en el escritorio. ¿Qué persona de sesenta y tres años no siente fatiga? Pero también me preguntaba por qué estaba tan fuera de forma de repente. Me costaba subir la colina para llegar a la oficina. En la mamografía de mayo no se había visto nada extraño, más que esa leve sombra bajo el brazo. Al día siguiente fui a que me hicieran la ecografía, y allí, la técnica en imágenes descubrió que un ganglio linfático estaba inflamado. Me hizo una biopsia de inmediato y conduje a casa por la transitada autopista de San Diego con una compresa de hielo bajo el brazo. Tres días después recibí una llamada telefónica en el trabajo, en la que me informaron que la prueba había arrojado un resultado positivo. Era cáncer. Mi esposo y yo trabajamos en la misma universidad, así que caminé temblando hasta donde estaba él y le dije que tenía cáncer y que nos teníamos que ir a casa. Eso fue lo único que le dije, pero era lo único que podía hacer. Desde ese momento, él ha sido mi pilar.

A la semana siguiente, mediante una exploración con TEP y una RM detectaron la dimensión de los distintos tumores que tenía, que habían hecho metástasis en todos los huesos principales (la columna, la clavícula, las costillas, el brazo derecho, las caderas, etc.) y la tiroides, así como ganglios linfáticos inflamados. Pero, por suerte, no encontraron nada en el cuello o la cabeza. Tampoco había bultos en las mamas, pero, como los resultados (positivo para receptores de estrógeno y progesterona, y negativo para HER2) coincidían con los valores del cáncer de mama, ese fue mi diagnóstico. El cirujano me derivó a una persona especializada en oncología/hematología, ya que él no podía ayudarme. De inmediato comencé una terapia dirigida con Ibrance y Femara, y me indicaron Zometa cada tres meses. Todo por indicación de alguien que tenía la misma edad que mi hija. Tolero bien la combinación. Los efectos secundarios principales son más fatiga, náuseas ocasionales y debilitamiento capilar. Después de la exploración con TEP a la que me sometí en enero, me informaron que se había resuelto TODA la metástasis, incluida la del hígado. Es maravilloso, y se lo atribuyo a mi increíble sistema de apoyo y a las plegarias. El médico no podía creer que el hígado también estuviera libre de metástasis. Sigue habiendo actividad en la linfa, así que continúo el tratamiento con Ibrance y Femara, ya que está funcionando. Luego de once ciclos, me está yendo bastante bien. Los valores de inmunidad son bajos, pero nada para tener miedo. Mi hija y mi nieta de dos años viven conmigo, y la [chiquita] trae a casa muchos virus de la guardería infantil, pero logro no contagiarme la mayoría de ellos con cuidado, usando una máscara cuando estamos juntas si ella está enferma e higienizando todo antes de tocarlo. ¡Hasta pude volar sola a Misuri y conocer a mi nieto recién nacido!

La única queja que tengo en este momento es la fatiga cada vez mayor que me dan los medicamentos, pero me siento afortunada por la prolongación de mi pronóstico. Planeo ver crecer a mis nietos, que (hasta ahora) son tres, y celebrar cincuenta años de casada en seis años.