La historia de Sunny: Tras enfermarse de cáncer de mama, una asiático-americana adoptada descubre sus antecedentes médicos familiares

Como fruto de una adopción interracial (fue adoptada por padres de una raza distinta de la suya), Sunny solía tenía dificultades con su identidad asiática y con cómo se percibía a sí misma.
 
Sunny headshot

Sunny forma parte de la comunidad de Breastcancer.org.

Como fruto de una adopción interracial (fue adoptada por padres de una raza distinta de la suya), Sunny solía tenía dificultades con su identidad asiática y con cómo se percibía a sí misma.

“Cuando me desarrollaba, tuve un caso extremo de lo que podría llamar disforia racial”, explica. “Lo que sientes por dentro no coincide con lo de afuera, con tu imagen”.

A medida que crecía y mientras atravesaba la pubertad, a Sunny le costaba aceptar su figura y tenía expectativas poco realistas de cómo debería lucir.

“Siempre tuve problemas para aceptarme tal como soy”, cuenta. “Era más corpulenta. Tenía pechos enormes para una mujer asiática... Y odio decirlo, porque es una muestra del grado de racismo internalizado. ¿Cómo se supone que debe ser el cuerpo de una persona asiática? Tenía muchas dificultades con eso”.

Después de tener un hijo y de amamantar, las mamas de Sunny se agrandaron aún más y, debido a su tamaño, casi pasó por alto el bulto que empezó a crecerle de un lado. Pero tras una prueba por imágenes y una biopsia, le diagnosticaron cáncer de mama. El diagnóstico la sorprendió.

“Creo que seguía aferrada a la suposición de que como soy asiática, eso no pasa. Se supone que somos saludables, eso es lo que sabía. No sabía nada de mí como persona de origen asiático”, dice.

Si bien las mujeres asiáticas presentan menos probabilidades de tener cáncer de mama que otros grupos raciales en los Estados Unidos, estadísticas recientes han demostrado que las tasas de cáncer de mama han aumentado a la mayor velocidad entre personas asiáticas y de las islas del Pacífico.

Durante el proceso de planificación del tratamiento, los médicos de Sunny le preguntaron por los antecedentes médicos de su familia. Como era adoptada, Sunny no tenía mucha información.

“En la comunidad de personas adoptadas, puede ser una experiencia muy humillante ir al médico en cualquier momento de la vida y tener que responder, cuando te preguntan por tus antecedentes de salud, que no sabes porque eres adoptada”, explica. “Pero el hecho de que no conozcas tus antecedentes médicos no significa que no existan. Esto es absolutamente aterrador cuando tenemos hijos, porque nos preguntamos: ’¿qué les estamos pasando?’ No lo sabemos”.

Sunny se puso en contacto con su familia biológica en Corea y decidió hacerse análisis genéticos. Descubrió que tenía antecedentes familiares de cáncer y aneurismas cerebrales.

“Es muy extraño haber esperado tanto tiempo para conocer mis antecedentes de salud y todo eso, y descubrir que no solo vivía aferrada a esta falsa suposición de que, como soy asiática, de alguna manera soy sana y resistente, sino que mis antecedentes médicos no son buenos”, describe.

Después de los análisis genéticos, Sunny se hizo una prueba de diagnóstico por imágenes del cerebro, la cual reveló que también padece un trastorno raro vinculado con un mayor riesgo de tener un accidente cerebrovascular o un derrame cerebral.

“Fue una situación muy compleja, porque tenía cáncer, pero también me descubrían estas bombas al mismo tiempo”, cuenta.

Con ese riesgo de accidente cerebrovascular o derrame cerebral, las opciones de Sunny para hacerse una reconstrucción mamaria después de su mastectomía doble eran limitadas, así que, finalmente, decidió colocarse implantes con expansores de tejido. La posibilidad de la reconstrucción se sentía como una oportunidad para que Sunny recobrara algo de control sobre el cuerpo y mejorara su forma de verse a sí misma.

“Cuando hablaba con el médico, él se dio cuenta de lo baja que era mi autoestima en relación con las mamas y su objetivo fue darme exactamente lo que yo quería”, recuerda. “Lo primero que hice cuando pude salir de casa fue comprarme un sostén sin breteles: nunca había podido usar uno de esos”.

Ahora que finalizó el tratamiento del cáncer activo, Sunny admite que se siente tentada a afirmar que la experiencia del cáncer llegó a su fin. Pero como le diagnosticaron un tipo de cáncer de mama positivo para receptores de hormonas, deberá recibir terapia hormonal durante al menos los próximos 5 años para reducir el riesgo de que el cáncer regrese. Incluso más allá de eso, señala que es difícil para una persona diagnosticada de cáncer decir que se terminó.

“No voy a restarle importancia al hecho de que la remisión es algo fantástico”, admite. “Pero queda eclipsada por la sensación constante de ansiedad y preocupación, como si tuviera que mirar por encima del hombro todo el tiempo”.

Y Sunny cree que admitir la verdad, y hablar sobre sus experiencias como hija adoptada, es una parte importante no solo de su recuperación, sino también una manera de ayudar a otras personas que enfrentan situaciones similares.

“Siempre fui alguien que quiere contar la verdad. Para mí, esa es la manera en que debemos relacionarnos. Así podemos lograr que las personas se acerquen: cuando mostramos nuestra disposición para hablar de temas incómodos”, afirma. “De esa manera, otras personas no se sentirán tan solas”.