La historia de Vicky: Una vida mejor luego del cáncer de mama (seno)
Vicky forma parte de la comunidad de Breastcancer.org.
“Tenemos que aceptar que no hay vuelta atrás”, dice Vicky, de sesenta y cuatro años, de Madison, Alabama, sobre la vida luego de un diagnóstico de cáncer de mama. “Es cuestión de limones o limonada”.
El diagnóstico de cáncer en ambas mamas que recibió Vicky en junio de 2016 fue como un balde de agua fría. Por sus antecedentes familiares, ella ya había decidido cuál sería su mayor riesgo de salud. Con una risa triste, recuerda responder a la noticia de su diagnóstico diciendo: “¡No es posible! ¡Me voy a morir de un accidente cerebrovascular!”. La enfermedad bilateral también sorprendió a sus médicos. Creían que tenía cáncer en una mama, pero la RM que se realizó luego de la biopsia inicial reveló una lesión, que también era cancerosa, en la otra mama.
El cáncer que le diagnosticaron a Vicky era positivo para receptores de estrógeno y progesterona, y para HER2. Le administraron infusiones regulares de dos medicamentos de quimioterapia junto con Herceptin (nombre genérico: trastuzumab), que ataca selectivamente las proteínas HER2 en los casos de cáncer positivos para HER2. Ahora toma Arimidex (nombre genérico: anastrozol), un inhibidor de la aromatasa que impide que el cuerpo produzca estrógeno y reduce el riesgo de que el cáncer regrese. Tomará Arimidex durante cinco años.
En la actualidad, Vicky, que trabaja con su esposo Richard en su empresa de consultoría y ha estado casada con él durante veinticinco años, se dedica a ver la vida con optimismo, desde la perspectiva “limonada” de la vida. “Quiero una vida próspera. Decidí que, de esta experiencia, iba a salir mejor de lo que entré, en todo sentido”, dice.
Para cumplir su meta de mantenerse libre de cáncer pero con un buen estado de salud, Vicky visita a un equipo holístico de especialistas que ayudó a crear su esposo. En él participan profesionales de los ámbitos de la cirugía, cirugía plástica, oncología, nutrición, fisioterapia y, además, quien le brinda consejería cristiana y su médico de cabecera.
Se somete regularmente a pruebas cardiovasculares de detección, ya que Herceptin puede afectar el corazón. Desde que terminó el tratamiento con Herceptin, “los resultados de las pruebas cardíacas han mejorado”, dice Vicky. También recibe una inyección de Prolia (nombre genérico: denosumab) dos veces al año, para reducir su riesgo de pérdida ósea, que puede ser un efecto secundario de los inhibidores de la aromatasa.
Ha trabajado para ponerse en forma y, desde el comienzo del tratamiento, ha bajado 53 libras (24 kilos). También se realiza controles de densidad ósea y trabaja con su especialista en ginecología para mantener su salud vaginal, ya que la disminución de los niveles de estrógeno puede afectar ambas cosas.
La reconstrucción mamaria con implantes de silicona luego de la mastectomía ayudó a levantarle el ánimo. “En la reconstrucción salió todo genial. Estoy fascinada. Lloré por la pérdida de las mamas, pero todo salió bien”, dice Vicky. Le atribuye el mérito del éxito a su cirujano: “Gracias a los procedimientos que me pidió que hiciera, la reconstrucción se ve realista. Por ejemplo, pasé semanas con los codos a los costados del cuerpo. ¡Mi esposo me cortaba la comida!”.
El compromiso de Vicky con la actividad física comenzó durante la quimioterapia, aunque admite que no era su plan inicial. Vicky recuerda con una sonrisa: “Recibí un correo electrónico de una persona allegada donde me decía que me tenía que mantener activa durante la quimio para sentirme mejor. En ese momento, acababa de terminar mi primer tratamiento, estaba en la cama lista para ver Hermanos a la obra en la tele todo el día. En mi cabeza, no tuve palabras lindas para esa persona que me escribió”. Pero pronto descubrió que mantenerse en movimiento durante la quimio la ayudaba a sentirse más en control de la situación.
Vicky es una integrante activa de la comunidad en línea de Breastcancer.org. “Si no fuera por ese grupo, no sería una paciente informada”, declara. Y continúa: “Tal como están las cosas, comparto información con la persona que me brinda cuidados oncológicos. Me volví una jardinera dedicada. Me enteré de que hay estudios que muestran que cultivar vegetales puede ser especialmente beneficioso para las personas que han tenido cáncer”.
También se siente muy agradecida por los buenos amigos y el sólido matrimonio que tiene: “Mis amigos se portaron maravillosamente durante el tratamiento. Y mi esposo... nunca faltó a una consulta. Dedicó su vida a ayudarme. Nuestro matrimonio está más fuerte ahora, no entendía del todo nuestro nivel de amor”.
Claro que hay momentos de duda o preocupación. Lógicamente, a Vicky le preocupa la recurrencia del cáncer y cómo eso podría afectar a sus seres queridos. Cuando ve a integrantes más jóvenes de la comunidad publicar mensajes en Breastcancer.org, Vicky no puede imaginar cómo podría haber lidiado con el cáncer a los treinta, cuarenta o, incluso, cincuenta años.
Pero, la mayor parte del tiempo, ella disfruta de la calma que ha encontrado y se considera “una persona más feliz. Puedo encontrar dicha en no hacer nada, algo que antes me habría vuelto loca”. Además, ha ganado confianza en la defensa de sus propios intereses: “Algo que publicaron en Breastcancer.org me quedó grabado: ‘Recuerda siempre que este es tu cuerpo. Las decisiones que se tomen se quedarán contigo’”.