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Maura Dickler: Hola, soy Maura Dickler, vicepresidenta del área de Investigación y Desarrollo Oncológicos de Fase Tardía de Eli Lilly. Soy oncóloga especializada en cáncer de mama, trabajé en Memorial Sloan Kettering durante 23 años y me uní al equipo de Eli Lilly en mayo de este año.
Estoy en el Simposio sobre Cáncer de Mama de San Antonio de 2018, y creo que este es mi 20.º año de asistencia. Me emociona ver los cambios y el crecimiento a lo largo de estos años. Es increíble.
Este año, hay varios resúmenes (abstracts) interesantes. Cuando pienso en nuevos tratamientos del cáncer de mama, suelo dividirlos en distintas clasificaciones. En términos de inmunoterapia en el cáncer de mama, habrá una actualización del estudio de atezolizumab, que fue un ensayo de abraxane o nab-paclitaxel con o sin atezolizumab en mujeres con cáncer de mama triple negativo metastásico. Este ensayo de primera línea se presentó este año por primera vez en la ESMO en Múnich y, a través de este, se demostró un beneficio respecto de la supervivencia global, en particular, en pacientes con tumores positivos en la prueba de PD-L1. Se prevé una actualización de estos resultados, y creo que la presentación actualizada se centrará más en los subtipos de biomarcadores inmunológicos para, en última instancia, identificar el subgrupo de pacientes que se beneficiaría más. Así que estoy ansiosa por ver la presentación.
En el caso del subtipo de enfermedad positiva para HER2, creo que la presentación más importante este año es la del ensayo KATHERINE. En este estudio se evalúa T-DM1 frente a trastuzumab en pacientes positivos para HER2 que ya recibieron quimioterapia neoadyuvante, pero que presentan enfermedad residual en el momento de la cirugía. Se aleatorizó a los pacientes con enfermedad residual para que continuaran el tratamiento con trastuzumab durante un año o para que cambiaran a T-DM1. Debo analizar los datos una vez presentados y ver cuántos pacientes recibieron tratamiento neoadyuvante con pertuzumab, y creo que no se continuó la administración de pertuzumab tras la cirugía, creo que se comparó T-DM1 frente a [trastuzumab]. Hubo un comunicado de prensa en el que se indicó que el beneficio (que es significativo en términos estadísticos) favorece a T-DM1, por lo que existe la posibilidad de que el resumen implique realizar cambios en la práctica clínica. Sin embargo, es importante saber quiénes recibieron tratamiento neoadyuvante con pertuzumab y, si este fármaco, al igual que en APHINITY, se siguió administrando durante un año de tratamiento, porque, de lo contrario, los médicos podrían elegir un abordaje terapéutico similar al de APHINITY frente al de KATHERINE. Habrá que ver y sopesar los riesgos y beneficios y cuáles son los efectos secundarios de estos tratamientos.
Asimismo, en el ámbito del cáncer positivo para HER2, hay una actualización del ensayo PHARE en el que se analizó la duración de trastuzumab, 6 meses frente a 12 meses, en una población de pacientes de menor riesgo. En el ensayo KATHERINE, se analizó una población de pacientes de alto riesgo que presentaron enfermedad residual después del tratamiento neoadyuvante. El ensayo PHARE fue un estudio adyuvante, y estoy ansiosa por ver los resultados.
Creo que la duración de la terapia con trastuzumab es importante, en especial, en mujeres que presentan una reducción de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo durante el tratamiento. Eso sucede a veces cuando las mujeres están recibiendo tratamiento contra HER2 y es necesario interrumpir el tratamiento con trastuzumab anticipadamente. Los datos que indican que 6 meses de tratamiento podrían ser suficientes suelen ser tranquilizadores para las mujeres que no pueden completar un año de tratamiento. En la actualidad, el estándar de atención es un año de tratamiento con trastuzumab.
También, se presentará una actualización del ensayo SOLAR. En este estudio, se evaluó alpelisib en combinación con fulvestrant en mujeres con cáncer de mama metastásico positivo para ER y negativo para HER2. El criterio de valoración principal del ensayo fue determinar si alpelisib aumentaba los beneficios de fulvestrant en una población de mujeres con una mutación del gen PIK3CA, aunque se trató a un grupo de pacientes más amplio, por lo que hubo resultados positivos y negativos para la mutación de PIK3CA. Sin embargo, el criterio de valoración principal aplicaba a la población con esta mutación. Este estudio también se presentó en la ESMO, y los resultados favorecieron la adición de alpelisib en la población positiva para la mutación. En San Antonio, veremos una actualización de esos datos y más análisis de subgrupos.
Por último, en cuanto a los inhibidores de CDK4/6, no hay resúmenes que planteen cambios en la práctica, pero sí hay algunos que resultan interesantes. Hay un estudio en el que se evalúa trilaciclib en combinación con gemcitabina y carboplatino en cáncer de mama metastásico triple negativo. En realidad, este es un ensayo distinto, porque no se evalúan los inhibidores de CDK4/6 en enfermedad metastásica positiva para ER y negativa para HER2 de la manera convencional. El fármaco se administra en combinación con quimioterapia con el objetivo de administrarlo primero a fin de retirar las células de la médula ósea del ciclo celular y así disminuir los efectos mielosupresores de la quimioterapia. Al parecer, según el resumen, el estudio fue beneficioso en términos de proteger los precursores mieloides y disminuir la neutropenia, y veremos los datos de resultados.
Hay un estudio del próximo ensayo MONARCH, en el que se evalúa abemaciclib en combinación con tamoxifeno, y como agente único en algunos grupos, lo cual resulta interesante.
Y también está el ensayo PALLET, en el que se evalúa palbociclib en combinación con letrozol como tratamiento neoadyuvante. Así que habrá varias presentaciones interesantes. En cuanto a cambios en la práctica clínica, creo que es probable que el ensayo KATHERINE sea el más relevante, pero ansío ver las actualizaciones de algunos de los ensayos de gran alcance que se presentaron por primera vez en la ESMO.
Nota de la editora: El 24 de mayo de 2019, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) aprobó el fármaco Piqray (nombre genérico: alpelisib) junto con Faslodex para tratar el cáncer de mama metastásico y en estadio avanzado que es positivo para receptores de hormonas y negativo para HER2, con una mutación del gen PIK3CA desarrollada tras el tratamiento con terapia hormonal en mujeres posmenopáusicas y en hombres.