Récord mundial de natación un año después de su tratamiento
En el podcast, Sarah explica lo siguiente:
- Mensaje del patrocinador
cómo encontró el bulto en la mama y qué hizo después de eso
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cómo habló con sus médicos sobre los tratamientos mientras planeaba su hazaña de cruzar el canal de la Mancha a nado
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lo que pensaba durante su hazaña de 54 horas y qué comió
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cómo la cambió el cáncer de mama
Crédito por la foto: James Musselwhite
En septiembre de 2019, la nadadora maratonista Sarah Thomas hizo algo que nadie había hecho antes: cruzar cuatro veces el canal de la Mancha sin detenerse. Y lo logró un año después de haber finalizado el tratamiento para el cáncer de mama en estadio II.
Sarah comenzó a tomar clases de natación cuando tenía un año. A los 10 años, ya era parte del equipo estable de natación. Compitió para la escuela secundaria y también fue parte del equipo de natación de la Universidad de Connecticut, donde estudió Ciencias Políticas y Periodismo. Se tomó un descanso de la natación mientras estudiaba para su maestría en la Universidad de Denver, pero, después de graduarse, se incorporó al equipo de natación de magísteres.
En agosto de 2017, Sarah nadó 168 km en el lago Champlain, la primera hazaña de natación en aguas abiertas de corriente neutra de más de 160 km y el récord mundial por la hazaña de natación más larga en aguas abiertas sin asistencia.
En noviembre de 2017, mientras planeaba su hazaña en el canal de la Mancha, le diagnosticaron cáncer de mama a los 35 años.
— Se actualizó por última vez el 17 de enero de 2023, 16:06
Jamie DePolo: Hola. Gracias por escuchar el podcast de Breastcancer.org. Nuestra invitada de hoy es la nadadora maratonista Sarah Thomas; seguro que algunos de ustedes ya la conocen. En septiembre de 2019, Sarah hizo algo que nadie había hecho antes. Cruzó cuatro veces el canal de la Mancha sin detenerse y lo hizo un año después de completar el tratamiento para el cáncer de mama en estadio II. Sarah comenzó a tomar clases de natación cuando tenía 1 año. A los 10 años, ya era parte del equipo estable. Compitió para la escuela secundaria y también fue parte del equipo de natación de la Universidad de Connecticut, donde estudió Ciencias Políticas y Periodismo.
Se tomó un descanso de la natación mientras estudiaba para su maestría en la Universidad de Denver, pero, luego de graduarse, se incorporó al equipo de natación de magísteres. En agosto de 2017, Sarah nadó 168 km en el lago Champlain, la primera hazaña de natación en aguas abiertas de corriente neutra de más de 160 km y el récord mundial por la hazaña de natación más larga en aguas abiertas sin asistencia. En noviembre de 2017, mientras planeaba su hazaña en el canal de la Mancha, le diagnosticaron cáncer de mama a los treinta y cinco años.
Hoy vamos a hablar con Sarah sobre su recorrido con el cáncer de mama y la hazaña que logró en el canal de la Mancha. Sarah, bienvenida al podcast.
Sarah Thomas: Hola, Gracias por invitarme.
Jamie DePolo: En el año 2017, ganaste un lugar entre los primeros nadadores de tu disciplina después de haber completado la hazaña del lago Champlain. Posteriormente, encontraste un bulto en la mama. ¿Podrías contarnos cómo fue que lo encontraste y qué hiciste después?
Sarah Thomas: Desde luego. Me estaba haciendo el autoexamen mensual de rutina, como nos dijeron toda la vida que hagamos, y ahí encontré el bulto. Lo ignoré por más tiempo del que debería haberlo hecho, con la esperanza de que desapareciera, cambiara o algo así. Pero no. Hablé con mi esposo, quien me dijo que me dejara de tonterías y pidiera una cita con el médico de inmediato. Eso hice. Fui a ver a mi médica de atención primaria. Quise tener una actitud relajada al respecto y le dije que tenía algo, pero que seguro no era nada. Me di cuenta rápidamente de que lo que vio no le gustó nada. Hablamos de mi historia clínica. Le conté que no había antecedentes de cáncer de mama en mi familia y que solo tenía treinta y cinco años. Pero me dijo que tenía que hacerme una mamografía de inmediato.
Me dio una derivación a un especialista y me dijo que aceptara la primera cita que me dieran, aunque no fuera en un consultorio cercano. Así que hice lo que me dijo. Pasaron algunas semanas hasta que pude efectivamente ver a una médica para hacerme la mamografía. Me la hice y me dijeron que también debía realizarme en ese mismo momento una ecografía. Luego, volvió la médica y me comentó que no le gustaba lo que veía y que creía que tenía que hacerme una biopsia allí mismo. Agregó que llevaba tiempo haciendo lo que hacía y que podía afirmar con seguridad que lo que yo tenía era cáncer de mama.
Jamie DePolo:¿Podrías contarnos brevemente qué emociones te despertó eso? Quiero decir, debe haber sido un impacto fuertísimo. Tenías treinta y cinco años, no había antecedentes en tu familia...
Sarah Thomas: Sí, definitivamente fue un impacto fuerte. Entré sola a hacerme la mamografía. Mi esposo se había ofrecido a acompañarme, pero creí que no me iban a decir nada definitivo en esa cita. Allí estaba, tumbada con el brazo arriba de la cabeza. Entró la médica y pronunció las palabras “Estoy segura de que tienes cáncer de mama”. Quedé como atontada. Estuve algo así como una hora intentando procesarlo. Ella fue muy gentil y respondió mis preguntas. Hablamos sobre los pasos que tenía que seguir y eso. Pero creo que, en ese momento, solo puedes dedicarte a procesarlo. Y fue recién cuando llamé a mi esposo luego de finalizada la cita que se lo dije y di rienda suelta a mis sentimientos. Estaba en el centro de Denver, un anochecer de noviembre. Estaba oscuro afuera y era hora pico. Estaba sentada en la camioneta pensando cómo decirle que era lo que creíamos que era y que era peor de lo que pensábamos.
Jamie DePolo: Y dijiste que no tenías antecedentes familiares de cáncer de mama. ¿Había habido algún cáncer de otro tipo en la familia?
Sarah Thomas: Nada que valga la pena tener en cuenta. Uno de mis abuelos había tenido cáncer de pulmón, pero había fumado toda la vida. Y cuando enumero mis antecedentes familiares, siempre dicen que ese no cuenta. Así que no, ningún antecedente real. Nos sorprendió a todos.
Jamie DePolo: Bien. Ahora, si entiendo bien, ya estabas planeando la hazaña de natación por el canal de la Mancha cuando te comunicaron el diagnóstico. Mientras hablabas con los médicos sobre los tratamientos, ¿tuviste que pensar que, quizás, algunos tratamientos o tipos de cirugía podían afectar tu capacidad para nadar o para recorrer largas distancias a nado? ¿Modificaste alguno de los tratamientos por eso?
Sarah Thomas: Definitivamente toqué el tema. Tuve suerte de tener una oncóloga cuyo esposo había nadado en el canal de la Mancha.
Jamie DePolo: ¡Vaya!
Sarah Thomas: Sí. Así que, ella entiende mi mentalidad, lo que significa eso y todo. Me siento profundamente afortunada de tenerla como oncóloga y de que haya comprendido lo que mi cuerpo necesitaba hacer. No cambiamos nada en relación con los tratamientos de quimio. Seguimos el protocolo estándar de AC+T. Hicimos eso primero.
Cuando llegó el momento de hablar sobre la mastectomía, tuvimos muchas charlas con la oncóloga y los cirujanos sobre cuál era la mejor táctica para satisfacer mis necesidades médicas sin desatender mi lado de nadadora. Todos estuvieron de acuerdo en que definitivamente tenía que realizarme una mastectomía del lado derecho y que no recomendaban una lumpectomía. Tenía dos tumores en la mama derecha y un ganglio linfático afectado, así que no querían hacer una lumpectomía.
Tuve esa charla difícil conmigo misma y con los médicos sobre si quería una mastectomía solo del lado derecho o de ambos lados, y cuáles eran mis opciones de reconstrucción. Mi esposo apoyaba fervientemente la idea de que me sometiera a una mastectomía y que me dejara el lado derecho plano, para no afectar ninguno de los grupos musculares en la reconstrucción.
Hice mucha introspección. Terminé decidiéndome por una reconstrucción tradicional con un expansor del tejido muscular bajo el pectoral con inserción posterior de implante. Tuve muchas conversaciones con el cirujano plástico sobre la manera en que eso podía afectar la práctica de natación más adelante, y él no sabía qué decirme. Obviamente, no había tratado a nadie con mis características, así que era divertido verle la cara mientras intentaba procesar exactamente lo que le iba pidiendo. Fue muy comprensivo y me apoyó muchísimo, así que fue lindo poder tener esas conversaciones honestas con él.
Jamie DePolo: Desde luego. Y si no te importa hablar sobre eso, ¿pensaste en algún momento en la reconstrucción autóloga; es decir, con tu propio tejido? Porque, en gran parte, esta técnica implica transferir músculo y, algunas veces, solo tejido de otra parte del cuerpo. Y eso también podría afectar tu capacidad para nadar o para recorrer distancias largas a nado.
Sarah Thomas: Sí. Definitivamente hablamos sobre eso. Y lo descartamos rápidamente, ya que no era una buena opción para mí, en términos de la duración de la recuperación y del efecto que iba a producir en mi cuerpo a largo plazo. Así que sí, lo hablamos pero la dejamos pasar sin demoras.
Jamie DePolo: Bien. Ya veo. Y mientras transitabas la quimioterapia y, luego, la cirugía y la reconstrucción, seguías nadando.
Sarah Thomas: Sí, todo lo que podía. Nadaba, en promedio, entre 3 a 4 veces por semana durante la quimioterapia. Fue una promesa que me había hecho, que iba a nadar todas las mañanas antes de la quimio. Siempre me tocaba los jueves. Iba al consultorio y me revisaban los signos vitales y me decían: “Sarah, estás sudando y la frecuencia cardíaca sigue alta”. Y yo les contestaba que acababa de salir de la piscina. Al principio se preguntaban qué hacía. Y, luego, mientras avanzábamos fueron entendiendo, y todo el equipo médico y oncológico me apoyó mucho.
No tuve muchos problemas durante la quimioterapia. Por supuesto, estaba fatigada, cansada y todas esas cosas maravillosas, pero, con el correr del tiempo, empezaron a sugerir que mi nivel de actividad quizás me estaba ayudando a soportar la quimioterapia un poco mejor que si no estuviera activa.
Jamie DePolo: Eso es lo que me preguntaba. No hay mucha investigación al respecto.
Sarah Thomas: Claro.
Jamie DePolo: Pero, intuitivamente, tiene sentido si lo piensas un minuto.
Sarah Thomas: Sí.
Jamie DePolo:¿Tuviste que reevaluar de alguna manera dónde nadar? Por lo que dices, nadabas en una piscina, aunque sé que eres una nadadora principalmente de aguas abiertas. Obviamente, si recibías quimioterapia, tu sistema inmunitario estaba debilitado, y en algunas de esas aguas abiertas puede haber bacterias y otras cosas que provocan infecciones. ¿Hablaron sobre ese tema o pensaron al respecto?
Sarah Thomas: Experimentamos. Mi quimioterapia comenzó en diciembre y terminó el 1.° de mayo. Entonces, quizás por suerte, durante mayoría de ese tiempo me vi obligada a nadar en una piscina cubierta.
Jamie DePolo: Bien.
Sarah Thomas: Simplemente porque vivimos en Denver, y hace bastante frío afuera como para nadar en aguas abiertas durante diciembre y enero. Pero, una vez que llegó abril, comencé a hablar con mi médica y le dije: “Bueno, llega la primavera. ¿Puedo nadar en el lago?” Y ella no tuvo ninguna objeción. Solo me pidieron que siempre espere 48 horas después de cada sesión de quimioterapia para meterme al agua, solo para asegurarnos de que el puerto hubiera sanado bien.
Jamie DePolo: Bien.
Sarah Thomas: Pero, más allá de eso, mi estado de salud era mayormente bueno. Tenía un recuento de glóbulos blancos bastante uniforme a lo largo del proceso y la médica me dijo que, mientras no estuviera tomando agua del lago, no había mayor inconveniente con que nadara.
Jamie DePolo: Bien. Ya veo. Y durante el tratamiento, ¿en algún momento tuviste alguna duda sobre la posibilidad de lograr los cuatro cruces del canal de la Mancha que habías planeado?
Sarah Thomas: Sí. Es decir... Terminé el tratamiento en septiembre y tenía aproximadamente un año para prepararme para esta ocasión. Y, la verdad, mientras atravesaba el tratamiento y luego intentaba recuperar mi ritmo de entrenamiento durante el último año, tuve muchas dudas. Es imposible saber qué tipo de entrenamiento puede soportar el cuerpo. Estructuralmente, mi cuerpo no era el mismo, porque ahora tengo este implante enorme debajo del músculo pectoral. Entonces, no sabía qué podía pasar ni cómo podría manejarlo. El cirujano plástico me repetía: “Bien, veamos qué puedes tolerar. Y así veremos cómo seguir”.
Yo seguía esforzándome e intentando, y fui mejorando lentamente y trabajando con mi entrenador cuando tuve algunos problemas en el hombro. Fuimos sumando y me fui fortaleciendo con cuidado y planificación. Sin dudas, noté que este último año necesité dormir más que antes. Claramente no soy tan rápida como antes de que me diagnosticaran cáncer, algo que me hizo dudar mucho sobre mi capacidad. Pero me recuperé con algunos eventos de entrenamiento a lo largo del año, como para probarme y empujarme, y todos salieron muy bien. Así que lo enfrenté convencida de que estaba tan preparada como podía estarlo y decidida a ver qué ocurría.
Jamie DePolo: Entiendo, tiene sentido. No puedes pedir más que eso, ¿verdad?
Sarah Thomas: Claro. Exactamente.
Jamie DePolo: Bien. Ahora tengo algunas preguntas que quizás sean un poco indiscretas.
Sarah Thomas: Desde luego.
Jamie DePolo: El cruce del canal te llevó aproximadamente 54 horas, ¿cierto?
Sarah Thomas: Sí.
Jamie DePolo: Bien. Yo no hago maratones a nado, pero para quienes no sabemos cómo son, suena como mucho tiempo para estar sola en el agua.
Sarah Thomas: Desde luego.
Jamie DePolo: ¿Y en qué piensas? ¿Cómo comes? ¿Cómo vas al baño? ¿Cómo te mantienes despierta? Es decir, ¿cómo haces todo eso?
Sarah Thomas: Desde luego.
Jamie DePolo: Además, seguramente, como dijiste, estabas fatigada. ¿Crees que mantenerte despierta fue más difícil después de haber pasado por el tratamiento?
Sarah Thomas: Desde luego. Parte de una maratón a nado es contar con una embarcación de apoyo cerca. Tenía una lancha que iba siguiendo el GPS y guiándome. Y allí viaja un equipo: eran tres personas que manejaban la lancha, dos personas que actúan como veedores oficiales para asegurarse de que se cumplan todas las reglas, que no hiciéramos trampa y todo eso, y luego, mis cinco compañeros de equipo, que iban rotando. Así dormían, descansaban y se ocupaban de mí, todo a la vez, durante esas 54 horas. Ese equipo se encarga de arrojarme algo nutritivo. Usamos una botella de agua.
Jamie DePolo: Es como alimentar un delfín.
Sarah Thomas: Sí. A veces da esa sensación, porque simplemente estoy ahí en el agua, con una botella. Son fundamentalmente líquidos. Me arrojan la botella, bebo y luego la recuperan con la cuerda que tiene atada. Así que, sí, es como alimentar un pez. Y en cuanto a cómo se sobrelleva, bueno, te metes en tus pensamientos. Cuando nado, uso tapones para los oídos, así que los escucho, pero no muy bien. Todo suena amortiguado. Y además usas antiparras, por lo que puedes ver, pero todo se distorsiona un poco. Entonces, entre las antiparras y los tapones, estás más bien en tu propio mundo. Por eso, pasas mucho tiempo con tus pensamientos, reflexionando sobre lo que se te ocurra. Y, muchas veces, no piensas en absolutamente nada.
Aunque sí entras en una especie de estado casi animal, dentro de una rutina en la que tu equipo te alimenta, y lo único que debes hacer es nadar durante horas y horas. Ya soy experta en orinar mientras nado. Cuando comienzas a nadar en aguas abiertas, te dicen que debes aprender a orinar mientras nadas, así no tienes que detenerte para hacerlo. Entonces puedo orinar a la vez que nado. Es eso, simplemente lo haces y sigues. Si necesito algo, se lo pido a mi equipo y ellos hacen lo posible para resolverlo.
Jamie DePolo: ¿Y no tienes descansos o tiempo para dormir? Es decir, ¿estás despierta durante las 54 horas?
Sarah Thomas: Claro. Sí.
Jamie DePolo: Y... No sé ni siquiera cómo formular la pregunta. ¿Es la adrenalina lo que te impulsa o simplemente es porque sabes que tienes que quedarte despierta todo ese tiempo? ¿No tienes alucinaciones o algo así cuando terminas y sales del agua?
Sarah Thomas: Sí. Diría que es un poco de todo eso. La adrenalina claramente es lo que te mantiene activa. Y el temor a ahogarte te mantiene alerta. No es una buena idea intentar dormir una siesta con la cabeza en el agua. Y, luego, consumo un poco de cafeína mientras nado, generalmente entre la hora 30 y la hora 36, cuando comienzo a sentir un poco de sueño. Normalmente no tomo cafeína, así que un poquito, el equivalente a una taza de té cada pocas horas, ya me levanta bastante. Eso sin dudas me ayuda a mantenerme alerta y despierta, y así no me dan ganas de dormir una siesta mientras nado.
Cuando comenzaba a pensar en estos eventos de nado de varios días —este cruce del canal de la Mancha fue la tercera vez que estuve despierta varios días seguidos—, investigué y encontré que se puede alucinar. Todos decían eso, que después de unos días, comienzas a alucinar. Afortunadamente, nunca me pasó. Generalmente estoy bastante alerta y puedo sostener conversaciones bastante coherentes con mi equipo. Siempre les sorprende eso. Vamos por el tercer día y puedo decirles en qué punto estamos y qué está pasando, y sigo dando indicaciones tras 54 horas sin dormir. No sé si es un regalo de la genética o qué, pero me alegra que eso no me represente grandes dificultades.
Jamie DePolo: Claro, es muy impresionante. Y mientras estás en el agua nadando, ¿hay un punto en que dices: “sí, sé que voy a poder terminarlo, yo puedo”?
Sarah Thomas: Bueno, cuando hice el último giro en Francia me sentía muy confiada. Tuve algunos momentos difíciles durante el segundo y el tercer tramo, pero una vez que superamos esos problemas ya me sentía bastante bien. Entonces, al comenzar el último tramo de regreso a Inglaterra, tenía confianza en que no habría ningún problema y todo saldría bien. Pero luego la marea subió anticipadamente y tuvimos que desviarnos un poco. Los primeros dos tramos, creo, me llevaron 11,5 horas, 12 horas y 13,5 horas. Pero el último tramo me llevó unas 17 horas debido a las complicaciones que nos provocaron las corrientes y las mareas. Por eso, durante el último tramo, especialmente cuando iba cayendo la noche y hasta que llegué a tierra, no estaba del todo segura de que las mareas fueran a favorecernos y permitirnos llegar a la costa.
Jamie DePolo: Imagino que eso fue... inquietante, si es la palabra correcta.
Sarah Thomas: Sí.
Jamie DePolo: Hiciste algún tipo de contrato contigo misma, como “si pasa X, Y y Z, lo cancelo”. O simplemente decidiste ver qué ocurría y pensar en que podrías lograrlo y superarlo.
Sarah Thomas: Sí. Es decir, mi nado más largo fue de 67 horas.
Jamie DePolo: Ah, entonces fue facilísimo.
Sarah Thomas: ¡Sí, muy fácil! Por eso, sabía que todavía me quedaba combustible. El acuerdo con la tripulación y con mi equipo fue que, mientras estuviera físicamente bien, íbamos a seguir nadando hasta llegar. Sabiendo cuál era mi capacidad, la idea era lanzarnos y seguir hasta que supiéramos que fuera imposible o que físicamente no estuviera en condiciones de seguir.
Jamie DePolo:¿Piensas que el cáncer de mama y, luego, este cruce te cambiaron de alguna manera?
Sarah Thomas: Diría que el cáncer de mama probablemente me cambió más que el cruce. Siempre fui muy decidida y obstinada, desde el principio. Pero ahora, tras pasar por el cáncer y el tratamiento, siento que tengo cierta obligación de vivir mi mejor vida y hablar francamente con otras personas sobre lo que me pasa... y sobre cómo no hay que perder las esperanzas. Ahora pienso, no sé, que eso ocupa una mayor parte de mi vida que antes. Antes de esto, yo era feliz nadando y listo, sin hablar mucho al respecto. Es un pasatiempo interesante y divertido, pero también es bastante personal. Pero ahora siento la obligación ante otros sobrevivientes de compartir mi historia y asegurarme de que sepan que hay vida después del cáncer.
Jamie DePolo: Bueno, es un gusto que compartas tu historia aquí. ¿Tienes planeado algún otro evento de nado? ¿Más largo, más corto? ¿Algo importante?
Sarah Thomas: La verdad que no tengo nada programado para el próximo año. Este cruce del canal de la Mancha y superar el final del tratamiento han sido mis principales objetivos durante largo tiempo, simplemente quería superarlos. Pero admito que, en el invierno, comienzo a inquietarme porque no puedo nadar en aguas abiertas, así que seguramente para enero o febrero tendré algo nuevo planeado.
Jamie DePolo: Genial, me parece bien. Una última pregunta: ¿qué quieres que todos sepan sobre el cáncer de mama?
Sarah Thomas: El cáncer de mama es una enfermedad completamente real. Creo que, a veces, la gente piensa: “Ah, es un cáncer fácil con un porcentaje de superación realmente alto. Sí, es una pena tener cáncer, pero es solo cáncer de mama”. Pero es una idea falsa y odio esa mentalidad porque el tratamiento es brutal, es duro. Hay mujeres que mueren por cáncer de mama. Hay que difundir que también necesitamos ayuda, necesitamos fondos para investigación. Podría haber grandes avances en los métodos de tratamiento que ayudarían a muchas mujeres, especialmente en casos de cáncer de mama metastásico. Y las personas con cáncer de mama triple negativo, como yo, también necesitan esa ayuda.
Jamie DePolo: Bien. Muchas gracias, Sarah. Fue un gusto que nos dediques un tiempo y compartas tu historia.
Sarah Thomas: De nada.
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