¿Las semillas de albaricoque pueden curar el cáncer?

En una palabra, no. Pero el rumor centenario ha vuelto a extenderse gracias a las redes sociales.
 

Mucho antes de que los enemas de café y el cartílago de tiburón se promocionaran como curas milagrosas del cáncer, existían las semillas de albaricoque. Las semillas, que contienen un compuesto llamado amigdalina, tienen una larga historia, con diversos usos en países de todo el mundo que se remontan a siglos atrás. Pero no se ha demostrado que la amigdalina cure el cáncer.

La mayoría de la gente está de acuerdo en que la investigación en células ha demostrado que los compuestos de las semillas de albaricoque pueden ayudar a eliminar el cáncer. Pero cuando los investigadores estudiaron los efectos de las semillas de albaricoque en personas diagnosticadas con cáncer, descubrieron que no ayudaban a combatir las células cancerosas ni mejoraban los síntomas. Comer semillas de albaricoque también puede causar intoxicación por cianuro y provocar un grave malestar. Por este motivo, muchos investigadores recomiendan que las personas diagnosticadas con cáncer se abstengan de comer semillas de albaricoque.

“No conviene ingerir algo cuya eficacia para combatir el cáncer no está probada en absoluto y que es además tóxico”, dice la doctora Nancy Klauber-DeMore, cirujana de cáncer de mama de la Universidad Médica de Carolina del Sur, que estudia los productos naturales para tratar el cáncer. 

Pero hay quienes creen que funcionarios del gobierno y científicos han ocultado deliberadamente la investigación sobre el laetrilo en beneficio propio. Hace más de 50 años, el escritor G. Edward Griffin escribió un libro titulado World Without Cancer; The Story of Vitamin B17 (Un mundo sin cáncer: la historia de la vitamina B17), en el que describía el laetrilo como “la respuesta definitiva al enigma del cáncer”. Hoy en día, este libro sigue resonando en todas las redes sociales. 

 

Amigdalina, laetrilo y B17: ¿De dónde procede el mito de la cura del cáncer? 

Las semillas de albaricoque se utilizan en la medicina tradicional para tratar diversas afecciones. En Estados Unidos, no se pensó en utilizarlas para tratar el cáncer sino hasta el siglo XX. En la década de 1920, un médico llamado Ernst Krebs sugirió que la amigdalina reducía los tumores en ratones. Pero también dijo que era demasiado impredecible y peligrosa para los humanos.

En la década de 1950, el hijo de Krebs siguió los pasos de su padre y fabricó una versión de la amigdalina a la que denominó “laetrilo”. Ernst Krebs, Jr. dijo que el laetrilo era más seguro para los humanos que la amigdalina, pero el principal componente del laetrilo es la amigdalina. El joven Krebs también denominó al compuesto “vitamina B17” y sugirió que las personas con niveles bajos de esta vitamina corrían un mayor riesgo de padecer cáncer. Los científicos no han aceptado la B17 como una vitamina real. Es posible que escuches el término amigdalina, laetrilo, B17 o una combinación de los tres para referirse al componente que se encuentra en las semillas de albaricoque.

Se dice que la amigdalina combate el cáncer liberando cianuro, al que las células cancerosas pueden ser más sensibles. Sin embargo, el cianuro puede dañar las células sanas.

Más de 70.000 personas consumieron amigdalina en EE. UU. durante la década de 1970. Pero la Food and Drug Administration (FDA) prohibió el laetrilo en 1979 después de que la gente empezara a experimentar síntomas de intoxicación por cianuro tras consumir amigdalina. Un artículo publicado en 2018 describe a personas que sufrieron daños por comer semillas de albaricoque, tabletas de laetrilo y más. La Unión Europea también ha prohibido su uso

Sin embargo, la FDA no regula la venta de semillas o extracto de albaricoque porque estos productos son suplementos dietéticos, no medicamentos. Es posible encontrarlos y comprarlos fácilmente. En 2024, la FDA advirtió al público sobre la venta en línea de semillas de albaricoque que contenían niveles tóxicos de amigdalina. Como estos productos no están regulados, pueden estar contaminados con otros medicamentos potencialmente peligrosos.

La amigdalina no solo se encuentra en las semillas de albaricoque. También se encuentra en los huesos de los melocotones, los frutos secos crudos, como las almendras amargas, las habas, el trébol y el sorgo.

 

Los resultados de la investigación

Como ocurre con la mayoría de los medicamentos, la investigación sobre la amigdalina comenzó con estudios de células en laboratorio. Estos estudios fueron prometedores, ya que el fármaco mató las células cancerosas. Sin embargo, la concentración de amigdalina a la que se expusieron las células era de un nivel que resultaría tóxico para el ser humano, explica el doctor Skyler Johnson, oncólogo radioterapeuta de la Universidad de Utah que estudia los tratamientos no tradicionales contra el cáncer. El hecho de que algo mate las células cancerosas en una placa de laboratorio no significa que vaya a funcionar cuando se pruebe en estudios con animales o en ensayos clínicos.

Así que los investigadores empezaron a probar la amigdalina en animales, como ratones y ratas. Una revisión realizada por expertos del Instituto Nacional del Cáncer muestra que, de siete estudios con animales, solo uno reveló que la amigdalina mataba las células cancerosas, en este caso, las del cáncer de cuello de útero. Los otros estudios no arrojaron que la amigdalina dañara o matara las células cancerosas.

Los científicos también han probado la amigdalina en humanos. El primer estudio se realizó en seis personas sanas para comprobar la dosis y toxicidad del fármaco. Se consideró suficientemente seguro para realizar un ensayo más amplio en personas diagnosticadas con cáncer. A continuación, los investigadores probaron el laetrilo en 178 personas diagnosticadas con cáncer, 21 de las cuales tenián diagnóstico de cáncer de mama. No encontraron ningún beneficio para el crecimiento del cáncer, los síntomas o la esperanza de vida. Unas pocas personas del estudio experimentaron síntomas de toxicidad por cianuro, tenían niveles de cianuro en sangre cercanos a un nivel mortal, o ambas cosas. Los autores del estudio, que apareció en The New England Journal of Medicine en 1982, concluyeron: “La amigdalina (laetrilo) es un fármaco tóxico que no resulta eficaz como tratamiento contra el cáncer”.

Es importante señalar que existen informes de casos de personas diagnosticadas con cáncer que han mejorado tras tomar amigdalina. Sin embargo, estos informes puntuales no prueban que la amigdalina sea eficaz. 

“Nunca se sabe en una persona qué fue lo que curó el cáncer, porque siempre existe la posibilidad de que algo ocurra por casualidad”, afirma Klauber-DeMore. “Ese es el problema. La gente oye historias de una persona y luego asume que se debe al producto natural que estaba tomando”, afirma. 

Se necesitan estudios exhaustivos para demostrar que los resultados positivos se deben a la toma de amigdalina y no a otra cosa que las personas que la toman están haciendo para el tratamiento del cáncer.

 

Riesgos y efectos secundarios de las semillas de albaricoque

Cuando la amigdalina se descompone en el organismo, se convierte en cianuro. Si una persona tiene demasiado cianuro en el organismo, puede sufrir una intoxicación por cianuro. Los efectos secundarios más comunes de la intoxicación por cianuro son náuseas, vómitos, problemas respiratorios, dolor de cabeza, palpitaciones, decoloración de la piel y reducción del estado de alerta o consciencia. Los síntomas de la intoxicación por cianuro también pueden incluir daños hepáticos, nerviosos, fiebre, coma y muerte.

Algunas pruebas sugieren que el tratamiento con laetrilo por vía intravenosa (directamente en una vena) en lugar de por vía oral puede reducir la toxicidad. Esto se debe a que su administración por vía intravenosa evita el sistema digestivo, donde la amigdalina se transforma en cianuro, explica Klauber-DeMore. Puede ser útil para los científicos estudiar si el laetrilo intravenoso podría ayudar a combatir el cáncer sin los efectos secundarios adversos, afirma. Pero, sin más ensayos clínicos, la administración de laetrilo por vía intravenosa podría seguir siendo peligrosa, y no está respaldadoa por pruebas.

Klauber-DeMore afirma que le gustaría que se investigaran más los productos naturales para ver si pueden ayudar en el tratamiento del cáncer o el control de los síntomas. Pero no cree que sea buena idea que la gente pase de tratamientos estándar como la quimioterapia y la radioterapia a productos naturales. “Podrían estar perdiendo la oportunidad de tomar una medicación que realmente podría ayudarles”.

— Se actualizó por última vez el 31 de mayo de 2025, 18:17