Escuchar música ayuda a tratar problemas cognitivos
Antes, durante y después del tratamiento del cáncer de mama —en especial la quimioterapia y la terapia hormonal— a muchas personas les resulta difícil pensar con claridad, recordar y concentrarse. Los médicos lo llaman “deterioro cognitivo” o “problemas cognitivos”. A menudo, las personas que recibieron quimioterapia se refieren a esto como “quimiocerebro” o “quimioneblina”.
La Dra. Ashley Henneghan, de la Universidad de Texas en Austin, descubrió que escuchar música clásica durante solo 12 minutos al día puede ayudar a aliviar estos problemas cognitivos.
En este episodio, la Dra. Ashley Henneghan habla de lo siguiente:
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cómo decidió estudiar la música como tratamiento para los problemas cognitivos
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si otros tipos de música, además de la clásica, también pueden funcionar
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sus teorías acerca de cómo ayuda la música
Si alguien desea probar a escuchar música para aliviar problemas cognitivos, la Dra. Henneghan compartió algunas de las listas de reproducción que utiliza en sus investigaciones:
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Lista de reproducción de la Dra. Henneghan en Soundcloud.com
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Lista de reproducción de música clásica para relajación en Pandora
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La Dra. Ashley Henneghan, enfermera registrada (RN, por sus siglas en inglés) y miembro de FAAN, es profesora adjunta en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Texas en Austin. Gran parte del trabajo de la Dra. Henneghan se centra en mejorar los resultados cognitivos en aquellas personas que recibieron tratamiento del cáncer, en particular, el cáncer de mama. Según sus estudios, escuchar música y practicar Kirtan Kriya, un tipo de meditación muy melódica, reducen los problemas cognitivos y mejoran la calidad de vida en aquellas mujeres que recibieron tratamiento del cáncer de mama.
— Se actualizó por última vez el 5 de diciembre de 2023, 21:08
Este episodio del podcast de Breastcancer.org está patrocinado por AstraZeneca.
Este podcast es posible gracias al apoyo de AstraZeneca.
Jamie DePolo: Hola. Gracias por escucharnos. Nuestra invitada de hoy es la Dra. Ashley Henneghan, profesora adjunta en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Texas en Austin. Gran parte del trabajo de la Dra. Henneghan se centra en mejorar los resultados cognitivos en aquellas personas que recibieron tratamiento del cáncer, en particular, el cáncer de mama. Según sus estudios, escuchar música y practicar Kirtan Kriya, un tipo de meditación muy melódica, reducen los problemas cognitivos y mejoran la calidad de vida en aquellas mujeres que recibieron tratamiento del cáncer de mama. Hoy nos acompaña para hablar sobre sus investigaciones. Dra. Henneghan, bienvenida al podcast.
Dra. Ashley Henneghan: Hola. Muchas gracias por invitarme. Estoy muy contenta de estar aquí.
Jamie DePolo: Para empezar, ¿podría describirnos algunos de los problemas cognitivos de las personas que participan en sus estudios? ¿De qué estamos hablando?
Dra. Ashley Henneghan: Sí, claro. Bueno, muchas personas que reciben tratamiento del cáncer o del cáncer de mama presentan cambios cognitivos, que a veces surgen durante el tratamiento y otras, una vez finalizado, y que son bastante específicos de la persona que tiene los problemas cognitivos. Pero lo que vemos con mayor frecuencia son dificultades para recordar palabras o dónde se dejó algún objeto. Así que la memoria suele ser un problema. Concentrarse y prestar atención, y aspectos como el funcionamiento ejecutivo, que es nuestra capacidad para establecer prioridades o desempeñar varias tareas a la vez, nos permiten tener pensamientos complejos, que es lo que realmente nos ayuda a pasar la mayor parte del día.
Veamos. La velocidad de procesamiento es algo que les causa problemas a estas personas. Por eso, muchas veces, oímos este término, “quimioneblina”, como una niebla que no permite pensar con claridad.
Jamie DePolo: Es el quimiocerebro.
Dra. Ashley Henneghan: Exacto, el quimiocerebro. Creo que lo que las personas generalmente tratan de describir es esta especie de lentitud de procesamiento. En el campo de lo cognitivo, a esto lo llamamos “velocidad de procesamiento”.
Es algo bastante específico de cada persona, pero esas son las grandes categorías de problemas que vemos con mayor frecuencia.
Jamie DePolo: Entiendo, ¿y qué tan frecuentes son? Porque según los estudios que leí, hay una variedad enorme, y conozco personalmente a gente que ha tenido estos problemas, y sé de otras personas que recibieron quimioterapia y realmente no tuvieron estos problemas. ¿Hay alguna idea clara al respecto?
Dra. Ashley Henneghan: Sí, claro. Sí. Esa enorme variedad de cifras que se ve en las investigaciones muchas veces se debe a cómo se mide la capacidad cognitiva en un estudio. Así que, según cómo se mida, en cierta forma influye en el porcentaje de personas afectadas. Otro factor que influye en esto es el momento en que se midió la capacidad cognitiva. ¿Fue antes de que comenzara el tratamiento, durante el tratamiento o después? Eso también influye en las cifras.
Pero en general, existe una especie de comprensión o aceptación en el campo de que este deterioro cognitivo se da en aproximadamente el 30 % de los pacientes, incluso antes de que comience el tratamiento. Así que quizá no se trate solo del tratamiento, sino de algo relacionado con la patología del cáncer o con la experiencia psicológica y compleja de recibir un diagnóstico de cáncer. Y luego, durante el tratamiento, ese porcentaje aumenta mucho debido a todo lo que implica el tratamiento, todas las complejidades de pasar por el tratamiento. Es así que vemos cifras de hasta el 75 % de las personas que tienen problemas cognitivos durante el tratamiento.
Una vez finalizado el tratamiento, después de los primeros 6 a 12 meses, se produce gran parte de esa sanación espontánea del cerebro y muchos de esos síntomas desaparecen en la mayoría de las personas. Sin embargo, en alrededor de un tercio de los sobrevivientes, seguimos observando cierto grado de deterioro cognitivo o síntomas de quimiocerebro, como prefieran llamarlo. Sí. La cifra varía bastante según el momento de la evaluación y cómo se mide.
Para explicar un poco más, en algunos de nuestros estudios... Bueno, en la mayoría de nuestros estudios, utilizamos dos formas diferentes de medir estos síntomas clínicos. En primer lugar, usamos análisis cognitivos estandarizados para medir el desempeño. Si alguna vez hizo una prueba de tipo SAT, algo que hicimos muchos de nosotros, eso es lo que quiero decir con análisis estandarizado: la misma prueba para todas las personas, y normalmente hay alguna comparación con lo que se considera normal en términos de población para determinar si hay una deficiencia o no.
También está la percepción que tienen las personas de su funcionamiento cognitivo. A esto lo llamamos “autoinforme” o “informe de resultados percibidos por el paciente”. Muchas veces, la cifra es mayor si utilizamos estos informes de resultados percibidos por el paciente en lugar de los análisis estandarizados.
Jamie DePolo: Claro, tiene sentido. Me gustaría seguir hablando un poco más de las causas porque también leí estudios en los que se sugiere que el solo impacto emocional, físico y mental del diagnóstico puede provocar cierto grado de deterioro cognitivo. Obviamente, todo lo relacionado con un diagnóstico de cáncer es preocupante para cualquier persona. También leí estudios que demuestran que algunos medicamentos de terapia hormonal, como el tamoxifeno y los inhibidores de la aromatasa, pueden causar esto porque se observaron estos efectos en personas que reciben terapia hormonal, pero que no se trataron con quimioterapia.
Entonces, ¿hay mayor claridad sobre algunas de las causas? ¿Es posible determinar que una determinada persona que recibió terapia hormonal, pero no quimioterapia, presenta este porcentaje de riesgo de deterioro cognitivo? ¿O todavía no llegamos a ese punto?
Dra. Ashley Henneghan: Lamentablemente, aún no llegamos a ese punto. Y, como sabe, el tratamiento del cáncer de mama es tan multimodal... Existen muchísimos tratamientos diferentes para el cáncer de mama, e incluso si una persona no recibió quimioterapia, lo más probable es que se haya sometido a cirugía, que haya recibido algún tipo de radiación y terapia hormonal, así que es muy difícil reducir todo eso a un solo tratamiento.
Con respecto a los medicamentos de terapia hormonal, que parecen ser un tratamiento muy común para el cáncer de mama, se llevaron a cabo algunos estudios, como mencionó, en los que se comparó a personas que solo recibieron tratamiento hormonal con personas que solo se trataron con quimioterapia, o tal vez quimioterapia junto con tratamiento hormonal, y los resultados son contradictorios, por lo que aún no lo sabemos con certeza. Lo que, al parecer, sí sabemos es que cuantos más tratamientos reciba una persona, mayor es el riesgo de presentar algún tipo de cambio cognitivo o síntomas por el solo hecho de que se genera un efecto acumulativo. Se suman todos estos factores, que no es lo mismo que recibir un solo tipo de tratamiento, o dos.
Por lo tanto, cada tratamiento al que se someten las personas que tienen cáncer de mama es un factor de riesgo individual para la vulnerabilidad cognitiva, y desde ya, también entra en juego la sinergia de los factores de riesgo.
Jamie DePolo: Bien. Ahora quisiera hablar de sus investigaciones, ya que me parecen fascinantes. ¿Cómo decidió estudiar la escucha de música como tratamiento para los problemas cognitivos?
Dra. Ashley Henneghan: Sí. Bueno, en realidad, se trató de un accidente con suerte, como me gusta describirlo. Al principio, lo que más nos interesaba era la meditación. Al comienzo del podcast, usted mencionó la técnica de meditación llamada Kirtan Kriya. Es un tipo de meditación que implica la visualización, además de un mantra, que consiste en emitir distintos sonidos y hacer algunos movimientos con los dedos.
Leyendo la bibliografía, descubrimos que este tipo de meditación era muy eficaz en ciertas personas, adultos mayores con deterioro cognitivo subjetivo o deterioro cognitivo leve, incluso en algunas personas que presentaban algunos signos tempranos de Alzheimer, y también en sus cuidadores.
Los hallazgos que veíamos en esta población de pacientes diferente parecían muy prometedores, por lo que decidimos que queríamos investigar si este tipo de meditación podría resultar beneficiosa para las personas sobrevivientes del cáncer de mama que presentaban quimiocerebro. Modelamos nuestro estudio basándonos en lo que habían hecho otros investigadores, y ellos habían utilizado la escucha de música clásica como una especie de condición de control. La idea era que controlaríamos solo la relajación general en términos de la intervención de meditación, y también la escucha de algo. Así que, en nuestro grupo de meditación, teníamos meditación guiada. Luego, teníamos en cuenta el tiempo.
Cada uno de los grupos tenía unos 12 minutos de meditación guiada o pasaba ese tiempo escuchando música. En realidad, hacíamos lo que en el mundo de la investigación llamamos “control de la atención”, es decir, controlar la atención en todos estos demás aspectos de la intervención. Y lo que descubrimos después fue que al grupo que escuchaba música le fue igual de bien que al grupo de meditación, incluso un poco mejor con respecto a algunos de los resultados psicológicos.
Así que, al principio, estábamos un poco decepcionados con nuestra elección de condición de control, pero al final nos animó el hecho de que encontramos dos opciones que son económicas, realmente accesibles y parecen ser bastante agradables de hacer. Este fue nuestro estudio piloto, y obtuvimos algunos resultados interesantes y alentadores.
Desde entonces, seguimos buscando... Hemos tratado de explicar por qué le fue tan bien al grupo que escuchó música. Y cada vez resulta más claro por qué, incluso si solo tenemos en cuenta la bibliografía que respalda los beneficios de la música para el cerebro humano. Y aunque no sabemos exactamente por qué es beneficiosa, hay una gran iniciativa de los Institutos Nacionales de la Salud y del Fondo Nacional de las Artes para tratar de entender mejor por qué la música nos hace tan bien, no solo en términos de la población general, sino también en las poblaciones de los estudios clínicos.
Jamie DePolo: Así que no conocemos del todo el mecanismo. O sea, no sabemos qué ocurre físicamente en el cerebro que nos ayuda.
Dra. Ashley Henneghan: Claro. Tenemos algunas conjeturas con cierta base, pero no sabemos con total certeza por qué la música es beneficiosa. Algunas de estas conjeturas tienen su origen en los primeros análisis científicos de cerebros de músicos. Lo que se descubrió entonces fue que las personas con antecedentes de saber tocar música, de dedicarse a la música a lo largo de su vida, tienen cerebros más robustos en el sentido de que sus cerebros pueden ser más grandes, un poco más lo que llamamos “neuroplásticos”, lo que significa que la estructura cerebral es más flexible y adaptable que la de quienes no son músicos.
Ese fue el punto de partida para la neurociencia y la investigación en música, comparando a los músicos con quienes no son músicos y algunos de los resultados relacionados con el cerebro.
Desde entonces, hemos visto cómo la música, en términos de investigación del cerebro, se aplica a la población con demencia, es decir, a las personas que padecen esta enfermedad. Hay estudios que demuestran que personas que tal vez no se expresan verbalmente o no se relacionan con otras personas de su entorno, si se las expone a la música de su infancia o de adultez media, se animan, se muestran más participativas y recuerdan sucesos. Es como si la música les encendiera algo en el cerebro. Hay gran cantidad de investigaciones que respaldan el uso de la música para evocar recuerdos en personas que tienen enfermedades relacionadas con la demencia.
Además, en el ámbito de la oncología, ha habido un aumento en el uso de la música y de la musicoterapia para mejorar los síntomas emocionales y psicológicos de las personas, principalmente durante el tratamiento. Hay varios estudios, y está bastante probado que la música alivia algunos de los síntomas de ansiedad o de depresión, o los problemas para dormir, incluso se han visto mejoras en algunos resultados relacionados con el dolor mientras se recibe tratamiento.
De hecho, la musicoterapia está recomendada por la ASCO, la Sociedad Americana de Oncología y...
Jamie DePolo: La Sociedad Americana de Oncología Clínica.
Dra. Ashley Henneghan: Sí. Me faltaba una palabra, justamente relacionada con el contacto con el paciente.
Jamie DePolo: Claro. Sí.
Dra. Ashley Henneghan: Así que la ASCO recomienda su uso durante el tratamiento para controlar algunos de los síntomas psicosociales que presentan los pacientes, pero no se ha utilizado realmente en el ámbito de los síntomas cognitivos, ya sea durante o después del tratamiento. Podríamos decir que es una nueva vía de investigación y estamos entusiasmados de encontrarnos en el punto de partida porque tuvimos buenos resultados en nuestro estudio.
Jamie DePolo: Es fascinante, y tengo tantas preguntas ahora, pero parece tan poco tiempo. Es decir, 12 minutos no es mucho tiempo para notar un cambio. ¿Tiene alguna idea al respecto? Por ejemplo, si alguien pasara más tiempo escuchando música, ¿recibiría más beneficios?
Dra. Ashley Henneghan: Sí, entiendo. En cierta forma, dimos el primer paso y marcamos el punto de partida para iniciar estas investigaciones, y definitivamente estamos profundizando el estudio de cuál sería la dosis correcta, y cuál sería la dosis indicada para cada persona, porque probablemente sea diferente. Pero si tuviera que adivinar, creo que sería la exposición regular. Es cierto que 12 minutos no parece mucho, pero tal vez sea parte de la razón por la que las personas podían hacerlo todos los días durante... Les pedimos que lo hicieran todos los días durante ocho semanas, o sea, 56 días seguidos.
De hecho, una de las participantes nos contó, al final del estudio, cuando hacemos entrevistas de salida, que podía hacerlo 12 minutos, pero que no le pidiéramos más que eso. Eso es lo que vemos con algunas de las otras intervenciones disponibles para aliviar el quimiocerebro. Existe el entrenamiento cognitivo, los juegos mentales y actividades por el estilo, o la rehabilitación cognitiva... Y muchas veces les piden a las personas que lo hagan en sesiones de 30 o 45 minutos, cinco días a la semana. Eso tal vez sea demasiado tiempo para incorporarlo a la vida diaria, y no es un objetivo realista para las personas.
Sin embargo, en la bibliografía sobre meditación, vimos que 10, 12 o 15 minutos es tiempo suficiente para notar cambios en relación con la práctica de la conciencia plena. De nuevo, creo que la frecuencia podría ser algo excesiva, pero surte el mismo efecto que hacerlo por más tiempo, aunque menos seguido. De todos modos, no lo sabemos. Tal vez más sea mejor. Tampoco sabemos si aprender un instrumento musical, en lugar de escuchar música, podría ser incluso más beneficioso porque involucra más partes del cerebro.
Así que, definitivamente, nos surgieron muchas preguntas después de obtener estos datos preliminares.
Jamie DePolo: Desde luego. Y en el estudio que hicieron, utilizaron música clásica.
Dra. Ashley Henneghan: Claro.
Jamie DePolo: ¿Cree que cualquier tipo de música puede ser útil o hay algo particular con respecto a...? Sé que la música clásica puede ser más compleja que otros géneros musicales, pero no estoy segura de si es por eso. ¿Piensa que cualquier tipo de música puede ayudar?
Dra. Ashley Henneghan: Sí. Se me ocurre que puede ser algo intermedio. Probablemente no sea la música clásica, pero creo que hay algo en el hecho de que esta música no tiene letra. Les pedimos a las personas que se sentaran y escucharan, y podían tener los ojos abiertos o cerrados, pero en realidad solo se trataba de sentarse y escuchar, y era más bien como un ejercicio de escucha consciente de la música. Si hubiera letra o si se tratara de canciones conocidas, sería bastante más fácil desconcentrarse. Lo que queríamos... Creo que el hecho de no tener letra probablemente sea importante, así como la presencia de cierto elemento de complejidad en cuanto a la cantidad de instrumentos o las diferentes características, como los distintos sonidos, la superposición de sonidos.
Entonces, si pensamos en la música como una estimulación cognitiva, queremos el grado adecuado de estimulación, y es probable que eso sea específico de la persona en términos de qué tipo de música le resulta agradable escuchar y qué tipo de música es lo suficientemente compleja. Diría que, probablemente, no sea la música clásica en sí, pero si a una persona le gusta la música clásica, es un buen punto de partida, aunque quizás el jazz también o cualquier otro género que sea muy instrumental. Incluso la música electrónica moderna tiene muchos sonidos e instrumentos, y otros tipos de estímulos no líricos con los que se puede interactuar.
Personalmente, es algo que uso para mí habiendo visto estos resultados positivos. En plataformas como Apple Music, Spotify o similares, hay muchas listas de reproducción gratuitas que ofrecen una buena selección de este tipo de música para concentrarse. Bueno, fue una respuesta larga cuando podría haber dicho simplemente que no. Es probable que no solo sea la música clásica. Creo que eso tuvo su origen algunos años atrás. No sé si oyó hablar del efecto Mozart.
Jamie DePolo: Sí.
Dra. Ashley Henneghan: Sí. Me parece que esto se originó a partir de eso, cuando se les hacía escuchar Mozart a los bebés para que fueran más inteligentes. Se demostró que no es tan así, por lo que no solo es la música clásica, probablemente.
Jamie DePolo: Es muy interesante. Y me gustaría saber... Esta es una pregunta algo personal. Porque no toco ningún instrumento, prácticamente no tengo oído musical, no sé cantar, pero siempre me encantó la música. Me reconforta saber que escuchar algo puede ser útil, aunque no sepa tocar música, porque cuando habla de los cerebros de los músicos, pienso: “Yo nunca seré así”.
Pero es útil. El solo hecho de escuchar y no necesariamente tocar un instrumento.
Dra. Ashley Henneghan: Sí. Con respecto a su pregunta sobre el mecanismo... No sabemos exactamente cuál es el mecanismo por el que resulta útil, pero sí sabemos que, como seres humanos, hemos estado expuestos a la música durante toda la vida y que nuestro grado de afición es diferente. Pero cuando oímos sonidos musicales y canciones, lo sepamos o no, el cerebro intenta predecir cuál va a ser la siguiente nota o sonido. Es algo que simplemente ocurre, seamos conscientes o no.
Y eso se da en un nivel básico de la neurociencia. Es una de las maneras en que la música interactúa con el funcionamiento del cerebro. Constantemente, el cerebro trata de predecir y dar sentido a lo que se percibe. Cuando observamos algunos de los estudios en los que colocan a personas en escáneres de resonancia magnética (RM) o resonancia magnética funcional (RMf) y las hacen escuchar música, todo el cerebro se ilumina. Es sumamente interesante. Creo que hay un aspecto muy primitivo relacionado con la música, algo que ha formado parte de la vida de la mayoría de las personas. Por eso, no somos conscientes de la capacidad del cerebro para interactuar con eso y percibimos esa capacidad en un nivel subconsciente.
Jamie DePolo: Fascinante. Sencillamente, fascinante. Por último, y para nuestro público, si alguien está escuchando y siente que tal vez tenga problemas cognitivos, ya sea porque está en tratamiento o porque le quedaron del tratamiento, ¿puede simplemente empezar a escuchar música? Desde ya, algo que no tenga letra, quizás ambiental, clásica, jazz, lo que le resulte mejor, en sesiones diarias de 12 minutos. ¿Cree que eso ayudaría, o tiene que ser algo bien estructurado?
Dra. Ashley Henneghan: No. Pienso que si le resulta atractivo, si le parece algo que le gustaría probar, entonces, adelante. Y si 12 minutos parece demasiado, que empiece con cinco. Estoy segura de que hacerlo poco tiempo, pero seguido, es el mejor punto de partida. Y más adelante, alrededor de un mes, sabrá si los síntomas mejoran o no, pero definitivamente vale la pena intentarlo. Sostenemos que esto no requiere ninguna formación y que es muy accesible, así que animo a las personas a que lo prueben. Contamos con algunos recursos, pusimos nuestras listas de reproducción a disposición del público después de terminar el estudio, para que las personas las prueben. O simplemente pueden programar el temporizador del teléfono dondequiera que estén durante el tiempo que quieran para empezar a practicar y simplemente escuchar música.
Pero también me gustaría decirles a las personas que presentan cambios cognitivos relacionados con el cáncer que no existe un único tratamiento que sirva para todos los casos, no hay un solo tratamiento capaz de ayudar a todas las personas. Así que, si prueban algo de lo que recomendamos y no funciona, entonces prueben lo siguiente, y luego tal vez la meditación. Si la música no da resultado, tal vez sí lo haga la meditación. También es recomendable hacer ejercicio y juegos mentales. Se sabe que todas estas actividades ayudan a algunas personas, entonces simplemente se trata de encontrar la indicada para cada persona, aunque la música es un punto de partida excelente.
Jamie DePolo: Sí, es excelente. Dra. Henneghan, muchas gracias. Esto es... Siento que es algo tan sencillo y, generalmente, gratuito, y que cualquier persona puede al menos probarlo para ver si le resulta de ayuda.
Dra. Ashley Henneghan: Sí. Por supuesto.
Jamie DePolo: Bien. Muchas gracias. Valoramos mucho su presencia en el episodio de hoy.
Dra. Ashley Henneghan: Gracias por invitarme. Me alegra estar aquí.
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