Yoga: beneficios y precauciones para las personas diagnosticadas con cáncer de mama
Las clases de yoga que dicta Vicki se centran en la recuperación, la flexibilidad y el fortalecimiento.
En el podcast, podrás escuchar a Vicki hablar sobre lo siguiente:
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qué es el yoga y algunos ejemplos de distintos tipos de yoga
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los beneficios que puede ofrecer el yoga para las personas que fueron diagnosticadas con cáncer de mama
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las precauciones que deben tener en cuenta las personas que fueron diagnosticadas con cáncer de mama
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cómo modificó su manera de practicar yoga después de ser diagnosticada con cáncer de mama
Vicki Flannery hace de todo: Es enfermera en el área de Kansas City, instructora de yoga en weBuild4Life, una organización sin fines de lucro que se especializa en entrenamiento funcional y programas nutricionales para sobrevivientes de cáncer y personas con enfermedades crónicas, y sobreviviente del cáncer de mama.
— Se actualizó por última vez el 4 de diciembre de 2023, 16:34
Jamie DePolo: Hola, gracias por escucharnos. Nuestra invitada de hoy es Vicki Flannery. Vicki hace de todo. Es enfermera en el área de Kansas City; es instructora de yoga en weBuild4Life, una organización sin fines de lucro que se especializa en entrenamiento funcional y programas nutricionales para sobrevivientes de cáncer y personas con enfermedades crónicas; y es una sobreviviente de cáncer de mama. Las clases de yoga que dicta Vicki se centran en la recuperación, la flexibilidad y el fortalecimiento.
Hoy hablará sobre qué es el yoga y sobre los beneficios que esta práctica le puede ofrecer a las personas que fueron diagnosticadas con cáncer, en concreto, con cáncer de mama. Bienvenida al podcast, Vicki.
Vicki Flannery: Gracias.
Jamie DePolo: Si te parece bien, ¿podrías contarnos un poco sobre tu diagnóstico de cáncer de mama y sobre tu tratamiento?
Vicki Flannery: Desde luego. El año pasado, el 4 de mayo, me diagnosticaron cáncer de mama positivo para receptores de estrógeno y de progesterona, y negativo para HER2, por lo cual me sometí a una mastectomía bilateral con implantes con espaciadores. Me quitaron unos 15 ganglios linfáticos del brazo izquierdo y luego recibí cuatro ciclos de Adriamycin y Cytoxan, seguidos de cuatro ciclos de Taxol. Luego finalicé mi tratamiento con seis semanas completas de radiación.
Jamie DePolo: Fue un tratamiento bastante intenso. ¿Te descubriste un bulto? ¿Tienes antecedentes de cáncer de mama en tu familia?
Vicki Flannery: No, para nada. Nadie en mi familia ha tenido cáncer de mama. Había sentido algo raro en una mama, pero tenía enfermedad fibroquística, y el bulto desapareció al mes siguiente. Y una mañana me desperté y fui al baño a ducharme, y de repente tenía este bulto enorme en la mama. Pensé: “Dios mío, es cáncer de mama”. Como enfermera, sé todo eso... en realidad, una cree que sabe. “Estoy haciendo todo lo correcto, incluidos los exámenes”. Pero cuando apareció ese bulto, lo supe de inmediato. Miré a mi esposo y dije: “Esto es cáncer de mama. Tengo que hacerme ver esto YA”. Y así fue, y me confirmaron que sí era. Por suerte, soy enfermera y supe de inmediato lo que parecía ser, y supe que tenía que involucrarme y hacer algo al respecto.
Jamie DePolo: Desde luego. Desde luego. Excelente. ¿Y cuánto hace que terminaste el tratamiento?
Vicki Flannery: Terminé con la radiación, si mal no recuerdo, en marzo de este año.
Jamie DePolo: Bien. Hace un tiempo, pero no mucho. Y practicabas yoga cuando te diagnosticaron, ¿no es así?
Vicki Flannery: Sí. Hace muchos años, como 12, que practico yoga de manera intermitente. Rara vez lo hice con total dedicación. Era algo así como el día fácil en el gimnasio. Odio admitirlo, pero así era. Era lo que hacía cuando tenía una semana difícil en el trabajo y no sentía ganas de levantar pesas o hacer mi rutina de cardio. Pensaba: “Bueno, voy a hacer yoga e igual voy a obtener todos esos beneficios, pero simplemente haré ejercicios más livianos para mí”. Sentía que me ayudaba a empezar bien la semana, así que todos los lunes trataba de hacer yoga. Y es como que me ponía en marcha y me ayudaba a continuar durante el resto de la semana. Si no lo hacía, sentía como que andaba a los tropezones. Había algo que resonaba en mí.
Jamie DePolo: En esa época, no eras instructora, ¿no?
Vicki Flannery: No, no. Siempre quise serlo. Siempre pensaba: “Esto me gusta, quisiera enseñárselo otras personas”. Pero nunca logré encontrar un hueco en mi horario. Al ser enfermera, trabajo los fines de semana, y todas las capacitaciones para instructores que encontré se dictaban los fines de semana. Quería, pero no podía. Sí, siempre quise, pero nunca pude hacerlo. Y luego en cierta forma dejé de practicar yoga un tiempo porque quería... Bueno, descubrí las clases de Zumba y se apoderaron de mi vida. Me resultaba muy divertido. Así que hice mucho de eso, pero luego algo me llevó de nuevo al yoga, como siempre ocurre. Es como si me saliera de eje. Y empecé... recordé las palabras de una maestra de yoga, que decía: “Cuando practiques en casa... Si haces esto cuando practiques en casa, entonces hazlo así. Si no, tal vez encuentres otra cosa”.
Y pensé: “Practicar en casa... Debería hacer eso. No lo hago y debería hacerlo. Podría hacer yoga todos los días”. Comencé a practicar en casa cada vez más y, por suerte, con eso y la meditación que incorporé, fue como elegir el momento correcto, porque empecé a hacerlo cerca de un año antes de que me diagnosticaran cáncer de mama. Y realmente me ayudó a enfrentar el diagnóstico y a tener una sensación de bienestar, porque es muy fácil sentirse abrumada con el diagnóstico. Me ayudó mucho a mantener el equilibrio en medio de todo eso.
Jamie DePolo: ¡Excelente! Ahora, quería preguntarte sobre los beneficios. En cierta forma, ya mencionaste un par para las personas diagnosticadas con cáncer de mama. Pero antes de llegar a eso, por si acaso alguna de nuestras oyentes no lo tiene del todo claro, ¿podrías contarnos de qué se trata el yoga? Y luego, sé que hay muchos tipos diferentes de yoga, ¿podrías hablarnos de los principales?
Vicki Flannery: Oh, claro. Es algo gracioso. Cuando empecé la capacitación para ser instructora de yoga, la maestra nos dijo: “Bueno, escriban algo y cuéntennos qué es el yoga”. Y yo pensé: “Vaya, leí muchísimo sobre la filosofía del yoga y varios libros sobre yoga, así que esto es fácil. Me tocó una buena consigna”. Así que escribí un montón, y ella nos miró y nos dijo: “Muy bien, ahora les voy a decir qué es el yoga”. Y yo pensé: “Esto es pan comido, me saqué la mejor nota”. Entonces, ella dijo: “El yoga es el ahora, el ahora es el yoga”. Y yo pensé: “¿Qué? Es una locura. El yoga es el ahora... ¿qué quiere decir eso?” Luego profundizamos más en los yogasutras de Patanjali, y él dice que el yoga es el límite de las modificaciones de todo lo mental. O sea, ¿qué es todo lo que tenemos en la mente? Y que si se logra controlar el avance en olas de la mente, entonces se podrá experimentar el yoga. Yo pensé: “Bueno. Entonces tengo que librarme de todo lo mental”. Simplemente se trata de librarse de los pensamientos.
Él dice que tenemos nuestras proyecciones, como la forma en que vemos el mundo. Un ejemplo sencillo de eso sería cuando ves a una persona caminando por la calle a paso veloz, con una mueca en el rostro y la cabeza gacha, y no te mira cuando pasa a tu lado. Y tú piensas: “Qué persona desagradable”. Camina por la calle, no quiere socializar, está enojado... Empiezas a ponerle todas esas etiquetas y creas una historia en torno a la persona. Y la realidad es que tal vez esa persona sienta dolor y simplemente esté tratando de llegar a tiempo a una consulta con el médico para averiguar por qué. Quizá te encuentras con alguien conocido más adelante, y te pregunta: “¿Viste a mi amigo? Es un buen hombre y está yendo al médico. Estoy tratando de alcanzarlo”. Y tú piensas: “Vaya, lo juzgué”. Y ahora te sientes mal. Y toda esta proyección que creaste sobre este ser humano te hace sentir mal. Te genera un sentimiento desagradable sobre ti misma.
Esa sería una explicación de lo que significa librarte de todas esas modificaciones que tienen lugar en la mente. Otra sería tener una sensación de estar sometida al mundo exterior, es decir, lo que está afuera del cuerpo. Por ejemplo, cuando sientes que tienes que limpiar la casa antes de que vengan visitantes: “Tengo que limpiar, todo tiene que estar impecable”. Mientras que a los visitantes realmente no les importa si tu casa está limpia, vienen a pasar tiempo contigo. Entonces, no es que a los visitantes les importe. Es un pensamiento interno de sentirte atada a algo, una obligación.
El yoga consiste en liberarte de toda esa clase de pensamientos, todos esos procesos, las etiquetas, los procesos de pensamiento condicionados, las ideas falsas, las ilusiones vanas o las historias que te creas en la cabeza, que te inventas en la mente, las actitudes mentales. Entonces, si logras estar y quedarte en el ahora, y tratas de dejar a un lado todas esas modificaciones de la mente, experimentarás el yoga y en parte sabrás lo que es estar en paz. La práctica física del yoga en sí te ayuda a preparar el cuerpo para la meditación.
Jamie DePolo: Eso es muy interesante, porque muchísimas personas solo piensan en la práctica física del yoga y se olvidan de los aspectos mentales.
Vicki Flannery: Por supuesto. Y no hace falta practicar una postura física para practicar yoga.
Jamie DePolo: Bien. ¿Y cómo encajan con eso los distintos tipos de yoga? ¿Cada uno prepara el cuerpo para meditar de una manera diferente? ¿Es así como funciona?
Vicki Flannery: Muchos de esos tipos surgieron a partir de diferentes personas que desarrollaron su propio estilo. El yoga “caliente” es muy parecido al yoga Bikram, cuyo creador armó una serie de posturas que creía benéficas en un entorno caliente, pero era una secuencia fija. El yoga caliente se parece mucho, pero quienes lo practican no pueden usar esa secuencia fija específica si no se lo llama yoga Bikram. Entonces, si modifican esa serie específica, tienen que llamarse de manera diferente, lo que habitualmente conocemos como yoga caliente. El yoga intenso o dinámico es muy parecido, pero está muy centrado en la fuerza, así que, básicamente, es una práctica más orientada a la fuerza. Se podría decir que la mayoría de los tipos de yoga simplemente provienen de linajes diferentes.
Jamie DePolo: ¿Hay otros tipos de los que te gustaría hablar antes de que continuemos?
Vicki Flannery: Vicki Flannery:El yoga Ashtanga se basa principalmente en enseñanzas antiguas. Consiste en una secuencia establecida de posturas que se hacen una después de la otra, cada una forma la base para la siguiente, y es una práctica muy fija. En Ashtanga, por lo general se practica la misma serie, de las cuales hay varias, y una vez que se domina una serie, se pasa al siguiente nivel. Luego está el yoga Vinyasa. La secuencia de posturas puede cambiar en Vinyasa, pero todas se suceden de manera muy fluida. Hatha es otro tipo de yoga, y tiende a ser más suave. Si vas a una clase en la que dicen practicar Hatha, podrías tener una clase introductoria más básica. También está Iyengar, una escuela muy orientada a la alineación. Utilizan un montón de elementos. Es muy física y mentalmente exigente. En realidad, se trata de asegurarte de tener la postura y la alineación correctas. Y realmente puede ayudar a cultivar la fuerza, la flexibilidad y la resistencia.
También hay otros tipos, como las clases reconstituyentes. En realidad, es un estilo de yoga más pasivo, que no requiere ningún esfuerzo. Se usan montones de elementos para acercar el suelo al cuerpo y ayudar a que se relaje por completo. Otro tipo es Kundalini. Puede ser una práctica más intensa. Te van a arder los músculos. Los ejercicios pueden consistir en distintas posturas y técnicas de respiración. Se emplean mantras. Tal vez también se utilicen mudras, que son cierres o llaves corporales. Todo eso está diseñado para ayudar a abrir los canales energéticos, aquietar y calmar la mente. Creo que esos son los tipos principales y, probablemente, los más conocidos.
Jamie DePolo: Bien. Mencionaste un par de beneficios del yoga para las personas diagnosticadas con cáncer de mama, y me preguntaba si podrías hablarnos más al respecto. Y para ti, personalmente, ¿hubo algunos aspectos del yoga que de verdad te ayudaron cuando estabas en tratamiento?
Vicki Flannery: Los beneficios del yoga son muchísimos. Es una práctica sumamente beneficiosa de muchas maneras. Algunos de los movimientos rítmicos y lentos que hacemos pueden ayudar a prevenir el linfedema. Así que si el linfedema es un problema, muchos de los movimientos rítmicos ayudan a que la linfa se mueva por todo el organismo, y eso puede ser muy bueno. Desde ya, otro beneficio es el control del peso mientras recibimos tratamiento para el cáncer de mama. Algo que esperaba era adelgazar y pensaba: “Bueno, al menos voy a bajar unos kilos”. Y mi médico me dijo: “No, probablemente engordes”. Fue una sorpresa desagradable. El yoga puede ayudar con eso, desde ya, porque te mueves, y hay estudios que demuestran que las personas que hacen yoga tienden a ser más conscientes de lo que comen. Algo parecido sucede con la menopausia, ya que sea que estés por llegar o que ya estés allí. La realidad es que no quemas tantas calorías. Necesitas ser más consciente de los que comes, así que en ese aspecto, el yoga puede ayudar. Y por supuesto, vas a tener más fuerza porque fortaleces todos esos músculos abdominales, las piernas, y con suerte, los brazos, el tórax y la espalda.
Así que esas son algunas mejoras que puedes lograr. Tal vez descubras que empiezas a dormir mejor, porque el yoga puede ayudarte a tener calma interna y una sensación general de bienestar en el alma. Entonces, a medida que te sientas más calmada, en especial cuando enfrentas el diagnóstico, a medida que tratas de aliviar la ansiedad y el estrés que puedas tener debido al diagnóstico, el yoga puede ayudarte a dormir mejor. Te ayudará a sentirte menos cansada. Creo que hubo estudios que demostraron que el movimiento y el ejercicio físico durante el tratamiento ayudan a aliviar la sensación de fatiga y agotamiento.
Puede estimular el sistema inmunitario, porque cuando te mueves, haces circular la linfa por todo el organismo, algo que en buena parte ayuda al sistema inmunitario a librarse de las toxinas y de cualquier cosa que se pueda estar acumulando, como virus y cosas por el estilo. También reduce la inflamación a medida que disminuye el estrés. Reduce el cortisol, y a medida que se reduce el cortisol, también disminuye la inflamación. De modo que también ayuda a aumentar la eficacia de la quimioterapia y de la radioterapia. Y esos serían los beneficios principales, en mi opinión.
Jamie DePolo: Bien. También mencionaste que te ayudó a estar mentalmente centrada y concentrada, si recuerdo bien lo que dijiste, cuando recibías tratamiento y lidiabas con el diagnóstico.
Vicki Flannery: Exacto. Así fue. Sentía que, mientras pasaba por todo eso, si no practicaba yoga a diario, no estaba tan calmada o centrada. Y durante la práctica, cuando pasaba por todos los análisis y soportaba la espera, la espera de los resultados de los análisis y de las biopsias, y tener que lidiar con el hecho de haber recibido este diagnóstico y no saber qué iba a ocurrir exactamente... Me ayudó a encontrar cierto grado de aceptación. Porque cuando practicas yoga, te centras y llevas algunos de tus miedos subconscientes al nivel consciente y los enfrentas, te sientas y miras hacia adentro y te metes en el cuerpo por un rato y aceptas lo que te sucede... Te ayuda a encontrar ese grado de aceptación. Es como que aceptas lo que sucede, es lo que es, pasará lo que tenga que pasar. Decides dejarte llevar, y todo va a estar bien de una manera u otra.
Jamie DePolo: También mencionaste que algunas de las posturas pueden ser bastante intensas. ¿Hay algunas precauciones que deba tomar una persona diagnosticada con cáncer de mama y que esté en tratamiento a la hora de hacer yoga? Sé que a algunas personas les preocupa la postura del perro hacia abajo por los brazos si les extirparon muchos ganglios linfáticos, y también posturas como paradas de cabeza, de hombros, cosas por el estilo.
Vicki Flannery: En cuanto a las posturas, mi primera recomendación, siempre, es hablar con el médico. Pregúntenle: “¿Qué puedo hacer y qué debo evitar?”. Porque el médico conoce el tratamiento, lo que ustedes han hecho y lo que les han hecho. Así que podrían tener algunas recomendaciones, como: “Evita esto, pero puedes hacer esto”. Luego, si los atiende un terapeuta o especialista en linfedema, también pregúntenle, porque tal vez conozcan maneras o tengan recomendaciones para modificar la práctica de yoga y adaptarla a su situación. El linfedema es muy preocupante para casi todas las personas con las que hablo. Además, posturas como el perro hacia abajo pueden modificarse y se pueden evitar ejercicios donde los brazos soporten carga. También pueden usar las mangas, es decir, colocarse mangas de compresión a medida. Es buena idea usarlas cuando hagan ejercicio para ayudar a aliviar las molestias del linfedema.
La fuerza del tórax es otra preocupación. Para algunas personas, después de tener cáncer de mama conviene modificar las flexiones de pecho y hacerlas apoyando las rodillas hasta fortalecerse. Ustedes saben cómo les responde el cuerpo cuando ejercen presión adicional en los brazos. Si quieren probar los ejercicios de equilibrio de brazos, vayan de a poco para ir adquiriendo la fuerza necesaria. Tengan cuidado con las posturas que impliquen cargar mucho peso en los brazos, o todo el peso del cuerpo, especialmente al principio. Incorpórenlas de a poco en la rutina. No se esfuercen para hacer las posturas del mismo modo que el instructor porque, bueno, todos tenemos huesos, músculos y tendones, pero no somos todos iguales, y todos los cuerpos son diferentes. Algunas personas son hipermóviles y son capaces de moverse y alcanzar las posturas mejor que el resto, así que respeten su cuerpo.
Jamie DePolo: Bien. Y supongo que lo mismo se aplica para cualquier persona que esté practicando yoga en casa o usando una aplicación o videos. Tal vez no pueda hablar con el instructor, pero tendría que analizar las diversas posturas y pensar: “¿Puedo hacer eso? ¿Duele? ¿Me estoy haciendo daño?”. Y cosas por el estilo.
Vicki Flannery: Si van a usar una aplicación o videos, les recomiendo que elijan algo de buena calidad. Hay muy buenos instructores en Internet y hay algunos que tal vez no sean tan buenos para aprender lo básico. Antes de usar una aplicación o videos en línea, les recomiendo que vayan a una clase y realmente tengan una introducción al yoga para poder tener una instrucción más personalizada. Pero entiendo que eso no siempre está al alcance de todos. Para mí, una buena opción es Yoga With Adriene. Sus videos me parecen muy buenos. Repasa los aspectos básicos muy bien y los explica en detalle. Así que si buscan videos gratuitos en línea, sus cursos básicos son excelentes.
Jamie DePolo: Bien. Gracias por la recomendación. Dado que tú misma recibiste un diagnóstico, ¿hay ciertas posturas que no haces o que modificaste debido al tratamiento?
Vicki Flannery: Nunca pude hacer la rueda completa, así que nunca podré hacerla. Desde que tuve cirugía de mamas, no creo tener la capacidad. No sé si otras personas pueden, pero yo seguro que no, así que ni la enseño ni la hago.
Jamie DePolo: Bien. Y por si alguien no sabe, una rueda básicamente consiste en una flexión hacia atrás, en la que formas un arco, con las manos apoyadas en el piso detrás de la cabeza y los pies también apoyados en el piso, y la espalda en el aire.
Vicki Flannery: Correcto. Eso no es para mí. Otra postura que me gusta modificar es la mesa, es decir, ponerse en cuatro. Apoyo las manos y las rodillas, que es una postura de mesa con la espalda plana. Cuando voy a levantar el brazo para hacer una torsión desde esa postura, ya sea el brazo izquierdo o el derecho, me gusta mover la pierna del mismo lado hacia atrás unas 3 pulgadas (unos 8 cm). Al hacerlo, me permite abrirme y realmente sentir que logro la torsión, aunque el cuerpo probablemente no se tuerza más de lo que se torcería si solo levantara el brazo, pero siento como si me saliera mejor. Puedo levantar más el brazo y eso se siente bien. Esa es una modificación.
Trato de evitar la postura del perro hacia abajo. Sé que a muchas personas les gusta, así que quiero enseñárselas si es algo que está incluido en su práctica y si se sienten cómodas con esa postura. Pero trato de hacerla después de que todos estén listos y hayan calentado bien, porque no quiero que nadie sufra lesiones medulares o cualquier lesión relacionada por miedo al linfedema, ya que están en una posición donde soportan mucho peso con las manos y con los brazos.
Y con respecto a las flexiones hacia adelante, trato de enseñarlas con las rodillas flexionadas. La idea es apoyar el torso más sobre los muslos, de nuevo, porque a muchas personas les preocupa tener huesos frágiles y haber sufrido pérdida de densidad ósea después del tratamiento. Para no hacer tanto esfuerzo, es mejor flexionar las rodillas y apoyarse sobre los muslos, y creo que es una manera más segura de hacer una flexión hacia adelante.
Jamie DePolo: Definitivamente parece que hay modificaciones para casi cualquier postura. Y si una persona no se siente cómoda en una postura, puede hablar con el instructor sobre qué puede hacer en su lugar.
Vicki Flannery: Por supuesto.
Jamie DePolo: Sí, claro. Ya veo. De nuevo, eso sería más difícil con una aplicación o con videos. Pero me gusta tu recomendación de hacer una clase básica primero para después, si usas una aplicación o ves videos, saber qué posturas no puedes hacer y modificarlas.
Sé que enseñas yoga en un gimnasio donde realmente se centran en las personas diagnosticadas con cáncer o personas que tienen alguna enfermedad crónica. ¿Hay otros instructores o algún tipo de entrenamiento de yoga especializado para enseñarles a las personas diagnosticadas con cáncer? Me pregunto cómo alguien, que tal vez nos esté escuchando y quiera probar yoga por primera vez... ¿Cómo hacen para encontrar un buen instructor o una buena clase? ¿Los instructores se especializan en enseñarles a personas diagnosticadas?
Vicki Flannery: Sí, hay grados de capacitación especializada que pueden alcanzarse para que... La instrucción de yoga normal por lo general consiste en 200 horas de instrucción, pero eso no suele alcanzar para aprender en detalle todo lo que ocurre con una persona durante un tratamiento para el cáncer. Eso es algo que puede aprenderse mediante programas especializados de yoga terapéutico, que enseñan cómo modificar e incorporar posturas que cargan de energía y benefician a las personas diagnosticadas con cáncer.
La mayoría de esos programas pueden encontrarse en hospitales. Si buscas clases de yoga en cualquier hospital, es muy probable que en la lista tengan clases de yoga para pacientes diagnosticados con cáncer. Y algunos centros de yoga específicos cuentan con terapeutas que ofrecen clases especializadas en el mismo lugar, específicamente para personas que tienen cáncer.
Jamie DePolo: Eso suena bien. Entonces, para ir cerrando, me pregunto... Si alguien quiere probar yoga por primera vez, una persona diagnosticada con cáncer de mama y que haya recibido tratamiento, ¿qué le recomendarías que hiciera primero?
Vicki Flannery: Les diría que empiecen de a poco y vean cómo se sienten, cómo les responde el cuerpo. Avancen a su propio ritmo. Vayan al límite, es decir, lleguen a ese punto en que sienten que se salen de la zona de confort, pero luego aflojen y relájense un poco. No es bueno sobrepasar el límite y sentirse incómodas con lo que están haciendo. Todos los cuerpos son diferentes. Respeten y escuchen al cuerpo. Siempre que puedan, usen algún elemento. Si no se siente bien, entonces no lo hagan. Así de simple. Hagan pausas para descansar. Pidan ayuda siempre que la necesiten. Si están en un centro de yoga y algo no se siente bien, hagan señas: “Ayúdenme, esto no se siente bien”. A los instructores de yoga les encanta ayudar a las personas a sentirse bien con determinada postura o encontrar una modificación para que una postura le dé resultado a una persona en particular.
Intercedan en nombre propio. Si no quieren ajustes, háganselo saber al instructor. En algunos tipos de yoga, como Ashtanga, con frecuencia se les hacen ajustes físicos a los estudiantes, así que si van a clases de Ashtanga o Vinyasa y no quieren que les hagan ajustes, simplemente díganle al instructor. Porque a veces, el instructor puede aplicar la fuerza para que logres una postura, por ejemplo, si estás en la postura del perro hacia abajo, puede empujarte para que bajes más. Y según los medicamentos y tratamientos, es posible que tengas las articulaciones y los músculos más rígidos y tensos de lo normal. Así que, sabiendo que esforzarte para alcanzar una postura podría hacerte daño, intercede en nombre propio y diles que no quieres que te hagan ciertas cosas.
Jamie DePolo: Muy bien. Muchas gracias, Vicki. Valoramos tu tiempo y tus opiniones sobre el tema. Creo que esto será de mucha utilidad para nuestras oyentes.
Vicki Flannery: Buenísimo.
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