Lo que desearía que los demás supieran sobre el cáncer de mama (seno) diagnosticado a una edad temprana

Recibir un diagnóstico de cáncer de mama a una edad temprana puede ser una experiencia aislante. A veces, parece que ni siquiera las personas que hacen todo lo posible por apoyarte lo entienden.

Actualizado el 30 de octubre de 2025

Las personas jóvenes pueden enfrentarse a retos únicos tras el diagnóstico de cáncer de mama, como lidiar con los síntomas de la menopausia precoz o los problemas de fertilidad, y compaginar su tratamiento con intensos cuidados familiares y responsabilidades laborales.  

Muchas personas dicen que el diagnóstico les afecta de formas continuas e invisibles que quienes las rodean no siempre logran comprender. 

Pedimos a personas a las que se les diagnosticó cáncer de mama por primera vez entre los 18 y los 45 años que nos dijeran lo que desearían que otros supieran sobre la experiencia con el cáncer de mama a una edad temprana. Editamos sus respuestas para mayor claridad.

Cualquiera puede tener cáncer de mama 

“A menudo, los médicos no nos toman tan en serio cuando presentamos los primeros síntomas. A muchos nos descartan simplemente porque 'somos demasiado jóvenes'. Defiende tu salud porque nadie más lo hará”. —Courtney

“No hay nada que se pueda hacer para prevenir el cáncer de mama: es una tirada de dados, independientemente de los antecedentes familiares”. —Raiya

Read more of our series on being diagnosed young with breast cancer, and learn what people who developed breast cancer at age 45 or under wish they knew from the start.

Young woman looks at reflection in mirror.

La necesidad de la proactividad en la detección 

“Si tienes mamas densas, asegúrate de que te vea un ginecólogo que se mantenga atento (alguien que haga exámenes de mama muy completos, y que escriba un plan para que te hagas una mamografía anual, que de otro modo puede no estar cubierta por el seguro hasta que tengas 40 años). Las dos veces que tuve cáncer de mama, solo se detectó precozmente gracias a la mamografía y, más tarde, a una resonancia magnética de mama. Ahora hago las dos cosas anualmente”. —Jennifer

“No fue una batalla. No soy una guerrera. Acabo de pasar por algo y ahora estoy aquí”. —Ariana

“Lucha por hacerte una mamografía a los 40 años o antes. Yo no tenía mutaciones genéticas ni antecedentes familiares. Si sientes que algo va mal en tu cuerpo, hazte los análisis”. —Danielle

“Ojalá otras mujeres supieran que es posible tener cáncer de mama sin tener signos o síntomas físicos. Me tomó por sorpresa a los 42 años tras una mamografía de rutina. El cáncer se detectó pronto porque fui proactiva”. —Hilary

El cáncer de mama puede ser abrumador y agotador

“Tener cáncer de mama a los 34 años se ha convertido para mí en un segundo trabajo a tiempo completo. A 10 meses de mi diagnóstico, he acudido a más de 100 citas médicas relacionadas con el cáncer. Como madre trabajadora de dos niños pequeños, mi carga mental ya era considerable; con el cáncer, es sobrecogedora. Simplemente no me alcanzan las horas del día para estar ahí para mi familia o para mi carrera en un momento en el que necesito priorizar la salud”. —Terri

"No digas ‘estoy aquí si me necesitas’; haz algo, lo que sea, para ayudar." —Tarin

“Aunque parezca que estoy bien, que tengo energía y que no parezco enferma, eso no significa que este diagnóstico no me esté afectando. Estoy agotada y cansada y odio cómo me veo en el espejo. Lloro por quién era y por cómo me veía y me sentía. Me cuesta mucho esfuerzo levantarme cada día y llevar la vida lo mejor que puedo con esta bomba de relojería que tengo sobre mi cabeza. Mi consejo es que seas amable con la gente. No des por hecho que están bien y demuestra compasión”.  —Caroline

“Al principio pasé mucho tiempo fingiendo que todo iba bien para ayudar a otras personas a sentirse más cómodas, y eso puede llegar a ser agotador. El diagnóstico no solo me afectó mientras estuve en tratamiento; es probable que siga me afectando durante el resto de mi vida. Me está llevando tiempo y mucha energía adaptarme y asimilarlo todo”. —Lottie

“Experimento efectos secundarios del tratamiento a diario o semanalmente, como fatiga, náuseas, diarrea, estreñimiento y otros síntomas. Aunque pueden parecer bastante tolerables por sí solos, la combinación de todos estos síntomas se acumula, y uno se cansa rápido. El cáncer se conoce como 'la enfermedad invisible' por una razón, y no creo que la gente se dé cuenta de que se llama así no solo porque a menudo no parecemos enfermos, sino también porque a veces da la sensación de que los retos a los que nos enfrentamos son invisibles para quienes nos rodean”. —Lauren

Acércate a mí... con acciones o palabras 

“Tenía un niño de dos años y medio y otro de dos meses, y no poder cuidar de mi bebé fue lo más duro que tuve que enfrentar. No digas ‘estoy aquí si me necesitas’; haz algo, lo que sea, para ayudar. Pedir ayuda es muy difícil. Me costaba mucho pedir ayuda, pero la gente que simplemente hacía cosas por mí me hacía sentir bien”. —Tarin

“Ayuda mucho que la gente te pregunte cómo estás. He perdido amigos porque la gente tenía miedo de hablar conmigo o de preguntar cómo estaba”. —Carolyn

"Hay dolor, pero también agallas." —Caroline

“Una de las partes más duras de recibir un diagnóstico joven es darme cuenta de lo mucho que ha cambiado mi perspectiva de la vida, mientras el mundo a mi alrededor sigue moviéndose a toda velocidad. Ahora veo las cosas de otra manera. Siento que estoy en la mitad de mi vida, despierta a lo corta y preciosa que es en realidad. Pero esa conciencia puede incomodar a los demás. Algunos se distancian porque no quieren que se lo recuerden. Otros responden con lástima, tratándome como si fuera frágil. Lo que me gustaría que la gente supiera es que no busco compasión, sino conexión. Solo quiero que me vean, me comprendan y me apoyen mientras navego por esta nueva realidad”. —Jessica

“La gente no paraba de decir '¡solo dime si necesitas algo!', lo cual es un lindo pensamiento, pero realmente nunca se le ocurrió a nadie hacer algo”. —Jessica

El tratamiento puede cambiar tu vida sexual

“Ahora soy una mujer posmenopáusica de 31 años. Hola, sofocos, dolor en las relaciones sexuales, disminución de la libido y aumento de peso. En cierto modo, me identifico más con la generación de mis padres que con la mía. Eso no solo me aísla, sino que también afecta a mi vida sexual y a mi imagen corporal”. —Lauren

“Creo que los médicos no están realmente preparados para abordar las necesidades de las mujeres premenopáusicas. El trabajo, las obligaciones familiares, la sexualidad y los sistemas de apoyo son diferentes. Tenemos padres mayores que a veces necesitan nuestros cuidados o quizá niños pequeños en casa. Tres de los cuatro oncólogos que visité no abordaron en absoluto la salud sexual. Del mismo modo, para quienes salimos con alguien o somos sexualmente activas, nuestras mamas no son simplemente dos bultos bajo una camisa, sino una parte integral de nuestra sexualidad que debe tenerse en cuenta en las decisiones quirúrgica”. —Julie

“El 'después' es realmente lo más difícil. Todo el mundo espera que vuelvas a la 'normalidad' o asume que lo harás. Pero si recibes algún tipo de tratamiento de supresión hormonal, no estás ni cerca de lo normal. De repente, experimentas la menopausia debido al tratamiento, y sin haber sido advertida por los médicos acerca de los efectos secundarios. Nadie habla de salud sexual. Otro efecto secundario nada agradable es el cambio en tu apariencia (peso, cabello, piel), y resulta muy duro pasar por eso cuando apenas tienes 30 o un poco más de 40 años”.  —Anónimo

Cuidado con las palabras 

“[Me gustaría que los demás supieran que] ‘eres tan valiente’ no sirve de nada. Ese ‘lo vas s superar’ no es alentador. ‘Guerrera’ no es un cumplido. Literalmente, tengo que hacer esto para vivir. No es una elección mía”. —Tiffany

“Odiaba que me dijeran que era fuerte. Mi cuerpo estaba roto, literalmente”. —Tarin

“No fue una batalla. No soy una guerrera. Acabo de pasar por algo y ahora estoy aquí”. —Ariana

Para mí, el cáncer nunca terminó del todo

“La vida no siempre resulta tan agradable porque siempre tienes la sensación de que el cáncer puede volver a aparecer. Tuve que planificar mi vida en torno a los tratamientos durante todo un año y volver a como era todo antes del cáncer no parece algo posible”. —Jamie

“Me gustaría que los demás supieran que la cosa no termina después del tratamiento. La vida nunca será igual a lo que era antes del diagnóstico. Desde los continuos dolores quirúrgicos hasta el desgaste mental y emocional que supone perder el pelo, entrar en la menopausia, etc... Tenemos una nueva normalidad, pero seguimos teniendo la constante sensación sobre nuestros hombros de que somos bombas de relojería y que es cuestión de tiempo para que reaparezca”. —Michelle

“El 'después' es realmente lo más difícil. Todo el mundo espera que vuelvas a la 'normalidad.'"

“A menos que uno mismo haya tenido un diagnóstico de cáncer, no puede empezar a entender todo lo que conlleva, especialmente después. El trauma de un tratamiento agresivo perdura mucho después de que el pelo haya vuelto a crecer, de que el tratamiento activo haya terminado y de que una parte tan personal del cuerpo haya sido pinchada, punzada y extirpada. Es a la vez una bendición y una maldición ser tan hiperconsciente de lo que le está pasando a mi cuerpo. El escaneo constante de mi cuerpo interna y externamente es agotador. Por eso estoy ‘cansada’ todo el tiempo. Cada día es más fácil, pero me gustaría que la gente entendiera que nunca superaré el cáncer al 100 %”. —Carrie

“Es muy duro enfrentarse al cáncer a una edad temprana y reconocer las incertidumbres a las que te enfrentas para el resto de tu vida. Enfrentar un diagnóstico de cáncer de mama mientras se intenta sostener un matrimonio joven y criar hijos pequeños es una situación muy difícil, especialmente al pensar en cómo podría afectarlos”. —Jennifer

Ser joven y tener cáncer de mama me cambió

“Ojalá la gente entendiera que el diagnóstico de cáncer de mama a una edad temprana trastoca por completo la vida que creías estar construyendo, pero aun así hay que seguir adelante. Estoy criando a mis hijos, trabajando, tratando de estar presente, todo mientras manejo un cuerpo y una mente que siento que se han vuelto en mi contra. No solo se trata del tratamiento. Se trata del cambio de identidad, la incertidumbre y el costo invisible. La mayoría de los días, no parezco enferma. Pero navego entre el miedo, el cansancio y mil decisiones entre bastidores. Ojalá la gente supiera lo sola que te puedes sentir y lo fuerte que tienes que ser para estar presente de todos modos. Hay dolor, pero también agallas. Este diagnóstico no me quitó la esperanza. En todo caso, me ha hecho luchar más por la alegría, por la presencia y por la vida que aún puedo vivir”. —Caroline

“Lloras la pérdida de la persona que solías ser, pero por otro lado realmente aprecias más la vida después de un diagnóstico. Las cosas triviales ya no importan y tienes una perspectiva totalmente nueva de la vida”. —Hannah