Historias personales

“Tengo muchas amigas que han padecido cáncer de mama. Algunas se sometieron a una lumpectomía; otras se hicieron una mastectomía completa. Un tema común es la falta de buena información por parte de los médicos”.

“Vi esto como una prueba. Traté de aplicar la logoterapia para entender mejor esta terrible noticia”.

“Voy a hacer todo lo que pueda para estar para ellos y crear los recuerdos que no llegué a crear con mi madre”.

“Parecía que todo estaba bien: resultado negativo para BRCA1 y 2. Pero 2 semanas después, las otras pruebas amplias dieron positivo para mutaciones PALB2 y CHEK2”.

“Una vez que estoy activa y en movimiento, me siento bien durante varias horas; en algunos momentos, me siento increíble”.

“El cáncer de mama metastásico siempre está ahí; no me hace sentir abrumada ni me impide disfrutar la vida, pero es como una sombra que cubre todo”.

"Inconscientemente, me preocupaba una recurrencia local, pero no sabía que las cosas podían cambiar de manera tan drástica".

"Triple negativo no es una sentencia de muerte. Muchas de nosotras salimos adelante luego del diagnóstico".

“La vida después del cáncer de mama significa volver a lo conocido y también tomar algunas decisiones nuevas”.

“Aprende a dejar que las personas te ayuden. Esto no siempre es fácil”.

“Cuando hablaba con el médico, él se dio cuenta de lo baja que era mi autoestima en relación con las mamas y su objetivo fue darme exactamente lo que yo quería”.

“Siempre supe que, algún día, sonaría el teléfono y oiría la voz de un médico que me diría que tenía cáncer de mama”.

Me dijeron: “Tienes metástasis. Te quedan 2 años de vida, así que deberías comenzar a poner tus asuntos en orden”. Y yo les respondí que teníamos que idear otro plan.

“Comencé a seguir los ensayos clínicos después de mi diagnóstico por curiosidad, ya que quería conocer los posibles avances, y porque me preocupaba mi situación”.

“Gracias a las historias de los demás sobrevivientes pude mantenerme en pie durante mi lucha contra el cáncer de mama para llegar a la meta”.

“Los sentimientos de vergüenza y estigma me volvieron a invadir, y decidí hacer lo único que no se supone que haga: contarles a las personas sobre mi diagnóstico”.

“La idea se me cruzó por la cabeza... ‘¿Y si yo también?’. Tenía exactamente la misma edad que ella cuando la diagnosticaron por primera vez”.

“Ni el arrepentimiento ni las dudas cambiarían nada, pero ¿qué podía aprovechar de la situación?”.

“Tenemos que aceptar que no hay vuelta atrás. Es cuestión de limones o limonada”.

“Este diagnóstico horrible trajo muchas bendiciones ocultas”.

“Bugsy no me deja tiempo para detenerme y pensar en lo que me pasó”.