Ejercicio para personas con diagnóstico de cáncer de mama metastásico
En el podcast podrás escuchar a Sami explicar lo siguiente:
- Mensaje del patrocinador
cómo usar “minisesiones” alcanzables ayuda a comenzar a ejercitarse
- Mensaje del patrocinador
tres ejercicios que pueden hacerse en casa sin riesgos
- Mensaje del patrocinador
si las personas con enfermedad metastásica deberían “sentir que quema” al hacer ejercicio.
- Mensaje del patrocinador
cómo hablar sobre ejercicio con el oncólogo.
Sami Mansfield es consultora en oncología del ejercicio y medicina del estilo de vida.
Como fundadora de Cancer Wellness for Life, Sami ha dedicado su carrera a capacitar a los sobrevivientes de cáncer y a los médicos mediante programas innovadores basados en evidencia que mejoran los resultados sanitarios al tiempo que optimizan la rentabilidad. Con experiencia diversa en la práctica clínica, la investigación y la consultoría, ha sido pionera en estrategias de bienestar sostenibles que integran la IA, mejoran la accesibilidad y acortan las distancias en materia de equidad.
La experiencia de Sami abarca organizaciones sanitarias, centros oncológicos e iniciativas políticas. Es autora de pautas innovadoras, como las pautas de la ASCO sobre Ejercicio, nutrición y control del peso, y ha contribuido a la elaboración de numerosos planes estatales de control del cáncer. Actualmente preside el Grupo de interés de los miembros sobre el cáncer del Colegio estadounidense de medicina del estilo de vida, donde impulsa iniciativas que hacen hincapié en la conexión entre ciencia y aplicación. Sus programas orientados al paciente, como BUILD y My Lifestyle Shift, han tenido repecursiones en todo el mundo y transforman vidas a través de los pilares de la medicina del estilo de vida.
Sami, una experimentada conferencista y líder intelectual, inspira a las audiencias de todo el mundo a adoptar estilos de vida activos, destacando el poder transformador del ejercicio y el estilo de vida para prosperar no solo para sus pacientes, sino también para sus colegas.
— Se actualizó por última vez el 17 de agosto de 2024, 13:31
Este podcast es posible gracias al generoso apoyo de Eisai.
Jamie DePolo: Hola a todos. Soy Jamie DePolo, editora sénior de Breastcancer.org. La invitada de nuestro podcast de hoy es Sami Mansfield, quien comenzó su carrera como especialista en gimnasia para personas diagnosticadas con cáncer en 2003. La inspiración surgió hace 15 años, al trabajar con su primera clienta a quien le habían diagnosticado cáncer. Desde entonces, Sami dedicó su carrera a ayudar a personas con un diagnóstico de cáncer, de cualquier tipo y estadio, a llevar la mejor vida posible. La experiencia de Sami incluye el trabajo en centros comunitarios y hospitalarios de tratamiento del cáncer y en organizaciones sin fines de lucro, el desarrollo y asesoramiento para ensayos clínicos, y la participación como oradora ante pacientes y profesionales de atención sanitaria. Es instructora certificada de gimnasia especializada para personas diagnosticadas con cáncer y profesora de nivel 1 de CrossFit con una amplia experiencia en deporte y nutrición. Hoy hablaremos con Sami sobre el ejercicio para personas diagnosticadas con cáncer de mama metastásico.
Bienvenida al podcast, Sami.
Sami Mansfield: Gracias por invitarme, Jamie. Me emociona estar aquí.
Jamie DePolo: Para comenzar, ¿hay alguna diferencia entre el ejercicio y la actividad física? He visto que muchos estudios usan estos términos como sinónimos.
Sami Mansfield: Por supuesto. En realidad, ambos son importantes. Pero la gran diferencia es que la actividad física es cualquier cosa que hacemos para mover el cuerpo, ya sea prepararse para el día o hacer una caminata. Pero el ejercicio implica un plan, una finalidad, un objetivo o una intención.
Por ejemplo, al pensar en lo que ocurre a partir de un diagnóstico de cáncer, suelo explicar que, si alguien vive en la zona del Medio Oeste, como yo, y quiere viajar a Florida para escapar del invierno, no tiene sentido ir de un lado a otro de los Estados Unidos pasando por Minnesota y Nueva York. Irías directo a Florida. Lo mismo debería ocurrir con el ejercicio. Por eso es clave que cada persona defina qué es lo que le importa y comprenda que el ejercicio no es el mismo para todos y que distintos ejercicios producen diferentes resultados.
En los estudios se suele alternar entre las definiciones que se usan. A veces es difícil determinar si una persona hace un ejercicio específico, pero sabemos que podemos registrar toda la actividad que hace a lo largo del día. Creo que en los estudios más recientes se ha intentado distinguir entre distintos tipos de ejercicio, como una caminata o ejercicio aeróbico, o actividades de resistencia u otras modalidades como el yoga o el tai chi. Pero, a la vez, si los estudios son demasiado específicos, las recomendaciones también son muy específicas. Por eso es importante comprender ambos conceptos y saber cómo aprovechar cada uno.
Jamie DePolo: Si entiendo bien, en pocas palabras, podríamos decir que el ejercicio tiene un plan y un objetivo, mientras que la actividad física son las otras cosas que hacemos.
Sami Mansfield: Exacto. Por supuesto.
Jamie DePolo: Tengo una pregunta. ¿Hay estadísticas sobre cuántas personas con enfermedad metastásica se ejercitan y sobre cuánto se ejercitan?
Sami Mansfield: Buena pregunta. La primera sería: ¿cuántas personas con enfermedad metastásica se ejercitan? En realidad, no lo sabemos con certeza. Lo que sí sabemos es que, de todas las personas con diagnóstico de cáncer de mama, aproximadamente el 20 % sigue las recomendaciones para cualquier persona con un diagnóstico de cáncer. Esas recomendaciones son 150 minutos por semana de ejercicio moderado o 75 minutos por semana de ejercicio intenso, más ejercicios de fuerza y flexibilidad o elongación dos veces por semana. Lo que sabemos es que se ha demostrado que seguir las mismas recomendaciones que se usan para los estadios más tempranos de cáncer resulta seguro y eficaz para los casos de enfermedad metastásica.
Y creo que este es un dato muy importante. El hecho de tener un diagnóstico de estadio IV y que el cáncer se haya desplazado a otra parte del cuerpo no es impedimento para intentar cumplir esas recomendaciones de ejercicio. Donde creo que puede haber dificultades es en identificar el tipo de ejercicio adecuado y en cómo adaptar el ejercicio según las necesidades individuales. Y de eso justamente estamos hablando hoy.
Jamie DePolo: Creo que ya sé la respuesta a esta pregunta, porque supongo que los beneficios del ejercicio en casos de enfermedad metastásica deben ser similares a los beneficios para cualquier persona, con diagnóstico o no, y en cualquier estadio, pero ¿hay alguna ventaja específica del ejercicio para las personas con enfermedad metastásica?
Sami Mansfield: Estoy convencida de que hay algunas cosas que las personas con un diagnóstico de cáncer de estadio IV deberían tener en cuenta. Primero, que el ejercicio les da algo que pueden controlar. Si bien puede ser necesario adaptarlo si hay algún efecto secundario u otra limitación, sigue siendo muy importante que haya alguna cosa, como información y recursos, que la persona en tratamiento por cáncer de estadio IV puede controlar para mejorar cómo se siente día a día. Y, por supuesto, como ya dijimos, el ejercicio es una de esas cosas.
Por ejemplo, en el ámbito clínico evaluamos a los pacientes según una puntuación funcional, o qué pueden lograr en su vida cotidiana. Tener una mejor puntuación es muy importante cuando se evalúa a un paciente para algo como un ensayo clínico. Por eso, creo que no solo mejora la calidad de vida y la capacidad de conservar la independencia y otras actividades importantes para la persona, además de reducir otros efectos secundarios, sino que, mientras más alta pueda mantener esa puntuación funcional, más posibilidad tiene de recibir posibles tratamientos en el futuro. Una vez que esa puntuación funcional cambia, se puede perder la posibilidad de recibir un nuevo fármaco que pudiera surgir. Y creo que esta oportunidad es muy valiosa.
Además, el ejercicio es adaptable. Hay muchísimos tipos de ejercicio que logran diferentes cosas, y esos ejercicios pueden adaptarse fácilmente. Al menos así lo creo, aunque es cierto que cuento con ciertos conocimientos particulares. Pero, en general, creo que podemos encontrar ejercicios para casi cualquiera sin importar las barreras. Pueden ser ejercicios en una silla o en el agua, o con bandas o con peso corporal. Eso no importa. Considero que es algo muy empoderador cuando alguien está buscando un plan de ejercicio que se adecue a su vida.
Jamie DePolo: Me gustaría hablar sobre los ejercicios específicos que son más adecuados en casos de enfermedad metastásica. Pero también me pregunto, ¿depende del tipo de tratamiento que recibe la persona o de la ubicación de las lesiones de cáncer metastásico? Por ejemplo, si hay lesiones óseas, ¿hay limitaciones? ¿Sería recomendable el ejercicio con peso corporal? Me gustaría que compartieras lo que sabes de este tema.
Sami Mansfield: Por supuesto. Ciertamente depende de cada persona, de su funcionalidad y de la etapa de tratamiento, o quizás de las cirugías, los efectos secundarios y el manejo de síntomas. Por eso, animo a todos, no solo a las personas en tratamiento con las que trabajo sino también a los profesionales del ejercicio, a que tengan en cuenta cuatro factores.
Primero, cuál es el tipo de enfermedad, el estadio y el estado. Entonces, en el caso de una enfermedad en estadio IV que podría tener metástasis en los pulmones y los huesos, estos datos deben tenerse en cuenta al armar un plan de ejercicio.
Y, luego, también tener en cuenta en qué punto está la persona respecto de la enfermedad o el tratamiento. Por ejemplo, puede haber metástasis pulmonar, pero quizás sea de tamaño pequeño y no tenga un gran impacto sobre la capacidad cardiovascular, o quizás haya un enorme compromiso funcional. Realmente depende de cada persona.
A partir de entonces, podemos hablar de preferencias. ¿Cuáles son los objetivos y las preferencias del paciente? Generalmente les pido que elijan dos o tres principales. ¿El objetivo es aumentar la fuerza y el rendimiento diario? ¿El objetivo es mejorar el estado físico o adaptarse a un efecto secundario específico, como una neuropatía? ¿Qué se quiere lograr con el programa de ejercicio?
Y, el cuarto aspecto, ¿hay alguna limitación? Por ejemplo, preguntar si hay efectos secundarios, como una neuropatía, que provoquen dificultades de equilibrio, ya que hacer muchos ejercicios de pie o sostener una barra con peso por encima de la cabeza quizás no resultaría viable. ¿Hay acceso a un gimnasio? ¿Es necesario hacer ejercicio en el hogar? ¿Cuáles son las limitaciones?
Entonces esos cuatro factores son fundamentales, no solo para la persona sino también para quien indica el ejercicio, y es así como armamos un plan. Podríamos profundizar más, pero creo que eso es lo importante al hablar de casos de cáncer metastásico, debemos tener en cuenta esas cosas y saber que probablemente cambien con el tiempo.
Jamie DePolo: Quería hacerte una pregunta que, de cierta manera, está vinculada. ¿Hay ejercicios específicos que consideres adecuados para cualquier persona con enfermedad metastásica? ¿Hay (quizás no, me intriga) algunos estiramientos o movimientos básicos que pienses que cualquiera podría hacer e incluir en cualquier plan?
Sami Mansfield: Creo que hay tres movimientos realmente clave para el ejercicio y que considero que no tienen riesgos y son efectivos si tenemos el estímulo adecuado. El primero sería un movimiento similar al de sentarse en una silla y levantarse, lo que en gimnasia denominamos “sentadilla”. Todos tendrán necesidad de ir al baño, salir de la cama y otras actividades como ponerse los calcetines, el calzado o los pantalones. Por eso, es muy importante mantener fuertes esos músculos. Y, más allá de donde haya metástasis, sigue siendo un ejercicio muy seguro y efectivo.
El ejercicio para mejorar la zona central del cuerpo también es algo muy importante y también subvalorado. Para hacerlo podemos simplemente sentarnos al borde de la silla, configurar un temporizador y, por ejemplo, sentarnos durante plazos de 20 o 30 segundos concentrándonos en usar los músculos. No hay que apoyarse en el respaldo de la silla, sino activar el centro del cuerpo. Esto es útil para cualquier actividad, ya sea caminar, doblar o cargar una bolsa o un niño.
Otra recomendación que siempre hago es mantener la capacidad de levantar los brazos por encima de la cabeza hasta extenderlos completamente. El nombre técnico del ejercicio es “prensa de hombros”, y es de gran importancia para actividades como lavarse el pelo, colocar una taza en un estante elevado o poder estirar el brazo para alcanzar algo detrás del asiento del auto, por ejemplo. Una forma excelente de hacer este ejercicio es sentarse en una silla, si es más cómodo, o pararse contra una pared, colocar los brazos en un ángulo de 90 grados y, luego, subir los brazos hasta estirarlos de forma que la parte interna de los brazos quede cerca de las orejas. Es posible que noten que tienen dificultades posturales o que hace tiempo que no trabajan esos músculos debido a alguna cirugía o un tratamiento. Esos músculos pueden quedar muy tensos y luego provocar otros problemas ortopédicos, por ejemplo, en los hombros.
Entonces, más allá de la ubicación de la metástasis, hacer esos tres ejercicios todos los días marcará una gran diferencia en la movilidad y la funcionalidad, y todos pueden hacerlo sin riesgos.
Jamie DePolo: Si alguien tiene dolor vinculado con el cáncer, tal como ocurre con muchas personas con enfermedad metastásica, especialmente si hay metástasis en los huesos o si reciben inhibidores de la aromatasa, y siente dolor de articulaciones, ¿cómo puede hacer para distinguir entre el dolor vinculado con el cáncer y algún tipo de dolor vinculado con el ejercicio? Y, también, ¿las personas con enfermedad metastásica deberían “sentir que quema” al ejercitarse porque, si no, significa que no están haciendo nada? ¿Ese sería un objetivo adecuado para alguien con enfermedad metastásica?
Sami Mansfield: ¡Definitivamente! Creo que uno de los mayores errores de concepto es considerar automáticamente que cualquier persona con cáncer de mama metastásico es débil porque sabemos que los tratamientos y otros efectos secundarios que provocan malestar y reducen la actividad pueden llevar a una pérdida de músculo y fuerza. Entonces, aunque puedan estar más débiles, lo único que ocurrió con su masa muscular es que perdieron músculo.
Entonces, respecto de la pregunta sobre si tiene que “quemar”, diría que por supuesto. En mi experiencia con el ejercicio en personas con diagnóstico de cáncer, me concentro en la fisiología. Por lo tanto, uno de los principales objetivos para las personas con las que trabajo es que alcancen su meta de ganar fuerza y masa muscular. Por eso, esa sensación de ardor, como una quemazón breve, es el ácido láctico que indica que los músculos están trabajando. Ese dolor muscular que dura entre dos y tres días se llama dolor muscular de inicio retardado y se debe a unos pequeños desgarros en el músculo causados por la carga de trabajo, que le envían la señal al cerebro para que fortalezca esos tejidos. Entonces, que una persona tenga un diagnóstico de cáncer de mama metastásico no significa que su ejercicio deba ser más suave o fácil. Además, creo que todos sabemos que el cáncer tampoco es fácil. Por eso, es necesario encontrar la intensidad adecuada para sentir ese ardor pero sin una sobrecarga que provoque dolor durante varios días.
Volviendo a la primera parte de tu pregunta, esa sensación de que el ejercicio “quema” es buena. Es el ácido láctico. Sentir algo de dolor durante dos o hasta tres días si haces ejercicio intenso es normal. Si haces ejercicio y sientes dolor cuatro o cinco días después, aconsejaría que bajes la intensidad un poco y te concentres en la frecuencia más que en hacer una sesión de ejercicio intenso.
Lo más problemático, y ahí si debemos preocuparnos, es cuando el dolor se siente como una punzada, un dolor agudo como si las articulaciones se trabaran o alguien nos pinchara el músculo o la articulación. Eso sí es causa de atención y debe evitarse. No siempre está vinculado con el cáncer. Recordemos que, cuando hay un desacondicionamiento físico importante, las articulaciones deben soportar mucha carga y, a veces, no tienen la fuerza suficiente. Por eso, a veces es mejor retroceder e intentar volver a comenzar con un poco menos de intensidad. Pero, sin dudas, diría que buscar “que queme” y sentir algo de dolor es pertinente, sumamente beneficioso, incluso en casos de cáncer de estadio IV, y fundamental.
Jamie DePolo: Es muy bueno saberlo. En resumen, la idea es que el dolor agudo y punzante es malo, pero sentir un dolor moderado, como un ardor, en los músculos puede ser bueno.
Sami Mansfield: Sí. Por supuesto. Y muchas personas informan que ejercitarse más reduce el dolor constante de los medicamentos, como los inhibidores de la aromatasa, o esa molestias similares a cuando sentimos frío. Simplemente aconsejaría a todos que piensen en esos dos factores y que observen cómo se sienten después de ejercitarse para poder identificar esos dolores. Es posible que noten que un ejercicio determinado no les ayude físicamente y, entonces, pueden ir ajustándolo.
Jamie DePolo: ¿Indicas (no sé si es la palabra) distintos ejercicios para los diversos efectos secundarios del tratamiento? Por ejemplo, la fatiga es algo que se comenta mucho en nuestros foros de discusión como efecto secundario, y también el dolor de articulaciones y huesos. Si alguien quiere ejercitarse con el objetivo de aliviar esos dolores en lugar de cambiar su composición corporal, ¿qué ejercicios específicos recomendarías?
Sami Mansfield: Bueno, algo interesante es que el principal ejercicio que se recomienda abarca muchos de los efectos secundarios, y se trata del entrenamiento de resistencia. El entrenamiento de resistencia apunta a sobrecargar el músculo. Es posible que para muchos de quienes escuchen este podcast, sentarse y levantarse de una silla varias veces sea demasiado, mientras que para otras personas eso no resulte muy desafiante. En ese caso, podrían agregar resistencia física, por ejemplo, sosteniendo un peso o algún objeto.
Pero, volviendo a tu pregunta principal, la fatiga, que es el principal efecto secundario, se debe en gran parte al desacondicionamiento físico. Podríamos describirlo así: vas por la vida construyendo un motor enorme. Y, aunque quizás estés manejando un auto normal, tienes un motor que puede mover un camión enorme con un remolque. Luego pasas por una experiencia con el cáncer y sigues arrastrando el camión y el remolque, pero el motor ahora funciona como el de un auto europeo pequeño. ¡Como el de una podadora! Pero sigues arrastrando el remolque. Entonces, lo que necesitamos es fortalecer el motor. A comienzos de mi carrera, solíamos recomendar la caminata en todos los casos, pero luego comenzamos a observar que caminar no mejora ese motor, ya que al caminar usamos los mismos músculos que para las actividades cotidianas.
Entonces, si alguien ya tiene dificultades con todas esas actividades que forman parte de su vida diaria, le indico que deje de caminar. No hace falta ocuparse de eso de inmediato. Vamos a fortalecer el motor con un entrenamiento de resistencia. De esta forma, con el tiempo se aliviará la fatiga y podremos volver a la caminata y a sumar esos beneficios cardiovasculares, o armaremos un plan de entrenamiento de resistencia más orientado a lo funcional y, quizás, un poco más intenso.
Por eso, en gran parte, la mayoría de los ejercicios que recomendamos e indicamos se basan primero en el entrenamiento de resistencia, ya que necesitamos activar los músculos grandes para lograr esos beneficios vinculados con la fatiga, el metabolismo, el dolor de articulaciones, etc. Luego, el entrenamiento del centro corporal, que es la base de todo lo que hacemos. Y, por último, una vez que la persona se siente mejor y recupera la energía, agregamos el entrenamiento de resistencia. Si la persona tiene un objetivo, como caminar o correr una carrera de 5 km, agregaría el entrenamiento de resistencia. Lo fundamental es lograr que la persona se concentre en el entrenamiento de resistencia, eso está claro.
Jamie DePolo: Quiero profundizar un poco en el tema de la fatiga, ya que es el efecto secundario más habitual. Muchas veces, la gente dice: “Siento tanta fatiga que no puedo ni pensar en ejercitarme. No puedo levantarme del sofá. No puedo salir de la cama. No puedo ir hasta la cocina”. Sé que este efecto probablemente sea más psicológico que físico, pero ¿cómo puede motivarse una persona, o cómo puedes motivarla, cuando llega a un estado en el que ni siquiera se cree capaz de hacerlo?
Sami Mansfield: Y ese es el estado más frecuente, en realidad. Un cansancio tanto físico como mental. Creo que lo más importante es que la persona comprenda que no hace falta comenzar por seguir esas recomendaciones de ejercitarse 150 minutos por semana, sino pensar en dosis pequeñas y efectivas. Son como minisesiones de ejercicio.
Un consejo excelente: cada mañana, siéntate durante un minuto al borde de una silla o, incluso, al borde de la cama. Simplemente siéntate derecho. Aunque nos parezca que no estamos haciendo ejercicio, en realidad se ejercitan los músculos que necesitamos para todo lo que hacemos. Una buen comienzo sería de uno o dos minutos por vez. Repetirlo varias veces por día tiene mucho mayor impacto y es más fácil de alcanzar y mantener que intentar ir al gimnasio durante 20 o 30 minutos, o más.
Entonces, sería genial comenzar con dosis pequeñas. Comenzar con ejercicios que se hacen sentado es excelente. Con frecuencia escucho: “¿Ejercitarse sentado, Sami?”. Y mi respuesta es: “Hay que probarlo”. Incluso para mí, si estoy sentada y quiero aislar los músculos, sin hacer trampa y usar las piernas, necesito tener fuerza. Y es difícil, ¿no? Algo que se puede hacer es tomar un conjunto de latas de conserva y colocarlas cerca de una silla en el comedor. Luego, vas a la silla, haces diez repeticiones de un ejercicio y listo.
Creo que esos grupos pequeños de ejercicio, si se hacen con frecuencia a lo largo de un tiempo, ayudan a ganar la energía y la masa muscular que luego permiten seguir programas de ejercicio más largos y amplios. Pero, con frecuencia, no se comienza con estas dosis pequeñas. Un minuto puede marcar una diferencia. Levantarse, acercarse hasta una silla de respaldo duro y sentarse en ella genera más endorfinas que quedarse acostado en la cama.
Es necesario comprender que no hace falta hacer mucho ejercicio para ver los efectos, ya que las endorfinas se activan muy rápido.
Jamie DePolo: Ah, eso tiene mucho sentido y parece realmente alcanzable. No es como decir: “Me quedo aquí acostada. Estoy agotada. No puedo ni siquiera pensar en 120 minutos de ejercicio”. Es una gran idea.
Sami Mansfield: No. De ninguna manera. Hay gente que también pregunta si puede ejercitarse en la cama. Si bien no es malo, creo firmemente que destinar un espacio a ejercitarse, ya sea una silla de respaldo duro en otra habitación o un espacio de ejercicio donde poner el cuerpo en movimiento, es mucho mejor que hacerlo acostado en la cama. Puedes aprovechar la cama o el sofá para la relajación, pero luego desplazarte a otro lugar durante unos minutos para ejercitarte, ya que eso también entrena el cerebro, lo cual es muy importante, en especial en el estadio IV. Es sumamente importante.
Jamie DePolo: ¿Y cómo hace alguien a quien le diagnosticaron enfermedad metastásica para comenzar a crear un plan de ejercicio y cumplirlo? ¿Es algo que puede hacer por su cuenta? ¿O es mejor recurrir a un entrenador o alguien que se especialice en gimnasia para personas con este diagnóstico? ¿Cuál es tu opinión?
Sami Mansfield: Diría que se trata de una pregunta compleja. Creo que realmente depende de cada persona. Si alguien me pregunta a mí, le diría que comience por los ejercicios que ya conozca y que pueda comenzar a hacer en el lugar donde tenga menos limitaciones. Puede ser en casa o con un amigo, o como sea. Por supuesto que hay instructores maravillosos y profesionales en todo el mundo que pueden brindar una gran ayuda. Sin embargo, no siempre es posible esperar hasta dar con la persona ideal, ya que no hay tantos profesionales que tengan los conocimientos específicos que necesita alguien con un diagnóstico de enfermedad metastásica. A veces, debemos darle a las personas las herramientas para que prueben lo básico, bajen su preocupación respecto del cáncer e intenten hacer algún ejercicio todos los días.
También recomiendo llevar un diario o algún otro sistema de registro para anotar qué hiciste y cómo te sentiste, por ejemplo, si hubo algún dolor. Necesitamos ser flexibles, sabiendo que siempre puede haber cambios en los casos de enfermedad metastásica, ya que podrías estar esperando una exploración, recibiendo tratamiento o cambiando de medicación. Por eso, tener un plan que puedas modificar y adaptar es clave. Y, si puedes encontrar a alguien en tu comunidad que tenga el conocimiento o, al menos, la comprensión, empatía y comunicación, es ideal trabajar con esa persona, ya que aporta motivación y el aliento positivo que todos necesitamos y nos impulsa.
Jamie DePolo: Sé que te especializas en personas con diagnóstico de cáncer, aunque quizás no necesariamente con enfermedad metastásica. ¿Hay alguna asociación profesional para esto? ¿Dónde se puede encontrar a alguien con esa experiencia?
Sami Mansfield: El American College of Sports Medicine tiene un programa y una certificación como instructor de gimnasia para personas con diagnóstico de cáncer. Es el programa más riguroso que hay en los Estados Unidos. Primero hay que contar con una certificación de base como especialista en ejercicio clínico o entrenador personal y, luego, creo que son 500 horas de experiencia para poder presentarse al examen de esta especialización.
Las organizaciones todavía tienen mucho camino por recorrer, y trabajan a diario para mejorar. Si bien hay mucha información sobre ciertos tipos de cáncer o efectos secundarios de los tratamientos, al momento de indicar un ejercicio, la mayoría tenemos que aprender en la práctica. Regresando a tu comentario anterior, llevo casi 16 años en esto, por lo que mi experiencia con la enfermedad metastásica es mucho más amplia que la de alguien que trabaja en el área hace dos años en un entorno comunitario. Pero eso no significa que esa persona no tenga la capacidad, ya que no hay un lugar ideal donde buscar esa especialidad.
Yo comenzaría con una asociación como el ACSM y buscaría si en el directorio de instructores hay alguien de tu zona o alguien que pueda brindar un asesoramiento virtual, y que ofrezca ese acceso y conocimiento con los que puedas trabajar.
Jamie DePolo: ¿Y los centros de tratamiento tienen programas de ejercicios para personas con enfermedad metastásica? No estoy segura. Sé que en varios centros de tratamiento se están comenzando a incorporar otras áreas para hacerlos más integrales, pero no sé si el ejercicio está incluido.
Sami Mansfield: Es interesante. En mi opinión, la mayoría de las instituciones de tratamiento, grandes o chicas, se centran principalmente en los grupos de apoyo. Por supuesto que eso no está mal. Sin embargo, no veo tantos grupos de ejercicio como suponía que habría para 2019. Pero creo que algunos programas de algunos centros de tratamiento del cáncer los incluyen.
Supongo que, en general, estos grupos surgirán de personas como yo, que trabajan por su cuenta... Cada uno desarrollará su empresa o negocio y luego se asociará con un centro de tratamiento. Por mi parte, no estoy al tanto de ningún programa a gran escala que ofrezca un programa de ejercicio para personas con enfermedad metastásica, especialmente de mama.
Como decía, hay muchas comunidades de apoyo, pero no incluyen necesariamente el ejercicio dentro de sus actividades regulares. Quizás haya encuentros, y he ido a dar charlas a varios grupos, pero no los veo.
Recomendaría también explorar las opciones de rehabilitación. La rehabilitación oncológica es cada vez más utilizada y más multidisciplinaria. Trabajamos con muchos hospitales que contratan a nuestra empresa, y una gran asociación es incorporar la rehabilitación oncológica en el entorno clínico para garantizar un buen enfoque multidisciplinario que le ofrezca al paciente el mejor resultado y calidad de vida.
Jamie DePolo: Entonces, si alguien encuentra un instructor con quien quiere trabajar, aunque quizás no tenga tanta experiencia como tú (que tienes una muy amplia), ¿hay algunas preguntas que recomendarías que una persona con enfermedad metastásica le haga al instructor para confirmar que sabe de qué se trata la enfermedad metastásica?
Sami Mansfield: Por supuesto. Diría que hay un par de cosas muy importantes. Saber si el instructor tiene experiencia, no solo en cuanto a enfermedad metastásica, sino también con pacientes que reciben tratamiento para el cáncer, como quimioterapia o radiación, o si tiene experiencia con personas diagnosticadas con otros tipos de cáncer avanzado, aunque no sea cáncer de mama metastásico, u otras enfermedades crónicas. Porque entiendo que es importante encontrar a alguien que comprenda que no se trata de una carrera corta, en la que llegas a la meta y listo, ya que, en realidad, el cáncer de mama metastásico es una situación constante.
Lo que necesitas es encontrar una persona adecuada que pueda adaptarse y comprender que se requiere un enfoque a largo plazo, y que no tenga temor de trabajar contigo. Sugeriría preguntarle al instructor: “¿Qué harías conmigo? ¿Cuáles crees que son los tipos de ejercicios adecuados para mí?” Y así es posible tener una idea de cómo es esa persona y de cuán cómoda se sentirá intentando diferentes cosas contigo y haciéndote preguntas.
Lo fundamental que le diría a alguien que busca instructor de gimnasia es evitar a quienes simplemente te indican que uses la máquina elíptica o la bicicleta reclinada y nada más. Busca otra persona. Lo que necesitas es a alguien que te empuje de la forma adecuada y te aliente a fortalecerte, no alguien que te trate como un bebé y te mantenga dentro de una burbuja.
Ese sería mi principal consejo, aunque parezca anecdótico, se trata de algo empoderante y necesitamos alguien que sea un poco insistente.
Jamie DePolo: Hace falta alguien que no tema darte un empujón, pero que sepa cómo hacerlo adecuadamente.
Sami Mansfield: Exactamente.
Jamie DePolo: Por último, para cerrar, sé que a los oncólogos les gusta estar al tanto de lo que ocurre en la vida de sus pacientes. ¿Cómo debería alguien hablar con su oncólogo sobre el ejercicio? Estuve en una charla en el Simposio sobre Cáncer de Mama de San Antonio en diciembre pasado, y se presentaron un par de estudios sobre el ejercicio. Y todos los oncólogos decían: “Sí, es cierto. Deberíamos recomendarle el ejercicio a nuestros pacientes”. Pero, luego, todos admitían que no lo hacían y que no hablaban con sus pacientes sobre ejercitarse. ¿Cómo puede sacar el tema el paciente?
Sami Mansfield: Pienso que los pacientes pueden ir a la consulta con el médico y decirle que quieren ejercitarse. La conversación entre el oncólogo y el paciente debería tratar sobre las posibles preocupaciones, tal como si hay cardiotoxicidad por algunas clases de quimioterapia u otros efectos secundarios que el oncólogo necesite explicarle al paciente.
Un buen ejemplo sería un caso de metástasis pulmonar. La persona podría sentir que le falta el aire. El ejercicio provocará cierta sensación de falta de aire, pero creo que si la persona habla al respecto con su oncólogo, pueden tener una buena conversación sobre cómo se sentiría esa falta de aire. ¿Cuándo debería preocuparse si la sensación es muy intensa? Pienso que esa conversación sería beneficiosa para ambas partes, ya que el oncólogo aconsejará el ejercicio, pero también querrá ver los resultados clínicos. Y el paciente sentirá más respaldo para esforzarse un poco, ya que sabe que está bajo la observación clínica del oncólogo. Así que creo que es importante saberlo.
Estoy de acuerdo contigo. Trabajo con muchos médicos. Brindan mucho apoyo y quieren que todos sus pacientes se ejerciten, pero luego se acercan y me dicen: “Sami, ¿podrías decirles qué hacer? Yo no sé”. Y eso es algo muy relevante en los oncólogos... Admiten que no saben sobre el tema. Necesitamos más profesionales del ejercicio oncológico, algo que espero que siga creciendo. Me parece genial que los pacientes tengan esa comunicación con los médicos, ya que esos médicos comenzarán a notar que los pacientes están mejor en el aspecto físico y, probablemente, en el emocional. Y así los pacientes también pueden empoderar a los médicos para que indiquen ejercicio a más pacientes.
Creo que los pacientes serán quienes más impulsen esta tendencia en los Estados Unidos, no el hecho de que yo hable del tema. Que los médicos vean cómo mejoran los pacientes cambiará realmente la manera en que los tratan.
Por eso, aliento a todos a impulsar esta causa. Porque tendrán un impacto muy grande e importante, que también será un aprendizaje para los médicos, y eso es genial.
Jamie DePolo: Muchas gracias, Sami. Ha sido muy, muy interesante. Creo que esto será de utilidad para mucha gente.
Sami Mansfield: Muchas gracias por invitarme, Jamie.
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