La historia de Claudia: Un enfoque holístico para el tratamiento del cuerpo y la mente
Claudia De Pasquale es miembro de la comunidad Breastcancer.org en Benicia, California, EE. UU.
Cuando me diagnosticaron cáncer de mama a los 41 años, era la viva imagen de la salud, o eso creía. El diagnóstico de cáncer de mama positivo para receptores de estrógeno o para receptores de progesterona, negativo para HER2 en estadio I me tomó totalmente por sorpresa. Como madre de tres, mi vida era un torbellino de recogidas escolares, preparación de comidas y el constante bullicio del caos diario. Era una experta en hacer varias cosas a la vez, equilibrando las necesidades de mis hijos con las mías. ¿Pero el cáncer? Eso no estaba en mi lista de cosas por hacer.
La noticia me golpeó como un tren de carga y, de repente, me vi inmersa en un mundo de visitas médicas, tratamientos y la incertidumbre constante de lo que vendría después. Mis hijos, demasiado pequeños para comprender la gravedad, percibieron el cambio. Sus preguntas eran desgarradoras en su sencillez: “¿Vas a estar bien, mamá?” Intenté transmitirles toda la tranquilidad del mundo, pero la verdad era que no lo sabía.
Mi plan de tratamiento incluía una mastectomía seguida de cuatro ciclos de quimioterapia. Más tarde, opté por someterme a una mastectomía profiláctica y una reconstrucción SGAP bilateral inmediata para reducir el riesgo y recuperar la sensación de control sobre mi cuerpo. La terapia hormonal se convirtió en parte de mi vida diaria y le sumó otros desafíos a mi vida.
Seguí el plan de tratamiento inicial que me marcó el oncólogo, pero algo en mi interior me llevó a buscar una segunda opinión. No es que dudara de la experiencia del médico; simplemente necesitaba estar segura de que estaba haciendo todo lo posible, no solo por mí, sino por mi familia. Esa segunda opinión me brindó opciones que no había considerado y me abrió las puertas a tratamientos más acordes con mi cuerpo y vida.
Los efectos secundarios de la quimioterapia eran implacables. Fue entonces cuando decidí explorar las terapias complementarias para ayudarme a afrontar la situación. Empecé a tratar a la comida como una medicina y me centré en nutrir mi cuerpo con lo que necesitaba para curarse y recuperarse. La hipnoterapia me alivió la ansiedad y los miedos que me atormentaban constantemente, mientras que las prácticas de consciencia plena, como la meditación, me ofrecieron un espacio seguro para procesar mis emociones y encontrar la paz en medio del caos. Estas prácticas no solo aliviaron mi estrés mental y emocional, sino que me ayudaron a mantenerme presente y firme en un viaje que a menudo me resultaba abrumador.
Una de las partes más valiosas de mi viaje fue ponerme en contacto con otros sobrevivientes que se encontraban en una situación similar: con niños pequeños, luchando contra el miedo e intentando mantener una sensación de normalidad. Esas conexiones no tienen precio. Me brindaron la fuerza y la comprensión que solo alguien que ha recorrido el mismo camino puede ofrecer. Compartimos consejos, risas y lágrimas y así nos convertimos en el salvavidas de los demás en un mundo que a menudo nos resultaba aislante y abrumador.
Breastcancer.org me proporcionó recursos, apoyo e inspiración valiosísimos que me empoderaron para recorrer el camino con mayor confianza y esperanza.
Criar a un hijo cuando tienes un diagnóstico de cáncer es como caminar por la cuerda floja sobre un abismo, intentando encontrar el equilibrio entre estar presente para tus hijos y gestionar tu propio dolor y tus miedos. Había días en los que sentía que fracasaba en todo. Pero cada mañana me levantaba y volvía a intentarlo. Porque, ¿qué otra opción tenía? No luchaba solo por mí, luchaba por mi familia.
Si pudiera dar un consejo a alguien recién diagnosticado, sería el siguiente: transita el día a día y no tengas miedo de pedir ayuda. Defiende tu salud, busca segundas o terceras opiniones y no dudes en explorar terapias complementarias que te resulten útiles. Tu viaje es único y está bien que encuentres tu propio camino a medida que lo transites.
Mi experiencia con el cáncer me enseñó la importancia de defender mi propia salud y el valor de explorar todas las vías, desde los tratamientos tradicionales hasta las terapias complementarias. Es una lección que espero que mis hijos lleven consigo: que, a veces, la fortaleza significa pedir ayuda, buscar segundas opiniones y tomar el camino que parece correcto, aunque no sea el más fácil.
Esta experiencia me llevó a crear el blog https://www.mycancerdiaries.com (en inglés), una plataforma en la que comparto mi historia y recursos para inspirar y apoyar a otras personas que están transitando una experiencia similar. Me di cuenta de que si contaba mi experiencia, podría ayudar a acortar la curva de aprendizaje de las mujeres recién diagnosticadas, especialmente las que también son cuidadoras. Mi defensa no consiste únicamente en sobrevivir al cáncer, sino en superarlo y animar a los demás a hacer lo mismo.
A medida que avanzo, no solo me convierto en una sobreviviente. Soy madre, guerrera y defensora de la sanación integral. Mi historia no ha terminado; está evolucionando, como yo.