Afecciones mamarias benignas
Las afecciones mamarias benignas (no cancerosas) son crecimientos inusuales u otros cambios que ocurren en el tejido mamario y no son cáncer.
Tener una afección mamaria benigna puede causar temor al principio, porque los síntomas suelen imitar a los del cáncer de mama. El médico o tú pueden palpar un bulto o notar secreción por el pezón. O quizás se detecta algo en la mamografía que requiera más pruebas.
Cualquier cambio anormal en la mama puede ser un signo de cáncer y debe ser examinado. Sin embargo, muchos cambios suelen ser benignos. De hecho, las afecciones mamarias benignas son muy comunes, incluso más comunes que el cáncer de mama.
Aunque las afecciones mamarias benignas no sean cáncer, algunas pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de mama más adelante. Los expertos suelen agrupar las afecciones benignas en tres categorías, en función de si aumentan o no el riesgo de desarrollar cáncer de mama:
sin aumento del riesgo
leve aumento del riesgo
moderado aumento del riesgo
El médico y tú pueden elaborar un plan de seguimiento que funcione para tu diagnóstico. No se suelen requerir más medidas de las habituales para las afecciones que no aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de mama o que lo hacen de forma leve. Solo se recomienda la realización de las pruebas de detección de cáncer de mama para mujeres con un riesgo promedio.
Para las afecciones que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de mama en forma moderada, es posible que el médico te sugiera realizarte exámenes de detección con más frecuencia, como mamografías u otras pruebas por imágenes (ecografías o resonancias magnéticas). También podrían recomendar estrategias para reducir tu riesgo. Si tienes factores de riesgo adicionales de desarrollar cáncer de mama, como fuertes antecedentes familiares, entonces tu plan de acción puede ser distinto. Estas decisiones se toman según el caso particular. El médico puede ayudarte a entender tu riesgo de por vida de padecer cáncer de mama.
Esta sección incluye información sobre algunas de las afecciones mamarias benignas que se diagnostican con más frecuencia. (No hemos incluido todos los diagnósticos posibles. Existen muchísimos cambios en las células mamarias que se consideran benignos. Para más información, consulta a tu médico).
Signos y síntomas de las afecciones mamarias benignas
Hay muchos tipos distintos de afecciones mamarias benignas, pero todos provocan cambios inusuales en el tejido mamario. Algunas veces afectan el tejido glandular (el sistema de lobulillos y conductos que producen leche y la transportan al pezón). Otras, pueden comprometer el tejido de sostén de la mama, llamado “tejido estromal”.
Una afección mamaria benigna puede causar el crecimiento o la aparición de un bulto distinguible, que se puede palpar a través de la piel. O también se puede detectar algo inusual en una mamografía de detección.
En caso de tener síntomas, estos suelen ser similares a aquellos asociados al cáncer de mama, como por ejemplo:
dolor, inflamación o sensibilidad en la mama
un bulto que se puede palpar a través de la piel o el pezón
irritación en la piel
enrojecimiento o manchas escamosas en el pezón o la piel de la mama
dolor o retracción del pezón (lo que significa que parte del pezón parece hundido o metido hacia adentro)
secreción por el pezón que no es leche (el color puede variar: de transparente a amarillo, verde, marrón claro o, incluso, negro. Nota: Si ves solo secreción, aunque no tengas otro síntoma, habla con el médico. Por lo general, la secreción amarilla o verdosa es benigna, mientras que la transparente o de color té puede ser más preocupante. Sin embargo, ten en cuenta que cualquier secreción debe ser analizada).
Todos estos síntomas requieren una evaluación para descartar que su aparición esté relacionada con el cáncer de mama.
Diagnóstico de las afecciones mamarias benignas
Los exámenes y procedimientos utilizados para diagnosticar una afección mamaria benigna suelen ser los mismos que se usan para diagnosticar el cáncer de mama. Los objetivos del diagnóstico son los siguientes:
asegurarse de que el crecimiento u otro cambio detectado sea benigno
determinar si la afección se vincula con cualquier aumento del riesgo de cáncer
Posibles procedimientos:
Un examen físico de la mama y evaluación de la historia clínica: el médico examina las mamas y presta especial atención a la zona o zonas donde se ubica el bulto u otro cambio inusual. También completa una historia clínica detallada, que incluye tus síntomas previos y actuales, la salud general de la mama y cualquier factor de riesgo de cáncer de mama.
Pruebas por imágenes: Normalmente, se suelen utilizar las siguientes pruebas: la mamografía, la radiografía de la mama y la ecografía, para la que se emplean ondas sonoras de alta frecuencia con el objetivo de crear imágenes del tejido mamario. La ecografía es una buena herramienta para diferenciar los bultos llenos de líquido (llamados quistes) de los sólidos (que pueden indicar la presencia del cáncer u otra enfermedad benigna de la mama, como el fibroadenoma). Si las demás pruebas de imagen no proporcionan suficiente información, también puede realizarse una resonancia magnética (RM) de mama.
Análisis de la secreción por el pezón: si notas secreción por el pezón, se puede tomar una muestra para examinarla en el microscopio y buscar sangre u otra célula anormal. En algunos casos, se requieren pruebas adicionales para determinar la causa.
Biopsia: para la biopsia, se extrae una muestra de tejido que se examina en el microscopio. Por lo general, se realiza una biopsia con una aguja gruesa, que extrae un fragmento pequeño de tejido, o una biopsia excisional, que extrae tejido anormal de la zona.
El plan de detección dependerá de tus síntomas y del tipo de afección mamaria benigna que se sospecha que tienes. Quizás el médico no pueda adelantarte mucho sino hasta que tenga los resultados de las pruebas. Esperar es difícil, pero recuerda que las afecciones benignas son más comunes que el cáncer de mama.
En la mayoría de los casos, las técnicas actuales de diagnóstico por imagen son lo suficientemente avanzadas como para distinguir entre una afección benigna de la mama y un cáncer, señala el Dr. Alan Stolier (en inglés), oncólogo quirúrgico de mamas del hospital quirúrgico St. Charles Surgical Hospital y del centro de cirugía reconstructiva de mama Center for Restorative Breast Surgery de Nueva Orleans. "Si hay algo de la imagen que resulta sospechoso, daremos un paso más con la biopsia", afirma. "Si no recomendamos la realización de otra prueba, significa que tenemos un alto nivel de confianza en que es benigno".
Y agrega que, en algunos casos, el médico puede pedirle a la persona que regrese para hacerle otra ecografía u otra prueba por imágenes dentro de los seis meses. Eso no significa que le preocupe que el cambio en la mama pueda ser cáncer. Solo está tomando todas las medidas posibles para asegurarse de que la zona no presente cambios, que es lo que suele llevar tranquilidad. Sin embargo, la mayoría de las mujeres no necesitan más pruebas por imágenes. Cualquiera sea tu situación, no dudes en hablar con el médico para pedirle más información o buscar una segunda opinión .
“En ciertos aspectos, las afecciones mamarias benignas son más difíciles de llevar que el cáncer de mama", afirma Stolier. "Es entendible que las mujeres que sienten algo en su mama tienden a pensar que tienen algo grave". "Pero no hay nada maligno ahí".
Afecciones mamarias benignas que no aumentan el riesgo de cáncer de mama
Muchas afecciones mamarias benignas no aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de mama más adelante. Algunas de ellas provocan síntomas, mientras que otras se detectan en una mamografía o ecografía de rutina. Por ejemplo:
Afecciones mamarias benignas vinculadas con un aumento leve del riesgo de cáncer de mama
Algunas afecciones mamarias benignas están asociadas a un aumento leve del riesgo de padecer cáncer de mama. Todas estas afecciones implican un crecimiento excesivo de células mamarias que se asemejan bastante a las células sanas y normales. Las células tienen la apariencia típica y no se ven anormales (el término técnico es “lesiones sin atipia”).
El aumento del riesgo de desarrollar cáncer es tan leve que, en general, las recomendaciones sobre las prácticas de detección o seguimiento son las mismas. El médico podría recomendarte realizar mamografías anuales y adoptar conductas saludables que disminuyan el riesgo, como realizar ejercicio con regularidad, mantener un peso saludable y limitar el consumo de alcohol. (Para obtener más información, visita Riesgo y factores de riesgo). Sin embargo, tu riesgo de padecer cáncer de mama sigue siendo similar al de las mujeres con riesgo promedio.
Además, se tendrá en cuenta tu situación particular. El médico y tú pueden analizar tu diagnóstico benigno en relación con cualquier otro factor de riesgo bien definido que puedas tener, como antecedentes familiares o antecedentes médicos personales. Puedes decidir si quieres un plan de seguimiento diferente.
Las siguientes afecciones benignas están vinculadas con un aumento leve del riesgo de desarrollar cáncer. La mayoría se diagnostica luego de una biopsia del área sospechosa que apareció en una prueba por imágenes. En general, el médico clasificará la afección según la apariencia del tejido mamario en el microscopio.
Afecciones mamarias benignas vinculadas con un aumento moderado del riesgo de desarrollar cáncer de mama
Las afecciones mamarias benignas conocidas como “hiperplasias atípicas” están asociadas a un aumento moderado del riesgo de por vida de desarrollar cáncer de mama. Sin embargo, si te diagnostican hiperplasia atípica, tu riesgo de recibir un diagnóstico de cáncer de mama en cualquier año posterior sigue siendo bajo. El riesgo real de padecer cáncer de mama en el transcurso de tu vida depende de otros factores de riesgo de cáncer de mama, así como de la edad en la que te diagnosticaron la hiperplasia atípica.
“Hiperplasia” significa que hay un crecimiento excesivo de las células mamarias que también son “atípicas”, lo que quiere decir que tienen algunas, pero no todas, las características del carcinoma in situ (una forma temprana de cáncer de mama que permanece en el interior del conducto o lobulillo donde surgió). Estas células no son cancerosas, pero tampoco son completamente normales. A veces, también se las llama “neoplasias”.
Gracias al uso creciente de la mamografía de detección, las hiperplasias atípicas se están diagnosticando con más frecuencia que antes. Encontrar algo anormal en una prueba de detección llevaría a la biopsia y al análisis del tejido.
Si te diagnosticaron hiperplasia atípica, recuerda que es una de las afecciones que no representan cáncer de mama. Tampoco quiere decir que vayas a padecer cáncer de mama algún día. Lo que sugieren estas afecciones es la posibilidad de un aumento moderado del riesgo en ambas mamas, no solo en aquella donde se detectaron los cambios. Son un buen motivo para permanecer alertas a la salud mamaria y, quizás, consultar con un especialista en mamas. Incluso, la mayoría de las mujeres con hiperplasias atípicas no desarrollan cáncer de mama.
El médico y tú pueden analizar tu diagnóstico en relación con cualquier otro factor de riesgo de desarrollar cáncer de mama que puedas tener (como antecedentes familiares, antecedentes médicos personales o estilo de vida) y tu plan de seguimiento.
Hay dos tipos principales de hiperplasias atípicas:
Cambios mamarios benignos producidos por inflamación, infecciones, embarazo y otros factores
Existen otras afecciones mamarias benignas causadas por inflamación, infecciones, embarazo o, simplemente, otros cambios inusuales. Pueden provocar bultos, crecimientos, irritación, secreción inusual o dolor. Estas afecciones no están vinculadas con un aumento del riesgo de cáncer de mama, Incluso, los síntomas pueden llevarlos a ti y al médico a considerar el cáncer de mama como una posibilidad. A menudo se requieren pruebas por imágenes adicionales, como ecografía y mamografía e, incluso, puede ser necesaria una biopsia para confirmar que la afección sea efectivamente benigna.
Muchas afecciones mamarias benignas están asociadas a la inflamación, el dolor y la infección. Pueden presentarse zonas con enrojecimiento e inflamación en el pezón, la areola o la piel de la mama. Estos síntomas no suelen ser un signo de cáncer de mama. Sin embargo, si tienes algún cambio en la mama que persiste en el tiempo deberías consultar a un especialista en mamas. Las infecciones suelen mejorar rápidamente y resolverse por completo tras un par de semanas de tratamiento con antibióticos. Si tienes síntomas de inflamación e infección que no desaparecen, puedes pedirle a tu médico que descarte una forma rara de cáncer conocida como "cáncer de mama inflamatorio" (IBC, sigla en inglés). El cáncer de mama inflamatorio es una forma inusual, pero agresiva, de cáncer de mama que, en general, comienza con enrojecimiento e inflamación en la mama, en lugar de manifestarse mediante un bulto definido. Obtén más información en Cáncer de mama inflamatorio.
Otras afecciones mamarias benignas pueden causar síntomas inusuales que requieren más investigación. En general, estos síntomas no son los mismos que se presentan con el cáncer de mama.
Si has cursado un embarazo o has pasado tiempo con una alguien en esa situación, sabes que el embarazo y la lactancia provocan cambios importantes en las mamas. Las hormonas relacionadas con el embarazo aumentan el volumen y la densidad de las mamas. El cambio no es solo de tamaño: el tejido interno se vuelve más glandular y menos adiposo gracias al proceso de preparación para producir leche materna luego del nacimiento del bebé. Estos cambios en el tejido, junto con el acto de amamantar, hacen que el embarazo y el posparto sean períodos en los que se desarrollan muchos cambios benignos en las mamas.
Cuidados complementarios de las afecciones mamarias benignas
Generalmente, las mujeres a las que se les diagnosticaron afecciones mamarias benignas no asociadas a un aumento del riesgo de cáncer o asociadas a un aumento leve no necesitan seguimiento adicional, más allá de las pruebas de detección rutinaria con mamografías y exámenes clínicos anuales. Si te realizaron una cirugía de extirpación de un crecimiento, seguro deberás acudir a consultas para controlar la evolución.
Es posible que el médico te recomiende una prueba por imágenes (mamografía, ecografía o resonancia magnética [IRM]) y un examen mamario de seguimiento dentro de los 6 a 12 meses posteriores para controlar la zona. Si tienes un quiste, un fibroadenoma u otro crecimiento que no necesita extirpación, quizás el médico te recomiende controlarlo con exámenes mamarios y ecografía durante los primeros años como medida de precaución. O podrías volver directamente a las mamografías anuales.
Es posible que se necesite seguimiento más minucioso en los siguientes casos:
Tienes una afección benigna vinculada con un aumento moderado del riesgo de desarrollar cáncer de mama, como la hiperplasia atípica o el carcinoma lobulillar in situ.
Tienes una afección benigna vinculada con un leve aumento del riesgo de desarrollar cáncer de mama, pero tienes algunos factores de riesgo de cáncer de mama conocidos, como antecedentes familiares.
El médico y tú pueden determinar juntos tu nivel de riesgo y elaborar un plan adecuado para ti. También sería prudente realizar un seguimiento con un especialista en mamas con experiencia en afecciones mamarias benignas.
Tu plan puede incluir lo siguiente:
El médico y tú elaborarán un plan de detección específico para tu situación. En algunos casos, simplemente tendrás que autoexaminarte las mamas todos los meses, hacerte mamografías todos los años (a partir de los cuarenta años) y realizarte exámenes mamarios clínicos con el médico. También pueden recomendarte lo siguiente:
que comiences a realizarte mamografías antes de los 40 años
que te realices pruebas de detección adicionales, como ecografías o IRM de la mama, que pueden contribuir en la detección temprana
Que te realices pruebas de detección con más frecuencia (cada seis meses en lugar de cada doce) y que alternes el tipo de prueba en cada oportunidad; por ejemplo, mamografía e IRM.
Ciertos cambios en el estilo de vida pueden ayudarte a mantener tu riesgo de cáncer de mama lo más bajo que sea posible. Por ejemplo:
mantener un peso saludable
hacer ejercicio con regularidad
limitar el consumo de alcohol
comer alimentos nutritivos
no fumar (o dejar de hacerlo)
evitar o interrumpir la terapia de reemplazo hormonal
Si, debido a la afección mamaria benigna que te diagnosticaron y otros factores, tu riesgo de cáncer de mama es moderado, el médico puede recomendarte una terapia hormonal antiestrógenos. Al bloquear los efectos del estrógeno o reducir sus niveles en el cuerpo, estos medicamentos pueden disminuir el riesgo de desarrollar cáncer de mama positivo para receptores de hormonas. Por ejemplo:
tamoxifeno (nombres comerciales: Nolvadex, Soltamox)
raloxifeno (nombre comercial: Evista)
toremifeno (nombre comercial: Fareston)
exemestano (nombre comercial: Aromasin)
anastrozol (nombre comercial: Arimidex)
letrozol (nombre comercial: Femara)
fulvestrant (nombre comercial: Faslodex)
El tamoxifeno suele recomendarse en mujeres premenopáusicas o posmenopáusicas. Los otros medicamentos se utilizan generalmente después de la menopausia.
Estos medicamentos tienen efectos secundarios. Por eso, el médico y tú analizarán si los beneficios que brindan para reducir el riesgo son suficientes para justificar su administración.
— Se actualizó por última vez el 22 de agosto de 2024, 19:28