Lo que hay que saber sobre los viajes y el cáncer de mama (seno)
Puede que pienses que el cáncer de mama y las vacaciones no van de la mano, pero, en muchos casos, viajar durante la quimioterapia u otro tratamiento del cáncer de mama puede ser muy seguro y puede traerte beneficios tanto físicos como mentales.
“Alejarse durante un tiempo puede ser maravilloso para volver a empezar”, afirma Guy H. Montgomery, PhD y director del Programa Dubin de Psicología del Cáncer de Mama de Mount Sinai. “Es una suerte de evasión de todo lo que has tenido que cargar en los hombros”.
Así que, si estás pensando en un viaje, empieza a soñar (la investigación ha demostrado que el estado de ánimo mejora [en inglés] ¡solo por planificarlo!). Pero también es cierto que la forma de viajar después de un diagnóstico puede ser diferente de cómo has planificado los viajes en el pasado.
Primera parada: tu equipo médico
Las pautas de viaje para personas con cáncer de mama dependen del plan individual de tratamiento y de cómo esté respondiendo tu cuerpo. Así que, el primer paso para planificar el viaje debe ser siempre consultar a tu propio equipo de atención. Pueden aconsejar el mejor momento para viajar entre quimios u otros tratamientos, y también tendrán en cuenta cualquier intervención quirúrgica pasada o futura y las exploraciones programadas.
Tu programa de tratamiento determina mucho. La quimioterapia puede permitirte un descanso más largo entre sesiones, pero en el caso de la radiación, los plazos son más cercanos, así que, quizás, solo puedas ausentarte un fin de semana. Si eres parte de un ensayo clínico, puede que debas quedarte cerca de determinado lugar y respetar un cronograma. En muchos casos, el intervalo entre la intervención quirúrgica y la radiación puede ser un descanso oportuno. Y viajar antes de una nueva serie de tratamientos puede ser ideal, ya que no tendrás que enfrentarte a nuevos efectos secundarios que te sorprendan.
Si te diagnosticaron cáncer de mama metastásico, es posible que no veas ninguna interrupción clara en el tratamiento, lo que hace aún más importante que trabajes con los médicos para ajustar tu calendario de modo que te permita ir a una boda, a un concierto o a otra experiencia que te proporcione alegría y mantenga los vínculos con tus seres queridos.
Viajar después de una operación de mama
De nuevo, debes hablar sobre esto con tu equipo de atención. Las pautas al respecto varían, pero “los viajes siempre deben estar autorizados por tu cirujano”, aclara la Dra. Sarah P. Cate, jefa de la División de Cirugía Mamaria de Stamford Health y exdirectora del Programa de Vigilancia Especial y Mama de Mount Sinai.
Las personas que se someten a una lumpectomía suelen contar con unas cuatro semanas para recuperarse de la operación antes de empezar la radiación. Siempre que tu médico esté de acuerdo y no observe infecciones ni hematomas, puede ser una buena oportunidad para tomarte un tiempo. En su consulta, la Dra. Cate suele autorizar a las personas a viajar una a dos semanas después de la lumpectomía, con un plan de radiación en marcha.
Una mastectomía es más compleja, y la Dra. Cate recomienda que las personas reciban el visto bueno tanto del cirujano mamario como del cirujano plástico. Muchos médicos pueden recomendarte no volar después de una operación de mama si tienes drenajes; o puedes necesitar prendas de compresión para prevenir el linfedema. En un viaje por carretera, considera llevar una almohada para el cinturón de seguridad que te proteja el pecho y planea parar cada dos horas para estirar las piernas.
Si te vas a someter a una reconstrucción, la Dra. Cate recomienda no viajar durante las seis a ocho semanas posteriores a la intervención. “Y si necesitas radiación luego de la mastectomía, no recomendaría viajar hasta que veas también al oncólogo radioterapeuta y te diga que puedes hacerlo”, concluye la Dra. Cate.
Viajes y efectos secundarios del tratamiento
Los médicos también deben estar atentos a los efectos secundarios o afecciones que puedan condicionar tus planes de viaje. Tu sistema inmunitario no funciona bien durante la quimioterapia y los seis meses posteriores a esta, lo que suele significar saltarse los destinos en los que se requieren o recomiendan vacunas. Las vacunas “vivas”, como las del sarampión, están descartadas si estás con un cuadro de inmunodepresión.
Según la Dra. Cate, el tamoxifeno y otros medicamentos hacen que las personas sean más propensas a los coágulos sanguíneos. Así que, en un vuelo largo, “tendrás que levantarte y caminar varias veces o cada hora”, explica.
Si has desarrollado un linfedema, deberás tener especial cuidado. La ropa holgada de fibras naturales te brindará frescura y comodidad. Planifica vuelos cortos y pide un asiento de pasillo para poder moverte más y hacer los ejercicios de brazos que necesites. Si te han puesto una prenda de compresión, úsala durante todo el viaje, sobre todo cuando vueles. Lleva poco equipaje de mano (¡despacha una maleta si es necesario!) y utiliza una mochila en lugar de un bolso para colgar del hombro.
Incluso con estas preocupaciones, las vacaciones consisten en prosperar, no solo en sobrevivir. Para mantener altos los niveles de energía, algunos integrantes de nuestra comunidad sugieren pedirle al médico una receta de esteroides en dosis baja. (Como siempre, deberías hablar con el equipo oncológico antes de tomar cualquier medicamento para asegurarte de que no interfiera con tu tratamiento). Tu equipo de atención también puede recomendarte medicamentos o una alimentación especial para abordar problemas como la diarrea y las náuseas, de modo que puedas aprovechar el tiempo al máximo.
¿Qué tipo de viaje es el adecuado para ti?
Es importante que pidas autorización a tu equipo médico, pero es igual de importante que te preguntes qué tipo de viaje necesitas y con qué te sientes a gusto.
“En última instancia, tú eres quien más sabe sobre ti ―dice el Dr. Montgomery―. ¿Tienes todo listo? ¿Será divertido? Confía en ti. Puede que algunas personas no quieran salir de un radio de 5 km de su centro oncológico. Otras personas pueden sentir esa sensación de encierro y querer escapar.
Piensa en tus niveles de energía, que pueden ser más bajos, y considera quién podría acompañarte mejor en el viaje. Pregúntate: ‘¿Quién me va a hacer reír? ¿Quién es mi sostén?’. Estos son grandes candidatos a compañeros de viaje”. Pero a veces también se puede pasar un buen rato de relajación a solas.
Ten en cuenta las restricciones que te haya aconsejado tu equipo médico. El Dr. Montgomery sugiere que te preguntes cómo te sentirás si tienes que restringir un poco tus actividades en ese momento. Y agrega que es importante asegurarte de que estés realmente de acuerdo con cualquier concesión que tengas que hacer.
Pueden ser bastante básicas y guiarán tu planificación. “Evita beber mucho alcohol y prioriza la hidratación”, dice la Dra. Cate. Quizás ir a una gran ciudad de fiesta, por ejemplo, puede que solo te recuerde lo que no puedes hacer. Muchos cirujanos también desaconsejan meterse en una bañera de hidromasaje durante las seis a ocho semanas posteriores a cualquier tipo de operación.
Otros problemas frecuentes son la sensibilidad al sol causada por la quimioterapia y otros medicamentos. Los lugares nublados son tus aliados, y ten cuidado con las grandes altitudes, donde el sol es más fuerte. Si la quimio te está provocando el síndrome mano‑pie, elige un lugar que requiera caminar menos. Si tienes neuropatía periférica, programa muchos descansos para estirarte y hacer fluir la sangre.
Todas estas prohibiciones y autorizaciones (¿Náuseas? ¡Nada de cruceros! ¿Llagas o aftas bucales? ¡Nada de hacer el mapa de la pizza!) pueden parecerte restrictivas, pero no te rindas. Estos límites pueden orientarte hacia un destino o una actividad nuevos y emocionantes para ti.
¿Y si te arrepientes de haberte ido?
“A mitad del viaje, puedes sentir que la situación te supera y pensar que no deberías haber ido, sobre todo si intentas algo demasiado agotador”, dice el Dr. Montgomery. Pero esto es normal, y si ocurre, piensa en las cosas que te hacen sentir más feliz y te dan más sensación de control, y haz cosas que te reconforten. “Para empezar, sal de la habitación del hotel y tómate un té helado bien fresco”, sugiere.
Otra estrategia consiste en concentrarse en el destino y en todo lo nuevo. Visita un museo, prueba una actividad que no hayas hecho nunca (¿montar a caballo? ¿pintar con acuarelas?) o escucha música local.
Si te preocupa malgastar un viaje costoso en caso de que tu salud cambie de manera inesperada, ahí es donde entra en juego el seguro de viaje. Tendrás que contratarlo dentro de los 14 días posteriores a la compra de los billetes o afines, y asegurarte de leer la letra chica sobre la cobertura para personas con enfermedades preexistentes.
Qué debe llevar en la maleta una persona con cáncer de mama
Una buena preparación puede evitarte la ansiedad previa al viaje y el arrepentimiento a mitad de camino. Aquí tienes una lista inicial con sugerencias de nuestros foros de miembros:
Medicamentos recetados para todo el viaje, más algunos días extra, en pastilleros, empacados en tu equipaje de mano. Consulta el sitio web de la Administración de Seguridad en el Transporte (en inglés) para conocer las restricciones y lo que puede pasar por los escáneres.
Otros medicamentos que puedas necesitas para las náuseas, diarrea, estreñimiento, llagas o aftas bucales, sofocos, dolores de cabeza.
Resumen del historial médico, incluidos tratamientos recientes y alergias.
Copias de todas las recetas.
Pruebas de que tienes autorización para volar, en caso de ser necesario. Consulta la página web de la Autoridad de Aviación Civil (en inglés) del Reino Unido, por ejemplo.
Prueba de seguro médico y de viaje, con números de contacto.
Lista de proveedores médicos de la zona que vas a visitar.
Repelente de insectos (las picaduras pueden infectarse).
Calcetines de compresión, si vuelas.
Buen calzado para caminar (a las personas del foro les gusta el calzado marca Oofos [en inglés]).
Ropa que te resulte cómoda y te dé confianza, que puede incluso ser un traje de baño nuevo.
Sombrero de ala ancha, anteojos o gafas de sol y otro tipo de protección solar.
Por último, si has leído esto y te dieron ganas de escaparte o visitar a un ser querido, pero no sabes con certeza cómo podrías costearlo, consulta las distintas organizaciones sin fines de lucro y benéficas que ofrecen viajes gratuitos para personas con cáncer de mama (en inglés) y sus familias.
— Se actualizó por última vez el 20 de agosto de 2025, 14:59