Quimiocerebro: qué es la niebla mental y cómo tratarla
Si has notado desorientación o cierta tendencia a olvidar cosas desde que empezaste el tratamiento del cáncer de mama, tienes que saber que no eres la única persona a la que le pasa. La mayoría de los pacientes que reciben tratamiento contra el cáncer informan tener problemas relacionados con la concentración, la memoria y la capacidad para tomar decisiones, un conjunto de síntomas que suele denominarse quimiocerebro (también llamado en la medicina como deterioro cognitivo asociado al cáncer).
¿Qué es el quimiocerebro?
El quimiocerebro no es solo un efecto secundario de la quimioterapia. Puedes experimentarlo cuando recibes un diagnóstico de cáncer, después de una cirugía o durante o después de la radioterapia, la inmunoterapia o la terapia hormonal. Los síntomas incluyen los siguientes:
dificultad para recordar fechas o nombres
demoras para terminar las tareas que no solías experimentar antes
problemas de concentración
problemas para asimilar ideas nuevas
dificultad para encontrar las palabras adecuadas
Si te preocupan los síntomas del quimiocerebro, Timothy Ahles, PhD, psicólogo conductual y director del Laboratorio de Investigación Neurocognitiva del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering de Nueva York, recomienda que les cuentes a los demás lo que te ocurre y en qué podrías necesitar ayuda.
Los estudios sugieren que hasta el 75 % de las personas que recibieron un diagnóstico de cáncer de mama experimentan algún tipo de deterioro cognitivo relacionado con la enfermedad durante la quimioterapia.
“Para la mayoría de las personas que han sobrevivido al cáncer de mama, estos problemas no duran mucho, mejoran gradualmente y no hay efectos a largo plazo o permanentes”, afirma el Dr. Ahles.
Él debería saberlo: durante las tres últimas décadas, su investigación se ha centrado en comprender los problemas cognitivos asociados al cáncer y en encontrar nuevas formas de ayudar a las personas a controlar sus síntomas y reducir el estrés vinculado a la enfermedad.
“También hemos aprendido mucho sobre el quimiocerebro, y existen estrategias que pueden ayudar a las personas a controlar los efectos”.
¿Qué causa el quimiocerebro?
Las investigaciones sugieren que hay una serie de factores que pueden contribuir al quimiocerebro.
Un diagnóstico de cáncer hace que muchas personas sientan miedo, estrés y ansiedad. Todas estas emociones pueden dificultar la concentración y la claridad de pensamiento.
Algunas personas desarrollan depresión durante el diagnóstico y el tratamiento. Estos sentimientos duraderos de tristeza y desesperanza también pueden provocar que te olvides de las cosas y dificultar tu concentración.
La anemia, el dolor (y los medicamentos utilizados para tratar el dolor), la fatiga, los problemas para dormir y los cambios en el apetito, especialmente si pierdes el apetito, también pueden afectar tu capacidad para pensar y recordar.
La diabetes (así como la hiperglucemia) y la presión arterial elevada pueden aumentar el riesgo de desarrollar quimiocerebro y empeorar cualquier problema que tengas. Tanto los niveles altos de azúcar en sangre como la presión arterial elevada pueden dañar los vasos sanguíneos del cerebro y así reducir el flujo de sangre y oxígeno.
La inflamación crónica debida a la obesidad o a un trastorno autoinmune, como el lupus o la artritis reumatoide, también puede afectar a la capacidad de pensar con claridad al provocar cambios estructurales en el cerebro.
Además, los estudios han demostrado que ser físicamente débil o frágil puede contribuir al quimiocerebro. Las investigaciones también demuestran que las personas más activas tienen menos probabilidades de desarrollar quimiocerebro.
Según la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer, ser mayor, estar en la posmenopausia y consumir alcohol, cannabis u otras sustancias que afectan al cerebro aumentan el riesgo de sufrir problemas en relación con el pensamiento y la memoria.
Tratamiento del quimiocerebro: El ejercicio es beneficioso
Varios estudios, entre ellos muchos centrados en personas que reciben quimioterapia como tratamiento del cáncer de mama, han revelado que el ejercicio puede ayudar a reducir el riesgo de quimiocerebro y mejorar la función del pensamiento y la memoria.
Un estudio de 2024 sobre mujeres que iniciaban quimioterapia como tratamiento del cáncer de mama arrojó que las personas que también comenzaban un programa de ejercicios aeróbicos al mismo tiempo informaban de mayores mejoras en la función cognitiva y la calidad de vida en comparación con las que recibían la atención estándar.
Un estudio de 2021 dirigido por la Dra. Michele Janelsins, MPH de la Universidad de Rochester, reveló que las personas con diagnóstico de cáncer de mama que realizaban actividad física de moderada a intensa (por ejemplo, caminar a un paso ligero) durante 2,5 horas a la semana, unos 20 minutos cada día, antes de empezar y durante la quimioterapia, tenían una mejor función cerebral inmediatamente después de la quimioterapia que las personas que no hacían ejercicio.
“Aunque durante la quimioterapia su nivel de actividad física no fuera tan alto como antes, este efecto sobre su cognición se mantenía”, afirma Janelsins.
“La conclusión es que los datos hasta ahora sugieren que mantener un nivel lo más alto posible de actividad física puede ayudar a preservar el funcionamiento cognitivo a lo largo del tratamiento”, concluyó Janelsins.
No todas las personas que reciben tratamiento para el cáncer se sienten con fuerzas para hacer ejercicio. Pero si ese no es tu caso, ejercitarte antes y durante el tratamiento puede ayudar a aliviar los síntomas del quimiocerebro.
Michele Janelsins, PhD, MPH, es investigadora, profesora y jefa de la División de Cuidados de Apoyo Oncológico en el Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina, Universidad de Rochester en Rochester, Nueva York. La Dra. Janelsins estudia los efectos del ejercicio en el deterioro cognitivo asociado al cáncer.
Un estudio de 2021 dirigido por la Dra. Janelsins reveló que las personas con cáncer de mama que realizaban actividad física moderada a intensa (por ejemplo, caminar a paso ligero) durante 2,5 horas a la semana durante la quimioterapia o antes de esta presentaban una mejor función cerebral inmediatamente después de la quimioterapia que aquellas que no hacían lo mismo.
“Aunque durante la quimioterapia su nivel de actividad física no fuera tan alto como antes, este efecto sobre su cognición se mantenía”, afirma la Dra. Janelsins. “Además, observamos que las mujeres que mantuvieron las pautas de actividad física (150 minutos de actividad física de moderada a intensa a la semana) durante la quimioterapia presentaban también un mejor funcionamiento cognitivo después del tratamiento”.
Otro estudio que se publicará pronto dirigido por la Dra. Janelsins demostró que, aunque el ejercicio sea inferior a lo que se considera moderado, si se realiza durante la quimioterapia, ayuda a mantener mejor la atención.
“La conclusión es que los datos hasta ahora sugieren que mantener un nivel lo más alto posible de actividad física puede ayudar a preservar el funcionamiento cognitivo a lo largo del tratamiento”, concluyó la Dra. Janelsins.
¿Sabías que el ejercicio puede ayudar con muchos efectos secundarios del tratamiento del cáncer de mama, como el síndrome de quimiocerebro, la fatiga y la ansiedad? Nuestra serie de videos, Ejercicios para Aliviar los Efectos Secundarios, está diseñada especialmente para personas que viven con cáncer de mama, sin importar su estado físico o nivel de energía.
Más consejos para lidiar con la niebla mental
Los médicos no han encontrado un medicamento que trate directamente el quimiocerebro, pero hay varias formas de controlarlo:
Mantener la misma rutina diaria, algo que puede ofrecerte estructura y tranquilidad.
Minimizar las multitareas, si es posible, que pueden provocar confusión y estrés.
Dormir y hacer siestas, si puedes, que ayuden a tu cerebro a recuperarse y recargarse para que funcione mejor.
Mantén la mente activa: socializa con amistades, participa en actividades, haz voluntariados, resuelve rompecabezas o juega.
Utiliza una agenda, un anotador o tu teléfono para ayudarte a organizar tareas y responsabilidades.
Escuchar música, sobre todo instrumental, que puede no causar tantas distracciones mentales como la que incluye voces.
Meditao realiza otras prácticas de consciencia plena, como ejercicios de respiración, visualizaciones dirigidas, registro-diario , yoga y tai chi. Se ha demostrado que estas terapias complementarias ayudan a aliviar la fatiga, la ansiedad y el estrés, así como a mejorar el sueño y así ayudarte a concentrarte y pensar con más claridad.
Tomar los medicamentos para otras enfermedades, como la ansiedad y la depresión, según te los hayan recetado.
Evitar el alcohol, que puede alterarte el juicio e interactuar con los medicamentos que estés tomando.
Sigue una dieta con alto contenido de verduras, proteínas magras y fruta y bajo contenido de alimentos procesados. Los niveles inferiores a la media de ciertas vitaminas, incluidas las vitaminas D y B12, pueden contribuir al quimiocerebro. Si no sabes cómo hacer cambios en tu dieta, puedes pedirle al médico que te derive a una persona experta en alimentación que se especialice en nutrición oncológica.
Tómate descansos regulares: divide las tareas en partes más pequeñas y manejables, y programa periodos de inactividad regulares para descansar y reponer fuerzas. Las pausas breves pueden ayudarte a trabajar con eficacia y evitar el agotamiento.
Elige un lugar para colocar los objetos que se pierden, como las llaves o las gafas. Devuelve cada objeto a su sitio después de utilizarlo.
Haz las tareas que te resulten más difíciles cuando tengas más energía. Para algunas personas, puede ser a primera hora de la mañana. Para otros, puede ser después de almorzar o antes de cenar.
Lleva un registro de los problemas que tengas. Anota en un cuaderno o en tu teléfono el día y la hora en que notas los problemas y qué otras cosas están ocurriendo en ese momento. Llevar un registro de los medicamentos que tomas y de dónde te encuentras cuando tienes problemas puede brindarte pistas sobre lo que afecta a tu memoria. Esto también puede ayudarte a determinar las mejores horas para realizar tareas o acudir a citas importantes.
No trates de “aguantártelo”
Para algunas personas, el impacto del quimiocerebro es frustrante, pero manejable. Para otras, sin embargo, puede ser debilitante. Si el quimiocerebro te impide realizar las actividades cotidianas que te gustan, considera la posibilidad de contárselo a alguien de tu equipo médico. Es posible que tengan más ideas para ayudarte o que te pongan en contacto con ayuda adicional.
También puedes hablar con tus familiares y amigos sobre lo que está ocurriendo y lo que pueden hacer para ayudarte. Su apoyo y comprensión pueden ayudarte a relajarte y facilitarte la concentración y el procesamiento de la información.
Obtén más información sobre cómo minimizar los efectos secundarios de la quimioterapia .
Este contenido ha sido posible, en parte, gracias a AstraZeneca, Gilead, Lilly y Pfizer.
— Se actualizó por última vez el 29 de abril de 2025, 21:37