Ejercicio y cáncer de mama (seno)
Hacer ejercicio con regularidad es importante para estar lo más sana posible. La actividad física puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Y, si te lo diagnosticaron, el ejercicio puede reducir el riesgo de que el cáncer vuelva a aparecer (recurrencia). También puede ayudar a aliviar los molestos efectos secundarios del tratamiento, como la fatiga, el dolor, la depresión y el linfedema.
Mediante investigaciones recientes se ha demostrado que el ejercicio tiene tantos beneficios para las personas diagnosticadas con cáncer de mama que, en 2022, la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica aconsejó a los médicos que recomendaran la práctica regular de ejercicios aeróbicos y de resistencia a las personas que recibieran tratamiento para el cáncer.
Los beneficios del ejercicio
La investigación sigue descubriendo más beneficios del ejercicio. De hecho, son tantos que muchos médicos piensan que debería ser una parte fundamental de cualquier plan de prevención y tratamiento del cáncer de mama. Algunos han empezado a hablar del “ejercicio como medicina”. Las investigaciones también demuestran que los beneficios del ejercicio no disminuyen con la edad, lo que significa que el ejercicio debería formar parte de tu rutina diaria, independientemente de la edad que tengas.
Sabemos que las mujeres que hacen ejercicio tienen menos riesgo de desarrollar cáncer de mama que las que no lo hacen. Los médicos no comprenden por completo cómo el ejercicio disminuye el riesgo. Sin embargo, creen que mantenerte activa ayuda a regular la insulina y el estrógeno, las hormonas que pueden causar cáncer de mama. Mantener un peso saludable a través del ejercicio regular también puede ayudar a regular las hormonas, reducir la inflamación y mantener la salud del sistema inmunitario.
A través de varios estudios se ha demostrado que las mujeres que hacen ejercicio con regularidad tienen un menor riesgo de recurrencia y, también, menos probabilidades de morir de cáncer de mama. La comunidad médica tampoco entiende del todo este beneficio. Pero muchos creen que, como ocurre con el riesgo de cáncer de mama, puede tener algo que ver con mantener un peso saludable y las hormonas, como la insulina y el estrógeno, reguladas.
Un estudio de 2025 reveló que un mayor número de pasos diarios se asociaba a un menor riesgo de morir por cualquier causa entre las mujeres posmenopáusicas con antecedentes de cáncer. Las mujeres que dieron entre 5.000 y 6.000 pasos al día cosecharon los mayores beneficios; su riesgo de muerte se redujo en un 40 %. En lo que respecta específicamente a problemas cardíacos, se observó que por cada 2.500 pasos adicionales que se dan al día, el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular se reduce en un un 34 %.
Se ha demostrado mediante investigaciones que el ejercicio puede ayudarte a experimentar menos efectos secundarios del tratamiento y a reducir la intensidad de los efectos secundarios que ya tengas. El ejercicio beneficia a las personas de todas las edades a las que se ha diagnosticado cáncer. Estudios han demostrado que, con el ejercicio, se puede lograr lo siguiente:
disminuir la ansiedad
reducir el riesgo de linfedema
mejorar el funcionamiento físico
fortalecer los huesos
mitigar el dolor de articulaciones y huesos
En Ejercicios para aliviar los efectos secundarios, una serie de videos cortos, Sami Mansfield, entrenadora certificada en oncología y fundadora de Cancer Wellness for Life, muestra ejercicios para mitigar los efectos secundarios, como la fatiga y el dolor óseo y articular, y otros para personas con metástasis óseas. En este video, se centra en la ansiedad.
A medida que la mayoría de las mujeres envejecen, tienden a perder músculo y ganar grasa. La quimioterapia y los medicamentos de terapia hormonal pueden provocar una menopausia precoz. La disminución del estrógeno que es causada por la menopausia está asociada a una disminución de la masa muscular. Los ejercicios de fuerza pueden ayudarte a aumentar la masa muscular magra y a reducir la grasa corporal, de modo que te resulte más fácil llevar las bolsas de la compra, levantar objetos pesados o, solamente, hacer cosas en casa.
A medida que envejeces, pierdes masa ósea. Si te han diagnosticado cáncer de mama, mantener los huesos sanos es muy importante, ya que algunos tratamientos del cáncer de mama pueden provocar pérdida ósea. Además, las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de desarrollar osteoporosis después de los 50 años. La osteoporosis es una enfermedad ósea que debilita los huesos y los hace más propensos a quebrarse. Los ejercicios con peso, como trotar, caminar y el entrenamiento de fuerza, pueden fortalecer los huesos y retrasar la pérdida ósea.
El tejido cicatricial que se forma después de una operación de cáncer de mama, reconstrucción o la radioterapia puede hacer que los músculos de los brazos y los hombros se sientan tensos. Si después del tratamiento no usas el brazo y el hombro lo suficiente, los músculos de esa zona pueden perder flexibilidad. Con el transcurso del tiempo, los ejercicios de estiramiento, realizados con cuidado, pueden mejorar la amplitud de movimiento en el brazo y el hombro.
Tipos de ejercicios
Hay tres tipos principales de ejercicio: ejercicio aeróbico (como caminar o andar en bicicleta), ejercicio de flexibilidad o estiramiento y ejercicio de fuerza o resistencia (como levantar pesas o hacer flexiones). Cada tipo ofrece ventajas diferentes.
Hacer ejercicio sin riesgo
El ejercicio, tanto antes del tratamiento como durante y después de este, brinda muchos beneficios, pero es importante realizarlo en forma segura; en especial, durante el tratamiento o si el cáncer de mama se ha extendido a los huesos.
Los expertos del Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva (ACSM, sigla en inglés) afirman que el ejercicio es seguro durante todos los tratamientos del cáncer de mama y después de estos, siempre que se tomen las precauciones necesarias y se mantenga una intensidad baja. El ACSM congrega a expertos en ejercicio físico oncológico para que puedan revisar la investigación sobre actividad física en personas diagnosticadas con cáncer, así como la investigación sobre el ejercicio y la prevención del cáncer.
Tu capacidad para hacer ejercicio durante el tratamiento y después de este; en especial, después de una cirugía, depende de tu estado general de salud y de tu condición física antes del diagnóstico. Si antes de recibir el diagnóstico no hacías nada de ejercicio, te conviene comenzar despacio y con cuidado. Si antes del diagnóstico practicabas ejercicio de manera regular, entonces volver de a poco a tu antigua rutina puede ayudarte a que te sientas mejor. De cualquier manera, es importante que el médico te dé la aprobación antes de volver a hacer ejercicio.
Es posible que quieras consultar con un fisioterapeuta con experiencia en el diagnóstico del linfedema para que te realice una evaluación estructural antes de empezar a hacer ejercicio, ya sea después de la operación o durante otros tratamientos del cáncer de mama. Además de examinarte para ver si tienes linfedema, el fisioterapeuta puede buscar otros problemas que no estén relacionados con el cáncer de mama, pero que podrían limitar tu capacidad para hacer ejercicio. El fisioterapeuta también puede ayudarte a diseñar un plan de ejercicios que sea adecuado para ti.
La Sociedad Estadounidense contra el Cáncer apoya las recomendaciones generales de actividad física del Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva para las personas a las que se les ha diagnosticado cáncer:
Evitar quedarse inactivo y retomar las actividades cotidianas habituales lo más pronto posible después del diagnóstico y tratamiento
Participar en actividades físicas regulares
Comenzar despacio y aumentar la cantidad de actividad física con el tiempo
Realizar hasta 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa por semana
Hacer ejercicio varias veces a la semana durante al menos 10 minutos por sesión
Incluir entrenamiento de resistencia al menos dos días a la semana
Realizar ejercicios de estiramiento al menos dos veces a la semana
Si tienes un recuento bajo de glóbulos rojos (anemia) o falta de coordinación muscular (ataxia), no hagas ejercicio. También es buena idea evitar el ejercicio aeróbico si el recuento de plaquetas o de glóbulos blancos es bajo. Una plaqueta es un fragmento de una célula con forma de disco que ayuda al cuerpo a formar coágulos para detener el sangrado.
Si tienes dificultad para respirar, o sientes dolor o tensión en el pecho, deja de hacer ejercicio de inmediato. Infórmale a tu médico para que puedan trabajar juntos para desarrollar un plan de ejercicios que sea adecuado para ti.
Encontrar un entrenador diplomado
Si piensas hacer ejercicio durante el tratamiento para el cáncer de mama o después de este, en especial, entrenamiento de fuerza, sería conveniente que lo hicieras con estos profesionales:
un entrenador diplomado que tenga experiencia en trabajar con personas con diagnóstico de cáncer de mama
un fisioterapeuta capacitado en diagnóstico y tratamiento del linfedema
Un entrenador capacitado te ayudará a comenzar lentamente, te indicará qué precauciones debes tomar y te alentará, pero solo lo suficiente, no demasiado.
Es importante que el entrenador tenga un diploma otorgado por una organización nacional. Hay algunas organizaciones reconocidas y de renombre, como el Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva, la Academia Nacional de Medicina Deportiva y el Consejo Estadounidense del Ejercicio.
Un entrenador diplomado en entrenamiento para cáncer y ejercicio físico por el Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva se ha capacitado más para trabajar con personas diagnosticadas con cáncer. El programa de capacitación en cáncer y ejercicio físico del Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva capacita a los entrenadores para comprender cómo el tratamiento contra el cáncer, especialmente la cirugía y la quimioterapia, puede aumentar el riesgo de tener lesiones y otras complicaciones, como el linfedema. La organización también ofrece un buscador de programas de ejercicios que puedes utilizar para encontrar un entrenador certificado en oncología y programas de rehabilitación específicos para personas con diagnóstico de cáncer. Para obtener mejores resultados, ingresa solo la abreviatura de dos letras de tu estado.
Aunque para ser un buen entrenador no es necesario tener un título universitario, es útil tener un título en un campo de conocimiento relacionado con la fisiología del ejercicio.
Estas son algunas preguntas que puedes hacerle al posible entrenador:
¿Ha trabajado antes con personas diagnosticadas con cáncer de mama?
¿Tiene diploma de alguna organización? Si lo tiene, ¿cuál es la organización?
¿Tiene diploma de capacitación en ejercicios y cáncer?
¿Me puede dar los nombres de tres de sus actuales clientes como referencia?
Once maneras de mantener una rutina de ejercicios
Para muchas personas la parte más difícil de ejercitar es mantener una rutina estable. Una vez que se termina el entusiasmo inicial, es posible que te encuentres poniendo excusas para no ejercitar. A continuación verás algunos consejos para mantenerte motivada.
Si te gusta estar con gente, puedes anotarte en clases de yoga o en un club local de ciclismo o senderismo. Si te sientes mejor sola, prueba hacer caminatas en un parque o en algún lugar que tenga una vista bonita.
Un día camina y al día siguiente levanta pesas livianas. Andar en bicicleta, bailar, tomar clases de yoga, hacer cualquier cosa es mejor que no hacer nada.
A través de un estudio de 2023 se descubrió que solo tres o cuatro minutos de ejercicio vigoroso al día (como subir escaleras) parecían reducir el riesgo de cáncer. Si te cuesta encontrar tiempo para ejercitarte. Intenta subir y bajar las escaleras varias veces al día.
Si te comprometes a hacer ejercicio con otra persona, es más probable que sigas una rutina que si lo haces por tu cuenta. Además, puedes conversar con tu amiga y pueden motivarse mutuamente.
Piensa que el ejercicio es una parte necesaria de la vida, como respirar, dormir y comer. También puedes considerarlo una parte importante de tu plan de recuperación del cáncer de mama. Es lo que haces para mantenerte tan saludable como sea posible. Programa el ejercicio como lo haces con cualquier otra actividad importante. Agrégalo a tu lista diaria de tareas pendientes.
Algunos expertos afirman que es más probable que seas constante si haces ejercicio por la mañana. A medida que el día avanza, tal vez saques excusas para no cumplir con el programa o tengas demoras en tu agenda que te hagan difícil hacer ejercicios. Otra ventaja del ejercicio matinal: genera mucha energía para el día.
Si no puedes hacer ejercicio a primera hora de la mañana, hacerlos en el camino del trabajo a casa es la segunda mejor opción. Asegúrate de no ir antes a tu casa. Una vez que te cambias de ropa y te sientas, es difícil que te sientas motivada para salir de nuevo. Una ventaja del ejercicio después del trabajo: puedes deshacerte del estrés y los enojos del día.
El ejercicio hace que el cerebro libere endorfinas, que levantan el ánimo y hacen que todo el cuerpo se sienta mejor. También respiras más profundamente cuando haces ejercicio, lo que puede llevarte a un estado de tranquilidad y relajación.
Anota las estadísticas del ejercicio que sean importantes para ti: cuánto tiempo te has ejercitado, qué distancia has caminado (o corrido o andado en bici), cuánto peso has levantado y cuántas repeticiones has hecho. Ver el progreso puede ayudarte a mantenerte motivada para no abandonar.
Fija metas y, a medida que las logres, recompénsate. Cuando puedas caminar 30 minutos sin parar, podrías comprarte nuevos zapatos para caminar. Cuando sigas con tu rutina durante una semana, haz una maratón de tu programa de televisión favorito. Haz lo que sea mejor para ti.
Si estás realmente ocupada o te sientes débil, toma un descanso. Lo importante es que sigas esforzándote cuando recuperes las ganas.
Guía de recursos para hacer ejercicio
A continuación te brindamos algunos recursos que pueden ayudarte a crear un plan de ejercicios para que puedas revisarlo con el médico antes de comenzar.
La Dra. Sharon Cowden, pediatra, golfista y sobreviviente de cáncer de mama, y Janette Poppenberg, entrenadora de ejercicios para pacientes oncológicos certificada por el Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva y la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer, desarrollaron el programa Fuerza y Valor: programa de ejercicios para sobrevivientes de cáncer de mama.
La Sociedad Estadounidense contra el Cáncer ofrece una lista de ejercicios que las personas diagnosticadas con cáncer de mama pueden realizar en los primeros tres a siete días posteriores a la intervención quirúrgica. Cada ejercicio cuenta con una ilustración.
La Sociedad Estadounidense contra el Cáncer publica pautas actualizadas sobre nutrición y actividad física cada cinco años. Esta organización incluye un resumen detallado de las guías y un enlace a las guías completas elaboradas por profesionales de la salud.
LIVESTRONG en la YMCA es un programa de doce semanas de ejercicios en grupos reducidos para adultos a quienes se les ha diagnosticado cáncer. El programa existe en más de 791 sedes de la YMCA. Puedes obtener más información sobre el programa y cómo puedes llevar LIVESTRONG a la sede de YMCA de tu zona.
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